James Russell, de 39 años, se fugó de una penitenciaría en el estado norteamericano de Washington. A la mañana siguiente, tocó a la puerta de una cabaña en un paraje remoto, para que le dejaran utilizar el teléfono, pero el vacacionista que la había alquilado era… ¡uno de los guardias de la prisión! Ambos se liaron a puñetazos y Russell logró escapar, solo para ser capturado poco después. ¡Qué puntería, compadre! ¿No había otra cabañita por allí…?