El Presidente cubano participó en el balance del Mincult. Autor: Estudios Revolución Publicado: 11/03/2020 | 11:48 pm
El bloqueo no se limita solo a los temas económico, comercial y financiero, sino que la administración se empeña en poner a funcionar esa devastadora plataforma colonizadora, para atacar la cultura, porque la cultura en Cuba, la cultura dentro de la Revolución, es identidad, fortaleza, vigor y esencia. Saben que fracturándola, nos pudieran fracturar como cubanas y cubanos.
Así lo afirmó el Presidente de la República de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al encabezar este miércoles el proceso de balance del Ministerio de Cultura que evaluó el trabajo realizado en el año 2019 y tuvo lugar en la Sala teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, donde también se encontraban los miembros del Buró Político, Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Roberto Morales Ojeda, viceprimer ministro y Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC, así como Víctor Gaute López, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento Ideológico.
«Les duele que la nuestra haya sido una Revolución cantada, dibujada, fotografiada, llevada al cine, poseedora de su propia poética. ¿Cuál otra en el mundo ha adquirido esa dimensión cultural y ha estado tan expresada en el arte?», aseguró el mandatario, motivado por el debate que suscitó la presentación del informe central.
Diango González Guerra estuvo entre los funcionarios que intervinieron. El presidente del Consejo Nacional de Casas de Cultura valoró de positiva la incidencia, ahora mayor, que ha logrado el movimiento de artistas aficionados en la programación cultural de los territorios, lo cual ha sido posible gracias, en buena medida, a la reinserción de más de 800 instructores de arte, lo que equivale a que haya aumentado la cantidad de talleres ofrecidos y de unidades artísticas creadas en las comunidades.
Que de las 23 instituciones que dirige y hasta hace poco estaban cerradas, solo queden siete, dijo, significa no solo que se ha trabajado intensamente, sino también que en las localidades existen más espacios para las presentaciones y la recreación de la población.
Para Serguei Pérez, director de Cultura en Villa Clara, sigue siendo esencial la participación real de los artistas y creadores en el diseño, ejecución y valoración final de la programación cultural que se le lleva a los diferentes públicos para que no se pierdan las jerarquías.
Por supuesto que aquí resulta esencial, señaló, el papel que desempeñan los directores municipales, quienes, como se ha insistido en más de una ocasión, deben ser cuadros preparados y nunca improvisados, y asumir con total responsabilidad su rol como líder de los talleres de programación cultural en los que deben tomar parte todos los factores del territorio; un espacio donde además deben tenerse en cuenta los estudios, las estadísticas, para tomar las mejores decisiones y para que los resultados sean los deseados.
Según Pérez, ahora más que nunca se deben utilizar de manera óptima los presupuestos destinados a la cultura que, cuando se desagregan se emplean, casi en su totalidad, para el pago de salario, mientras que una cantidad muy pequeña se dedica a gastos fijos, de modo que apenas quedan fondos para asumir las acciones de los talentos profesionales, lo cual obliga a buscar alternativas y un mayor apoyo de los gobiernos.
Es este un tema muy complejo en el que se observan provincias en las cuales se ha encontrado una comprensión por parte de los gobiernos locales para evitar que decaiga lo que se ha alcanzado hasta el momento y buscando que se le pueda dar respuesta a las expectativas de la población, enfatizó Alpidio Alonso, titular del ramo. Sin embargo, debemos ser cada vez más conscientes de que hay que ajustar el tiro, y jerarquizar lo que en verdad vale la pena, anotó.
«Este año nos corresponde hacer un esfuerzo superior en lo cualitativo, para poder multiplicar lo más sobresaliente con los recursos con que contamos, porque la realidad es que el país enfrenta una situación complicada. Urge arreglar los problemas organizativos que aún subsisten en nuestras instituciones, las cuales deben ser más creativas, al igual que los artistas y creadores, de modo que sus propuestas alcancen mayor repercusión, que incidan de forma más efectiva en la formación de públicos; que atiendan y satisfagan las exigencias de los diferentes grupos etáreos, etc.», enfatizó María Elena Salgado Cabrera, viceministra primera de Cultura.
En ese sentido, Alonso insistió en que la integración es fundamental, vital, pero debe empezar por las mismas instituciones, que ya han demostrado que pueden trabajar juntas y lograr acciones de calidad, de gran impacto, como la Jornada de la Victoria o por el Día de la Cultura Cubana, o las celebraciones que se realizaron a nivel nacional en saludo al 1ro. de Enero. «Esa debe ser una labor permanente, que haremos aún más eficiente cuando esté lista y se ponga en marcha la Metodología para la programación cultural, lo cual debe ocurrir este mismo año».
Al referirse al estado actual de la enseñanza artística, Kenelma Carvajal, viceministra de Cultura, habló sobre la necesaria articulación que debe darse entre todos aquellos que inciden en la formación de valores y en el gusto estético de las nuevas generaciones, lo que resulta primordial en el contexto actual. Todo transita por la calidad de los claustros. Aunque se notan avances, expresó, se requiere que en nuestras escuelas de arte estén los mejores artistas, los que son referentes. Si no dando clases frente a las aulas, actualizando los textos, preparando al resto de los otros profesores (de ellos 232 egresados), trabajando en las metodologías...
Para el ensayista e investigador Helmo Hernández, presidente de la Fundación Ludwig de Cuba, estamos viviendo en medio de una sociedad cibernética, digitalizada, en la que las generaciones más jóvenes, sobre todo, son nativos digitales, entre ellos esos profesionales que graduamos, que salen de nuestras aulas, y ello representa un reto que debemos enfrentar con prontitud.
«Debemos replantearnos dentro de la Universidad de las Artes la concepción con que está diseñada la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (Famca), que se concibió para satisfacer las necesidades cinematográficas y televisivas del país, pero ya no es suficiente. Debemos cuidar la formación de las personas que necesitamos para generar contenidos digitales, recabando además el esfuerzo transdisciplinario de otras profesiones, sin perder de vista que el centro de este esfuerzo debe ser el Ministerio de Cultura, porque el trabajo en las redes sociales no está solo referido a la comunicación y a la propaganda, sino que se trata de un hecho sustancialmente cultural.
En tanto, Fernando Rojas, viceministro de Cultura, manifestó que es tiempo de que se fortalezcan los tribunales de evaluación como escalón que concrete las políticas en término de catálogos y de profesionales, y es que no se debe olvidar que hay una relación también muy directa, aseguró, entre las jerarquías y el trabajo político ideológico. Uno se da cuenta cuando se percata de las consecuencias que puede traer un catálogo mediocre y que presentemos una obra mal hecha, de mal gusto.
Otra debilidad se halla, señaló Rojas, en la falta de diálogo con los mejores creadores y en la promoción de lo que no lo merece tanto. A ello habría que añadir la necesidad de rescatar la crítica por la relación que puede establecer con el gran público, en su función de orientarlo.
Marlene Vázquez Pérez, directora del Centro de Estudios Martianos, llamó a los presentes a volver a analizar, a estudiar el texto que publicara en Juventud Rebelde Cintio Vitier en 1994, titulado Martí en la hora actual de Cuba, un artículo que mantiene una utilidad extrema, porque en la hora actual de Cuba, a Martí le queda mucho todavía que hacer. Cintio nos alertaba entonces que la crisis de valores podía deberse a que la palabra de Martí no había llegado suficientemente al corazón de esos cubanos. Hoy el Apóstol puede potenciar en nosotros ese patriotismo, ese amor a la Patria.