#Contando22: una fiesta sin abrazos

Es domingo. Apenas lo noto. Estos días son casi todos iguales. Una sucesión de lavarse las manos y cubrirse el rostro con mascarilla. Hace algunos meses los sábados eran distintos. Significaban el encuentro con profesores y estudiantes. El día del Onelio. Yo atrás, oculta entre tantas sillas; ellos, los maestros, al frente con la palabra lista para enamorarnos todavía más, si es posible, de la letra escrita.

Al Onelio le antecede una estela casi mítica. La mayoría de sus egresados contribuirá a engrandecer, a veces demasiado, el efecto de las clases en su obra. Las cifras tampoco mienten: Los onelianos ganan gran parte de los premios literarios. Otra porción menor dirá que no obtuvo demasiado, como si un curso fuera capaz de inventar el talento. El Onelio guarda esa polémica. ¿Se puede enseñar a escribir? ¿Se puede encauzar la creatividad y el talento literario?

Es domingo. Y tengo a mi lado Desafíos de la Ficción. Un libro monumental, del cual apenas quedan copias impresas. Una lección de humildad para quien llega con solo una intuición y se reconoce al leerlo como apenas un aprendiz que necesita practicar mucho el oficio de la escritura.

Pero quizás la mayor lección de humildad sea el propio profe Heras León, con su mirada atenta ante el cuento, con sus palabras y gestos suaves. Nunca gritará o maltratará a nadie, ni a ningún texto. Sus críticas serán atinadas y nunca paternalistas, pero con mucha ternura y paciencia.

Es domingo, en la tarde. Seguro Arte Siete trae alguna película más o menos divertida y la ventana está cerca para mirar al barrio. Casi como cualquier otra tarde. Excepto por un detalle pequeño. Este lunes, 19 de octubre, el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso celebra sus 22 años de fundado.

Hace algunos días empezó algo parecido a una fiesta. No una con besos y abrazos, sino otra, distinta en el mundo virtual, donde en lugar de cercanía física, tenemos etiquetas (#Contando22) y muchas imágenes e historias de los profes y alumnos de ediciones pasadas.

La cultura y la memoria se unen a la nostalgia. A esta nostalgia tan grande de los egresados o a la de los alumnos de este año, 2020, que ansiamos la oportunidad de volver y encontramos otra vez, para amar cada vez más, si es posible, la palabra escrita.