Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Dos grandes de nuestra pantalla chica

Agnes Becerra y Marino Luzardo son un referente para las nuevas generaciones de locutores en Cuba

Autor:

Félix A. Correa Álvarez

Agnes Becerra y Marino Luzardo son dos consagrados locutores de la televisión, un medio al que ambos agradecen y sienten como su casa.

Agnes, en 1993, hizo su primera prueba de cámaras en Cubavisión Internacional; desde entonces, abrazó la locución y con su esfuerzo, vocación y profesionalidad escaló hasta la vanguardia de las locutoras del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana. Para ella, su quehacer en la pequeña pantalla ha sido una aventura:

«Con 19 años entré a la radio y nunca más me alejé de la magia de los medios. Luego llegó la televisión y decidí que ese sería mi camino. Después de tantos años entrando al mismo edificio, siempre me digo lo mismo: ¡Cuánto tiempo ya! De manera que este medio forma parte de mi vida y de la de mi familia también. Ha sido una experiencia única, enriquecedora, abarcadora y retadora.

«Tanto la televisión como la radio son medios muy tentadores y hermosos. Una vez que conoces su magia es difícil sustraerse del encanto que te proporcionan las cámaras. Pero exige disciplina, fundamentalmente cuando inicias tu carrera con las enseñanzas de grandes profesionales que, en mi caso, me educaron en la ética y el respeto no solo al oficio, sino a nosotros mismos.

«Es necesario tener seguridad, confianza y conciencia real que somos un referente para los telespectadores. En televisión hasta el maquillaje es un código, como un movimiento de manos, una mirada…; por lo que hay que exigirse mucho. Entrar a cada hogar es un compromiso moral que hay que asumir siendo consecuentes con lo que se piensa y siente.

«Los profesionales de la televisión deben mantener siempre el compromiso de repensar de forma consciente y práctica sus maneras de hacer, escuchar a los más veteranos que aún están con nosotros y velar porque esta no pierda su esencia, su glamour y sus valores. Que eduque y fortalezca sus mensajes, que sea más dinámica y efectiva, aunque siempre existirán críticas. También es esencial prestar atención a los jóvenes y trabajar para ellos y con ellos, pues sus ideas oxigenan y alegran.

«Yo adoro mi oficio, aunque ahora desde otro frente, y agradezco a la televisión infinitamente la oportunidad de haber logrado mis sueños, de haber hecho una vida profesional y también crecer como ser humano. Gracias siempre a los que han ayudado en este empeño; muchos no están físicamente, pero su labor fue decisiva para que hoy estemos aquí».

Compromiso y coherencia

Los inicios y la impronta de Marino Luzardo en la televisión no difieren mucho de los de su colega. Este reconocido locutor comenzó su carrera en Radio Progreso, su primera gran escuela. Tiempo después la televisión le abrió las puertas y Marino, cuyo estilo sobrio, siempre desde una sólida preparación cultural, supo encontrar en esa línea el justo puente comunicativo entre invitados, locutores y televidentes:

«Entro en la televisión en 2004 como sustituto de Laritza Camacho en el programa Todo Listo, del Canal Educativo 2, gracias a su recomendación. Luego, de manera estable, apareció De tarde en casa, espacio en vivo de mucha aceptación popular, en el cual permanecí por 12 años. Ahí compartí primero con Miosotis Parapar y después con Rakel Mayedo, disfrutando mucho de sus compañías.

«A partir de entonces, he asumido disímiles trabajos en la televisión a lo largo de mi carrera como locutor, pero sin dudas, ha sido Mediodía en TV —hoy Al Mediodía— el de mayor trascendencia y en el que he estado durante los últimos 13 años de manera ininterrumpida. Es un programa que me ha ofrecido la oportunidad de echar mano de mis conocimientos y herramientas como locutor, en un medio donde cada día te das cuenta de que nunca estás lo suficientemente preparado y en el cual tienes la oportunidad de codearte con profesionales de las más disímiles esferas.

«La televisión es mi casa, lo siento así. Ha significado para mí un mayor acercamiento al público, del cual siempre he recibido innumerables muestras de cariño. Sin embargo, esta popularidad —por decirlo de alguna forma— lleva también un alto grado de compromiso y de coherencia a la hora de enfrentar los proyectos en la pantalla. Es algo que sus hacedores debemos tener siempre presente”».

Ambos artistas son hoy un referente para las nuevas generaciones que se inician en la locución; para la televisión, dos de sus más notables exponentes; y para el pueblo, su voz y compañía. ¡Dos grandes de nuestra pantalla chica!

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