Parece cosa de comedia silente y no un caso CSI. La policía de Estocolmo busca a dos hombres que entraron en una casa, amarraron al dueño y lo amenazaron con un cuchillo, para salir volando con tres valiosas obras de famosos artistas. Pero si creían ser ladrones hábiles, el tiro les salió por la culata por no saber ni de arte, ni una simple ley física: los cuadros eran demasiado grandes para el carro pequeño de la huida. Una de las obras fue recuperada en el camino y las otras en un basurero cercano.