El cuento infantil Ricitos de Oro, todo el mundo se lo sabe; pero en Jarfjord, Noruega, los ositos se tomaron la revancha. Una mamá osa y sus tres oseznos entraron en una cabaña y apachurraron nada menos que cien latas de cerveza. «Tuvieron una fiesta del demonio», dijo disgustado el dueño, Even Borthen Nilsen. «La cabaña olía a orín viejo, basura y osos». Camas, utensilios de cocina, horno y anaqueles fueron hechos pedazos y además se tomaron cada una de las golosinas: malvaviscos, miel y chocolate.