Arianna Delgado nos regala a Carmen en Viceversa. Autor: Alma Mater Publicado: 13/04/2024 | 08:42 pm
Arianna Delgado destaca como uno de los jóvenes talentos más convincentes en la escena actoral cubana. Con una sólida formación teatral, captó nuestra atención en producciones televisivas como Vuelve a Mirar y Los hijos de Pandora. Ahora, en Viceversa, nos regala a Carmen, un personaje que busca reconstruir su vida mientras escapa de un tumultuoso pasado, marcado por la violencia doméstica.
La elección de Arianna para interpretar ese rol no fue aleatoria. Dar vida a un personaje tan complejo, lleno de matices y con una profundidad emocional que requiere entrega total en cada escena para resultar creíble, demanda de una actriz como ella, quien desde sus comienzos tuvo claro en qué consistía este oficio.
Cierra los ojos y rememora su infancia. Era una niña con una energía inagotable, lo cual llevó a su madre a buscar en el arte una salida para canalizar esa vitalidad. «Mamá, ponga a la niña a gastar energía. No es que tenga hiperactividad, sino que es muy enérgica», recuerda Arianna que fueron las palabras del médico. Así comenzó su viaje en el mundo de las artes, primero con la danza en la casa de la cultura, para luego incursionar en otras formas de expresión, como el canto y la actuación.
Esa temprana pasión la llevó a participar en festivales e integrarse a grupos danzarios desde la enseñanza primaria. A los 13 años, descubrió el baile español con la compañía Sacramento, en Santa Clara, y se sumergió en el mundo del flamenco. «No quería ser otra cosa que no fuese artista», afirma Arianna.
A pesar de enfrentar limitaciones para su formación en danza en su ciudad natal, encontró en la actuación una oportunidad para seguir creciendo artísticamente. «En la escuela provincial de arte Samuel Feijóo, de Villa Clara no había danza moderna, que era el perfil más acorde a la danza española. Solamente había folclore y ballet profesional. Me presenté a las pruebas de actuación y aprobé. Básicamente, me vi obligada a enfocarme en la actuación».
El deseo de expandir sus horizontes la llevó a trasladarse a La Habana a los 18 años, para estudiar en el Instituto Superior de Arte (ISA). A pesar de dejar temporalmente la danza y el canto para enfocarse en la actuación, Arianna siguió llevando consigo su pasión por todas las artes escénicas. «Tenía que estar preparada para todo y, si ya sabía cantar, bailar y actuar, iba a explotarlo al máximo», asegura.
—¿Cuándo te acoge el medio televisivo?
—Cuando cursaba 4to. año en el ISA tuve la oportunidad de participar en un programa infantil dirigido por Jorge Oliver, además de algunas apariciones en el espacio Cuando una mujer. Sin embargo, mi verdadero debut en televisión, ocurrió en la serie UNO, bajo la dirección de Alberto Luberta. Más tarde, tuve el privilegio de formar parte del elenco de Tras la Huella en un episodio titulado Invitación a la muerte, donde interpreté a una francesa. Para este papel contaba con cierta preparación, ya que había regresado recientemente de Francia.
«He tenido la oportunidad de visitar ese país en dos ocasiones, ambas relacionadas con el teatro. En 2012 viajé como parte de una colaboración con un teatro de una ciudad francesa, para participar en el prestigioso Festival de Aviñón, uno de los eventos teatrales más destacados de Europa y el mundo. Allí me enfrenté a un gran desafío: tuve que actuar en francés, a pesar de no hablar el idioma en absoluto. Nunca lo había estudiado. La obra fue realizada antes en Cuba, pero los franceses tradujeron el texto a su idioma para las funciones en el Aviñón.
«Un mes antes de partir de viaje, recibimos el texto para aprenderlo en francés. Recuerdo que pensé que enloquecería. En ocasiones me quedaba dormida con los auriculares puestos, escuchando y escuchando francés. Nos vimos en la necesidad de buscar a un profesor de la Alianza Francesa para que nos ayudara, ya que no teníamos tiempo para aprender el idioma de manera convencional: simplemente teníamos que memorizar el texto tal como estaba. Gracias a ese festival, conseguimos una gira en 2014. Cuando regresé de ese viaje, recibí la llamada para interpretar el personaje de Marion en Tras la Huella».
—Tu formación es básicamente teatral…
—Sí. Cuando regresé de ese segundo viaje, me uní al grupo de teatro El Cuartel. Fue allí donde logré mi primer premio como actriz, un Adolfo Llauradó, gracias a la obra El Dorado, escrita por Reinaldo Montero. Durante la producción, Miguel Abreu, el director de Ludi Teatro, me descubrió y me ofreció la oportunidad de trabajar juntos.
