Adam Driver en Los muertos no mueren. Autor: Tomado de Internet Publicado: 07/11/2020 | 08:01 pm
Todos los cines de La Habana, excepto el Charles Chaplin, cerrado por reparaciones, abrieron sus puertas desde los primeros días de noviembre. Es cierto que imperan el distanciamiento y las medidas sanitarias, pero poco a poco comienza a dispersarse en la memoria la imagen que dominaba durante los últimos seis meses: 23 y L se veía desierta y ausente, dominada por la melancólica paz de la luna, cuando salía el único satélite natural de la Tierra. Pero el Yara ha dado la bienvenida con un puñado de bien pensadas propuestas, valiosas antecedentes del Festival que llegará en menos de un mes.
Del 11 al 15 (recordemos que los cines funcionan ahora de miércoles a domingo, en una tanda única) el Yara programa la comedia de horror norteamericana Los muertos no mueren, que también exhibe la Sala 1 del Infanta. Como insinúa el título, los muertos vuelven a la vida en la soñolienta localidad de Centerville, y sus pobladores (entre los cuales se cuentan Bill Murray, Adam Driver, Tilda Swinton, Danny Glover y Selena Gomez) tendrán que enfrentarlos. El tono lánguido y parsimonioso típico de las películas de Jim Jarmusch le confiere una renovada vuelta de tuerca al cine de zombis, sobre todo a partir de un sentido del humor sin dudas singular. Nunca espere algo parecido a Juan de los Muertos, a pesar de las coincidencias temática y genérica.
La semana siguiente, del 18 al 22, entra en cartelera (Yara, Acapulco, Sala 2 del Infanta y Enguayabera) una de las mejores producciones españolas del año pasado: Mientras dure la guerra, con música y dirección del muy versátil Alejandro Amenábar (Los otros, Mar adentro), y guion escrito por él a dos manos con el cubano Alejandro Hernández. En la España de 1936, Miguel de Unamuno (extraordinaria actuación de Karra Elejalde) decide apoyar la sublevación militar falangista que promete traer orden al país. El horror de la guerra civil provoca que cuestione su postura anterior, incluso su neutralidad inicial, hasta que comprende, muy tarde, la deriva de España hacia la larga noche del fascismo.
La pantalla del Yara, y también del Acapulco la ocupará, del 25 al 29, El blues de Beale Street, uno de esos dramas sociales beneficiado por la tensión del suspenso, pues la protagonista, una mujer de Harlem embarazada, lucha contrarreloj para demostrar la inocencia de su novio, que ha sido encarcelado. El filme se inspira en la novela homónima de James Baldwin, el reconocido escritor tantas veces dedicado a exponer los tabúes racistas y sexuales que conforman la identidad colectiva de la comunidad afronorteamericana. En la dirección, producción y guion figura Barry Jenkins (recordado por la excelente Moonlight). Sorprende el lirismo que respira esta historia realista, con momentos muy delicados para exponer los temas del amor y la justicia en la Nueva York de mediados de los años 70 del pasado siglo.
Y como no solo del Yara disfruta el cinéfilo, Acapulco y Riviera, siempre de miércoles a domingo y a las seis de la tarde, ofrecen el ciclo Disney… del animado a la acción real, entre el 11 y el 15 de este mes, a película por día. Desde que en 1993 Parque Jurásico cambió por completo la percepción sobre lo real en el cine, a través de una tropa de dinosaurios generados por computadora e integrados impecablemente a las escenas con actores y contextos reales, la tecnología progresó hasta al punto de poder verificar en pantalla la fantasía más delirante; había llegado el momento de versionar los clásicos de Disney con actores de carne y hueso. Y como se trata de cine fantástico, el género más superpromocionado y archiconocido en la actualidad, me limito a recomendar las que me parecen mejores, o al menos comparables con sus predecesores en animación.
