Edelmis Anoceto, el elogiado (a la izquierda), junto al también escritor Alberto Rodríguez Copa, el elogiante. Autor: Del Autor Publicado: 05/06/2025 | 04:01 pm
ENCRUCIJADA, Villa Clara.— Cuando el poeta, narrador, ensayista, editor y traductor villaclareño Edelmis Anoceto Vega recibió la noticia de que había ganado este año el prestigioso premio fundado por la entonces presidenta de la Casa de las Américas, Haydée Santamaría Cuadrado, hace 65 años, sintió esa extraña sensación producida por la mezcla de alegría y de asombro.
Nacido en 1968, este intelectual, quien ha residido en los barrios más notorios de la ciudad de Santa Clara, es el actual director de Violas. Revista Villaclareña de Literatura, y miembro del consejo editorial de las más variopintas publicaciones culturales de la provincia, estudió Licenciatura en Lengua y Literatura Inglesas en la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana. Allí pudo relacionarse con un grupo de estudiantes que compartían intereses literarios como Sergio Adrián Vitier, Gerardo Fernández Fe, los villaclareños Israel Domínguez y José Antonio Lago; en esa época también estaban por allá Félix Julio Alfonso, Pedro de Jesús López,
Maylén Domínguez y Yamil Díaz..., hoy todos reconocidos escritores. Era una época difícil (Período Especial), aunque, paradójicamente, muy propicia para que los jóvenes se interesaran por la literatura.
Como profesión Anoceto Vega ejerce actualmente la edición y el diseño de libros y revistas, pero también se ha desempeñado como promotor literario en instituciones como el Centro Provincial del Libro de Villa Clara y el Comité Provincial de la Uneac en su provincia. Su vida laboral ha estado siempre asociada a la literatura, los libros y la promoción. Lee desde que tiene uso de razón, pero su interés por la creación literaria comenzó a principios de los años 90, precisamente en la Universidad de La Habana.
Anoceto Vega atesora en su vitrina múltiples premios y reconocimientos como el Ser Fiel en 2016 y la Distinción Cultural El Zarapico en 2020. En 2017 fue seleccionado Presidente de Honor de la Feria Internacional del Libro en Villa Clara.
Otras de las profesiones dentro del mundo de la literatura que ejerce el autor de textos imprescindibles dentro del arco literario nacional como Mortgana (Poesía, Premio Calendario 2001, Casa Editora Abril, 2002), Imago Mundi (Poesía, Premio El Girasol Sediento 2001, Mecenas, 2002) y La cólera de Aquiles (Décima, Premio Literario Fundación de la Ciudad de Santa Clara, 2004, Editorial Capiro, 2005) es la traducción literaria. Ante la pregunta del porqué, señala: «La traducción literaria es una actividad que tengo en el mismo plano que mi escritura, y que es parte importante de mi carrera literaria, al punto de haber publicado ya 12 títulos traducidos de poesía y ensayo.
Considero que la traducción de una obra literaria es un ejercicio intelectivo que no tiene comparación con ningún otro en el ámbito de la literatura, sobre todo cuando se trata de poesía. La traducción me ha ayudado a ampliar mi noción de la literatura y a tener una mejor comprensión de su funcionamiento y su esencia».
Indudablemente, Edelmis no es solo ponderado por su don para la creación poética, sino igualmente por su prolija labor en otros campos dentro del ejercicio escritural. Sobre su trabajo como editor apunta: «Otro de mis intereses es el del mundo editorial, en ese sentido he trabajado prácticamente en todas las editoriales y publicaciones periódicas de Villa Clara: Umbral, Signos, Capiro, Sed de Belleza, Hacerse el cuerdo, Guamo, Brotes… y últimamente me contrato con otras editoriales cubanas y extranjeras.
