Para Jorge Gómez, el Cubadisco 20-21 está inaugurando una nueva etapa, a la cual le augura resultados aún mayores, claros y precisos. Autor: Ariel Cecilio Lemus Publicado: 13/05/2021 | 08:40 pm
En condiciones difíciles por la crítica situación epidemiológica que atraviesa el país, gracias a las alianzas entre el Instituto Cubano de la Música, el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) desde este sábado y hasta el 23 de mayo estará celebrándose Cubadisco 20-21.
Por vez primera la cita dará visibilidad a las producciones de los últimos dos años, a través de plataformas digitales y el canal televisivo Clave que transmitirá 14 horas diarias de programación. Luego de que fuera suspendido el pasado año por la COVID-19, Cubadisco rompe récord de participación y de calidad, al tiempo que se abre paso como un certamen mucho más democrático. Jorge Gómez, su presidente, responde, en exclusiva para Juventud Rebelde, interrogantes relacionadas con el evento.
—¿Cómo se explica la altísima producción de discos en estos dos últimos años cuando la pandemia ha provocado una delicada situación financiera en el mundo?
―Siempre me preocupa ser retórico. Pero primero que todo, no tengo otra opción que decir que los músicos cubanos parecen haber nacido en otra galaxia. Su nivel de creatividad es infinito. Su pasión por lo que hacen no responde a las obvias necesidades económicas que tenemos, sino de algo profundamente espiritual. Su capacidad de reinventarse ha sido más que evidente. Entre otras razones, la imposibilidad del contacto directo con el público y la lejanía de los escenarios, han estimulado la creación que, generalmente, es un hecho mucho más individual. El confinamiento ha multiplicado esas necesidades de todos.
«Por otro lado, casi todos los músicos y las agrupaciones cuentan con herramientas para producir la música en sus casas o en locales de ensayo o espacios similares. Algunos tienen, incluso, pequeños estudios individuales (generalmente construidos con recursos financieros y trabajo propios), en los que producen verdaderas maravillas.
«Muchos discos presentados al evento, incluyendo algunos nominados y premiados, no fueron impresos físicamente. Nos ha sucedido también en años anteriores. No es una opción que damos, es una lamentable realidad en nuestra discografía, que se hace con muy pocos recursos».
―Estamos ante una edición más democrática en cuanto a la representatividad de expertos de tres regiones del país en el jurado. Sin embargo, las transmisiones se limitan al canal Clave y las redes sociales cuando se sabe que una buena parte de la población no tiene «cajita» o se conecta a través de datos, pero igual quieren disfrutar del Cubadisco. ¿Por qué no incluyeron al menos unas horas por uno de los canales Educativos que sí llegan a todos?
―Lo que hemos afirmado en torno a la «democratización» del proceso del premio ha ido ganando espacio en las últimas ediciones. En esta la pandemia nos impidió hacer lo que pensábamos para lograr la participación de todos los académicos (que no son solo de La Habana ni de tres regiones, sino todas las relevantes y respetadas figuras de cada provincia, incluyendo algunos que residen fuera de Cuba). Pero aseguro que la puesta en marcha desde ahora del mecanismo para la próxima edición, hará de este Premio algo totalmente superior.
«Tienes razón en lo que dices en relación con el canal Clave y la democratización que significa una mayor exposición en canales de alcance nacional y transmisión directa al aire. No obstante, el salto ha sido (y será) tan gigantesco, aun con esas limitaciones, que estamos sumamente felices con la respuesta del ICRT.
«La dirección del canal Clave ha sido más que colaboradora: ha estado con nosotros en la elaboración de los grandes espacios y también de los mínimos detalles. No tenemos cómo agradecer esa participación. Lo digo sin lisonja. ¿Quién pensaba hace seis meses que contaríamos con un canal transmitiendo ininterrumpidamente 14 horas diarias durante nueve días? ¿Quién que tendríamos ese espacio que se llamará Canal Cubadisco?
«Hubo detractores de la idea, y, sobre todo, criterios de que era imposible dada la estructura de Cubadisco asumir ese reto. Algunas galas serán transmitidas por Cubavisión (entre ellas las de Premiación), pero estoy de acuerdo en que todo lo que hagamos es poco para que el gran público participe y conozca cada rincón de nuestra industria.