«Ingresé a Ludi Teatro y con Incendio, la primera obra que presentamos en nuestra sede, obtuvimos el premio Caricato. Fue un reconocimiento muy gratificante que marcó el inicio de una etapa muy importante en mi carrera como actriz».
—¿Te mantienes vinculada al teatro?
—Sigo trabajando con El Cuartel y Ludi Teatro. El teatro siempre ha sido y seguirá siendo una parte fundamental de mi vida. En este momento me he volcado más hacia la dirección. Con el primero estoy dirigiendo una obra alemana llamada El círculo alrededor del sol, que se estrenará próximamente, y con el segundo, he estado a cargo de dirigir lecturas de obras holandesas como parte del proyecto Tentaciones y dolor: teatro contemporáneo de los Países Bajos, que se basa en un libro homónimo presentado en la pasada Feria Internacional del Libro de La Habana».
—Hablemos de las telenovelas. Con Vuelve a Mirar incursionas en este complejo género…
—Eso tiene mucho que ver con mi decisión de ser madre. Cuando quedé embarazada hice una revisión de todo lo que había hecho hasta ese momento. Me sentía satisfecha, complacida. Consideré la posibilidad de tomarme un tiempo y dar a luz. Aunque la televisión me atraía, siempre la vi como un medio difícil y complejo de acceder. No enfoqué mi vida o mi carrera en buscar oportunidades en ese medio. No pienso que sentarse en casa y esperar a que te llame un director o estar todo el tiempo haciendo castings sea la solución.
«Yo creo en el trabajo. Creo que, si estás trabajando, alguien te va a ver. De hecho, sucedió con Nido de mantis, una película en la que participé. Su director, Arturo Soto, me vio actuar en el teatro y me llamó.
«Cuando mi hija tenía un año y medio, pasé por la Casa Productora de Telenovelas y descubrí que estaban haciendo castings para Vuelve a Mirar. Me encontré con Julio César Ramírez, quien fue mi profesor en el ISA, y me pidió mi número. Aún no se había completado el elenco y me invitó a participar.
«Sandra, mi personaje, tuvo buena aceptación en el público. Con Ernesto Fiallo repetí en Los hijos de Pandora y soy parte del elenco de su próxima telenovela, junto a Tamara Castellanos en la dirección, Sábados de Gloria».
—¿Qué aspectos de Carmen te llamaron más la atención y cómo los trabajaste durante la interpretación?
—Lo que más me gustó del personaje fue que se alejaba de los anteriores, y lo trabajé siempre partiendo de mí, pero le añadí otras características. Es una mujer más sencilla y humilde, que busca constantemente sobrevivir y salir adelante, a pesar de estar huyendo de la violencia doméstica. Me atrajo especialmente esa constante evasión que experimenta y sus cambios de imagen.
—¿Cómo actuaría Arianna en una situación así?
—Fue complejo leer su historia e interpretarla. Comprendí que el miedo puede paralizarte e impedirte avanzar en la vida. Creo que Arianna sería más valiente y nunca hubiera permitido que la maltrataran de esa manera. Sin embargo, reconocí que la situación era muy difícil y no me atrevo a asegurar cómo reaccionaría. Lo que sí estoy segura es que denunciaría el abuso y lucharía por hacer justicia.
—¿Qué te llevas de tu experiencia en Viceversa?
—Me llevo el cariño inmenso de todo el equipo; realmente logramos una química excelente. El público ha recibido muy bien al personaje y puedo notar que gusta mucho. En cuanto a aspectos negativos, hasta ahora no tengo ninguno que mencionar, excepto que a veces leo comentarios muy tristes en las redes sociales de personas que han perdido la fe en el amor y no creen en una relación como la de Pilo y Carmen».
Arianna Delgado comprende profundamente la esencia del arte y la actuación. Para ella es una expresión más allá de las palabras: «Creo que el arte se siente más que cualquier otra cosa. Cundo entendí que ser buena actriz era más fácil que ser mala, me asombró mucho. Me di cuenta de que actuar bien es simplemente estar ahí con todo lo que tienes, entregarte por entero. El artista debe tener un punto de vista sobre todo de su entorno».
Arianna disfruta la compañía de sus seres queridos. Para ella, el bienestar reside en los momentos cotidianos y en el amor compartido con su familia: «Creo que la verdadera felicidad reside dentro de cada uno». Su momento preferido es simple y lleno de amor: «Cuando estoy acostada en la cama, con mi hija y mi esposo, mirarlos a ambos y hacerles cosquillas. No necesito nada más para ser feliz». (Fragmentos de la entrevista publicada en la revista Alma Mater)