En la actualidad dirijo Violas. Revista Villaclareña de Literatura, una publicación digital que fundé hace cuatro años y que auspicia el Centro Provincial del Libro en Villa Clara». Sin embargo, no duda en confesar que la poesía es la esencia de toda su creación. Debe ser por aquellas advertencias de Jorge Luis Borges de que la poesía era una forma de eternidad y belleza o la de San Agustín: «Si no me pregunta qué es, lo sé. Si me preguntan qué es, no lo sé», en tal sentido el autor de La cosecha y el incendio (Poesía, Premio Navarro Luna, 2005, Orto, 2006) y Desertor del cielo (Poesía, Premio Hermanos Loynaz, 2006, Ediciones Loynaz, 2007) revela: «La poesía es la esencia de la literatura, no concibo nada artístico que no contenga poesía.
Más que un género literario —que también lo es—, la poesía es para mí una energía edificante, es algo que he manifestado antes, pero que siempre sostengo. Nada en literatura me es ajeno, pero de alguna manera, ya sea implícita o explícita, la poesía está en todo lo que escribo. Y escribo poesía siempre: verso libre, décima, soneto. Quien como yo tiene en la escritura uno de los ejes centrales de su vida, sin el cual no podría concebirse, necesariamente siente una gran satisfacción al ver que ha podido contribuir, en alguna medida, a ese patrimonio inmenso que es la literatura. La literatura me ha traído extraordinarias alegrías, pero la mayor de todas es la de haber encauzado mi vida, de ser una compañía indispensable e irremplazable. Si hay algo que pondría en un altar —si es que alguna vez tengo un altar—, es la literatura».
Al referirse al cuaderno de cuentos premiados por la Casa de las Américas nos dice que La mujer que odiaba a los gatos es un libro que reúne 11 cuentos bien disímiles entre sí, los cuales escribió entre 2021 y 2024. El título es, evidentemente, una parodia a la novela de Leonardo Padura El hombre que amaba a los perros, pero la intención paródica queda solo allí, en el título. Se trata, explica, en cuanto a temas, de un libro muy serio, aunque siempre aparecerá algún pasaje jocoso. Hay cuentos muy extensos, otros muy breves, minicuentos, y cuentos medianos, por así decirles. Los puntos de vista del narrador varían de un cuento a otro, algunos apelan más a los diálogos, otros son más descriptivos, los hay de ambientes rurales, otros citadinos.
El lector notará que, más que una unidad, hilo conductor o coherencia en el conjunto, lo que existe entre las piezas es contraste. Si algo tienen en común es que no tratan la realidad cubana, son conflictos humanos puros que pueden tener lugar en cualquier contexto. Para Anoceto, la noticia del premio fue una gran conmoción, porque no lo esperaba. Siempre ha pensado que para un escritor es mejor ser reconocido sin premios que ser reconocido únicamente gracias a los premios. Sin embargo, según confiesa sonriendo: «No tengo nada en contra de los concursos literarios.
El Premio Casa de las Américas es un certamen de mucho prestigio no solo en Cuba, sino también en nuestro continente, convocado por una institución insigne y ejemplo en el trabajo cultural, arrastra mucha historia, grandes intelectuales latinoamericanos han estado cercanos a esa Casa y a ese evento desde hace 65 años. Sin dudas es el mayor logro de mi carrera como escritor, aunque no es un fin ni una meta, es solo parte de algo mucho mayor: la creación literaria».
Por último, al referirse al elogio recibido con motivo de su galardón, en voz del pedagogo, poeta y ensayista encrucijadense Alberto Rodríguez Copa en nombre del pueblo de los Santamaría Cuadrado, Anoceto Vega reconoció que, ciertamente, es muy significativo que esta actividad se celebre aquí, en Encrucijada, donde residió Haydée, pues para él: «esa mujer es un símbolo de cosas que muchas veces extraviamos. Siento una gran simpatía por su figura y su ejemplo. No sé si algún otro premiado en este concurso ha recibido este elogio aquí, si es así, comparto esa dicha, si no, pues es un verdadero privilegio que hayan tenido conmigo este gesto».