«Tenemos material suficiente y el concurso de reconocidos especialistas tanto de la industria como de los medios. Ahora, además, existen más de 150 horas de producción televisiva a disposición de ese empeño. El ICRT es un aliado fundamental, entrañable, y estos reclamos no caerán en saco roto».
―¿Cuáles son las estrategias de promoción que luego de realizarse las premiaciones se llevarán a efecto para comercializar y promover los discos premiados?
―Esa pregunta se la hace todo el mundo, empezando por los artistas premiados. Sería una pedantería decir que Cubadisco no tiene que ver con eso, aunque es la verdad. Nosotros somos una plataforma para la promoción de los artistas y sus casas discográficas. Los premios, de una manera u otra, contribuyen a establecer jerarquías. Son un llamado de atención a los difusores, la prensa, las plataformas online. Les facilitan el trabajo. Dicen hacia dónde mirar. Eso es válido también para las casas discográficas. Nosotros nominamos y premiamos. Pero no tenemos ninguna posibilidad de entrar en las estrategias de promoción de esas entidades.
«No obstante, estamos en conversaciones con el ICRT para dejar establecidos algunos espacios en la radio y la televisión. Por el momento, estamos editando cada año un disco recopilatorio con todos los premiados. Es un esfuerzo en el que la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem) ha asumido un papel fundamental».
―Hay en esta edición cambios en algunas categorías y se han incluido nuevas. ¿Por qué?
―Sucede todos los años. La producción musical en Cuba es cada día mayor, y presenta facetas nuevas. En algunas áreas, muchas veces se presentan varias decenas de discos. La mayoría son formidables. Puede ser que, en esos mismos años, no haya muchos en otras. La discografía es algo vivo, cambiante. Aferrarse a un esquema de categorías per se sería alejarse de la realidad que, para fortuna de todos, cambia. Tal vez sería bueno que, en otro momento, habláramos de todo el proceso, en el que la conformación de las áreas no ha cambiado.
«Pongo como ejemplo el área Cancionística. En los últimos cinco certámenes, hemos estado uniendo algunas categorías, y abriendo otras como es el caso de Canción contemporánea, tan cercana de la nueva trova como de la canción a secas. Sin embargo, se siente que hay también una identidad propia en ella. Si sumadas las tres categorías tuviéramos 20 o 25 obras presentadas podrías prescindir de ella y estas concursarían en canción o nueva trova. Pero cuando pasan de 50 se corre el riesgo de dejar muchas, de excelente factura. sin reconocimiento alguno.
«Personalmente, soy del criterio de que podemos “apretar” y restringir la cantidad de nominaciones y el otorgamiento de premios especiales. Es un proceso que nos llevará un poco de tiempo (que espero sea mínimo).
«Me preguntabas antes por las estrategias de promoción. Muchos de estos fonogramas podrían morir en el olvido, sin que nadie estimule esa creatividad. Posiblemente para algunos, el reconocimiento de Cubadisco es lo único que obtendrán durante su ciclo vital».
―En 2022 Cubadisco cumple 25 años. ¿cuánto ha evolucionado y cuáles ha sido sus aportes a la industria musical?
―Es una pregunta demasiado abarcadora. Tratar de contestarla a plenitud comporta varios riesgos, sobre todo, la injusticia de quedarme corto en la enumeración o que esta se vuelva demasiado pretenciosa. En general, puedo afirmar que la discografía cubana es más profesional, cuidadosa y conceptual desde que existe el Premio Cubadisco. Tal vez porque ha generado una sana competencia, sin la cual las tendencias podrían ser más conservadoras.
«La feria, que ha tenido muchas altas y bajas, ha contribuido a acercarnos más a los conceptos y mecanismos de la industria musical internacional contemporánea, por lo que conocemos mejor nuestras limitaciones, y la necesidad de la búsqueda de otros referentes y mercados. Según vamos acercándonos a la conformación de una Academia Cubana de las Artes Discográficas, los principales actores de esta industria, sobre todo los artistas, se sienten más reconocidos y académicos, lo que aumenta notablemente su avidez por conceptualizar no solo su obra, sino la de sus iguales. Tengo la impresión de que este Cubadisco 20-21, está inaugurando una nueva etapa, de la cual se puede esperar resultados aún mayores, claros y precisos».