El elefantito que logra volar agitando sus orejotas, y la compañía circense donde se convierte en estrella, se integran a la galería de personajes raros, malqueridos y nobles extravagantes que pueblan el cine de Tim Burton a través de la nueva versión de Dumbo (día 11) que nunca será mencionada por nadie cuando se hable de las mejores películas del autor (Eduardo Manostijeras, Batman, Ed Wood, La novia cadáver, entre otras) pero tal vez se convierta en un título imprescindible a la hora de hablar sobre las versiones más notables, con acción real, de los clásicos disneyanos.
Colin Farrel encabeza el reparto de Dumbo, clásico de la animación de Disney llevado a las pantallas por Burton.
Más aparatosa y carnavalesca, sin que roce siquiera la gracia del original, es Aladdin (día 12) con Will Smith intentando en vano sobrepujar la gracia de Robin Williams, y el director Guy Richie haciendo honores al desmelenamiento de que más es siempre más, sobre todo en cuanto a colores chillones, efectos especiales, ruido y atropellamiento. El día 15 toca el turno a una de estas versiones que mejor rescata el encanto del original animado: a partir de una perfección cada vez más notable en los movimientos y la imagen global de los animales computarizados, El rey León salva las profundas alusiones sobre la traición y el poder del Hamlet de Shakespeare, y respeta la moraleja ancestral sobre la responsabilidad y la indecisión.
Hay varios otros ciclos en cartelera, de carácter muy diferente, como la Quincena de Cine Francés Contemporáneo, con media docena de títulos entre las cuales recomiendo Blanca como la nieve (La Rampa, sábado 14) que propone una relectura contemporánea, feminista y antidisneyana del cuento de los hermanos Grimm. Ahora la bella joven es salvada por siete hombres que enloquecen de deseo por ella. Relatada sin apremios en torno a las verdaderas motivaciones de los personajes femeninos, el papel de madrastra mala se encomienda a la siempre gélida, persistentemente insuperable, Isabelle Huppert, dirigida otra vez por la reconocida Anne Fontaine.
Hablando de importantes realizadoras francesas, el Riviera nos pone en contacto con la provocativa Claire Denis y su High Life (18 al 22). Denis asumió los más diversos tonos, tratamientos y géneros para registrar la verdadera esencia del comportamiento humano bajo terribles presiones. Su nuevo filme se ambienta en el espacio exterior, en una nave que viaja hacia el agujero negro más próximo a la Tierra, y está habitada por peligrosos prisioneros y condenados a muerte. Morosamente, conduce al espectador al incógnito territorio de las revelaciones, a través de un estilo visual que concierta la grandiosidad y el detalle.
No muy lejos del Riviera, exactamente en el cine La Rampa, se exhibirán sendos largometrajes dirigidos por distinguidas cineastas: Harriet, en busca de la libertad, de Kasi Lemmons (del 18 al 22) y Luz, de Barbara Albert (del 25 al 29). La primera es la biografía ennoblecedora de Harriet Tubman, la legendaria líder de los derechos civiles en Estados Unidos, a mediados del siglo XIX. Y a la Viena de los años 70, en el siglo XVIII, retrocede el filme austriaco para relatar la historia de la pianista ciega de 18 años que se somete a tratamiento médico, pero en la misma medida en que le devuelven la vista, va perdiendo el virtuosismo musical que la hacía única.
Finalmente, otro de los ciclos, el titulado Angustias y desencantos de los siervos del señor, ocupa la sala 1 del Infanta. Para los días 21 y 22 se han destinado dos películas polacas fechadas en 2013, ambas dramas sicológicos sobre la desolación moral o espiritual: Ida, de Pawel Pawlikowski, y Amarás al prójimo, de Malgorzata Szumowska. En el mismo cine, pero en la sala 4, especializada en documentales, pasarán Entendiendo a Bergman (11 al 15) y La mirada de Orson Welles (25 al 29), que explican la poética de dos gigantescos cineastas. El uno y el otro valen como clases magistrales sobre lo que ha sido hasta hoy lo que entendemos por séptimo arte. La invitación para volver al cine puede ser, entonces, tentadora.