El cargamento de papas procedente de Alemania llegó sin ningún incidente hasta la planta procesadora griega de Atalanti, pero cuando estaban los tubérculos en la etapa de prelavado los empleados sintieron un sonido único y comprobaron que provenía de una «papa» bien diferente: una granada, sin detonador. A la noche otros obreros descubrieron una segunda granada de la Segunda Guerra Mundial, que había llegado en el mismo cargamento. Los expertos neutralizaron ambas y nadie se convirtió en puré…