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Cumpleaños 65 a favor de la preservación del patrimonio

Los independentistas de la última Expedición Mambisa de la Guerra de 1895 desembarcaron en la madrugada del 26 en Caleta del Barco, en la Bahía de Matanzas

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— Con la inauguración de la Muestra del Mes dedicada a la última Expedición Mambisa de la Guerra de 1895, se conmemoró este viernes el  aniversario 65 del Museo Provincial Palacio de Junco.

El Licenciado Urbano Martínez Carmenate, museólogo de la institución por más de 40 años, rememoró pasajes sobre la fundación de la institución cultural matancera, considerada como el primer museo creado después del triunfo revolucionario.

Desde 1942 se exhortó al pueblo matancero a donar piezas para crear un museo en la ciudad de Matanzas, ya que carecía de una institución que atesorara la historia. A pesar del esfuerzo y el rescate de objetos no se contó con apoyo oficial, la habitual despreocupación del gobierno y la falta de un local impidieron su establecimiento definitivo.

Con la victoria de enero de 1959, el sueño se hizo realidad, el pueblo de Matanzas pudo tener su museo el 6 de septiembre de ese propio año, al abrir sus puertas en los bajos del Teatro Sauto. Sus piezas recorrieron otros inmuebles hasta que definitivamente se trasladan a la restaurada residencia de los Junco, en la Plaza de la Vigía.

El Palacio de Junco es un fiel exponente de la urbanización matancera del siglo XIX y debe su nombre al primer propietario, Don Vicente del Junco y Sardiñas.

Posee tres niveles, el primero fue usado como cochera, almacenes  y áreas para los esclavos; el segundo para oficinas, y el tercero como casa vivienda, con portales que también eran usados como miradores. En la actualidad tiene diferentes salas de exposición, oficinas y almacén de piezas museables.

En 1971 el local se hallaba en estado ruinoso, por lo que ante el peligro de derrumbe, los Junco trasladaron su residencia. El inmueble pasó entonces al Estado Cubano. Sobre la base de un proyecto elaborado por la Comisión Nacional de Monumentos se hizo el trabajo de cuidadosa restauración a fin de que el palacio sirviera de sede al Museo Provincial de Matanzas, abriendo sus puertas el 13 de diciembre de 1980.

El perfil actual del museo es polivalente, porque aunque sus colecciones de carácter histórico tienen un peso muy importante en sus fondos y en su exposición permanente, su desarrollo tiende a crecer en otras líneas que no son exclusivamente históricas, nos dice Yaisel Feria, jefa del departamento de animación cultural.

Pretende abarcar así colecciones que satisfagan a una gama más amplia de intereses, sobre todo en función de las necesidades de la educación. Pueden admirarse pertenencias de las más destacadas personalidades del país y conocer cómo se desenvolvieron las guerras por la independencia nacional en el territorio.

Destaca Yaisel Feria Sigas que el visitante en especial conocerá el nacimiento y esplendor de Matanzas, la cuna de literatos y artistas, de patriotas y científicos, de educadores y deportistas.

En la jornada se reconocieron a trabajadores que han consagrado su vida al museo por más de 30 años consecutivos, entre ellos Sonia Tabera Vinajeras, Ana Josefa Toledano Feria y Urbano Martínez Carmenate.

Olga Lidia González Monguía, investigadora de la muestra, se refirió a la última expedición de la Guerra de Independencia, una acción armada organizada por José Martí para lograr la definitiva independencia de Cuba.

El 14 de febrero de 1898 zarpó desde del puerto la Fernandina, en el sur de los Estados Unidos, el vapor Dauntles, conducido por el capitán John O´Brien, a quien los mambises por sus características denominaron Dinamita John.

A bordo venían un grupo de valientes y revolucionarios hombres decididos a reeditar lo que había sido práctica en estos años, pero esta vez a la costa norte de Matanzas.

Según González Monguía, esta fue la última expedición totalmente cubana organizada y financiada por la Delegación Cubana, dirigida por General de Brigada Emilio Núñez.

Trabajadores del Museo Provincial Palacio de Junco celebran 65 aniversario de la creación de dicha institución cultural. FOTOS:
Yaisel Feria

Añade que debido a las inclemencias del tiempo se refugiaron en Las Bahamas, donde permanecieron hasta el 19, fecha en la que continúan y horas después llegan a las costas cubanas por Camagüey, pero no fue posible dejar el alijo, por la fuerte marejada; luego salieron mar afuera y al siguiente día hicieron el desembarco por el Puerto Nuevas Grande, dejan parte del cargamento y un grupo de expedicionarios, pero por el mal tiempo hasta el 25 es que parten rumbo a Matanzas.

Este día todo el país estaba en alerta por la hecatombe del acorazado norteamericano Maine en el puerto de La Habana, con la mayor temeridad desembarcaba una expedición revolucionaria al finalizar de ese día o en la madrugada del 26 en Caleta del Barco, en plena Bahía de Matanzas, en un punto entre el Faro de Maya y la desembocadura del río Canímar.

Para prestar auxilio a los expedicionarios el general Pedro Betancourt dispuso que el general Clemente Gómez, con fuerzas de la brigada Norte recorriera los contornos del lugar por donde se anunciaba la llegada que debía ser el 20 de febrero pero el mal tiempo retrasó.

«Los expedicionarios estaban desorientados, el cargamento estaba atrás y ellos no podían indicar exactamente dónde quedó. El General Carlos María de Rojas por su cercanía fue el primero en llegar al lugar del desembarco. Los españoles conocieron de la llegada de la expedición, el general Molina puso en movimiento todas sus fuerzas y buscó todos los medios para arrebatar a los patriotas todo el cargamento», cuenta la investigadora.

La última expedición resultaba, según varios historiadores, la más peligrosa, pues los desembarcos anteriores habían tenido lugar en zonas intricadas de las costas de Oriente, o el sur de Las Villas.

Para homenajear a todos los hombres que participaron en estas expediciones por todo el país, y que arriesgaron sus vidas, el Consejo Nacional de Veteranos de la Independencia en 1925 levantó un obelisco, en el lugar exacto que marca el último desembarco, en Caleta del Barco. No obstante, el paso del tiempo y manos inescrupulosas fueron llevándose parte del mismo. Cuantiosos fueron los daños ocurridos, entre ellos la destrucción total del obelisco. La dirección de Servicios Comunales guardó tres de las tarjas, las cuales en el 2019 se trasladaron al museo y que son exhibidas como parte de la muestra del mes.

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