Ocurrió en el aeropuerto de Fiumicino, en Roma. Un turista noruego en espera de un vuelo de regreso a su país, decidió matizar el aguardo con unas cervezas, sentado en la cinta transportadora de las valijas, y al dormir la borrachera quedó recostado sobre ella, hizo un recorrido de 50 metros y pasó por la máquina de rayos X en el área de control, donde una empleada de seguridad lo detectó y avisó a la policía. Por hacerse el bulto etílico, el noruego fue denunciado a la fiscalía por causar alarma.