Mientras Rex Peterson, nacido en Canberra, se casó por primera vez con una australiana, no tuvo problemas legales, pero su segunda esposa era de islas Seychelles y la tercera de Filipinas, y de ella —tras cinco años de vida en común— está en proceso de divorcio.
Sin embargo, no pierde tiempo y ya anda de noviazgo con María Canales, otra filipina de 36 años de edad a la que piensa llevar para Australia, solo que funcionarios de Inmigración le han dicho que no puede casarse con otra extranjera hasta que una de las anteriores cónyuges fallezca, porque creen que esas uniones tienen el interés de traer a inmigrantes.
Pero el australiano de 66 años tiene cómo probar su amor —aunque no eterno—, pues la unión marital con la primera duró 18 años y con la segunda, 15.