El futuro diseñado Autor: Juventud Rebelde Publicado: 24/06/2019 | 09:46 pm
Una mayor implicación en cuestiones sociales, medioambientales y políticas tienen hoy nuestros diseñadores. Si bien durante años estos profesionales no fueron tenidos en cuenta en la toma de decisiones y en la realización de proyectos importantes a nivel, incluso de país, es evidente su presencia en diferentes áreas imprescindibles. Aun cuando no es suficiente el rol que desempeñan como creadores de nuevos productos y agentes implicados y formados con nuevos valores.
Los esfuerzos de los diseñadores, como bien dijo Sergio Peña, director del Instituto Superior de Diseño (ISDi), deberían centrarse mucho más en crear cosas que tengan sentido para el gran público, «en vez de diseñar caprichos para un sector reducido». Así quedó demostrado recientemente, cuando se celebró la 10ma. edición del Congreso Internacional de Diseño (Forma 2019), que tuvo lugar en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Del enorme potencial que tiene el mundo del diseño para lograr un cambio sustancial, al enfocar su accionar creativo desde una postura más humana, dio muestras el evento, el cual contó con un importante número de diseñadores jóvenes. Juventud Rebelde se acercó a algunos de ellos, quienes en su mayoría se refirieron al panorama de oportunidades que, a pesar de las carencias, ofrece Cuba, país donde el diseño y sus profesionales intentan, con su quehacer, darles solución a las crecientes necesidades de la sociedad.
Gabriela Fernández Galán, de 23 años, graduada de Diseño Industrial y profesora del ISDi, desarrolla un proyecto asociado al Instituto de Neurología y Neurocirugía, que tiene el objetivo de ayudar a personas con la enfermedad de Parkinson. También trabaja, en la Oficina Nacional de Diseño (ONDi) una línea sobre el gerontodiseño, rama que permite profundizar en el diagnóstico para crear sistemas de objetos y entornos para los adultos mayores.
Este último, según explicó en exclusiva a este diario, tiene el propósito de proponer nuevas estrategias para ayudar a entender las necesidades de la edad adulta y diseñar de modo adecuado para estos fines. «Queremos crear una ciudad y productos más amigables para las personas de la tercera edad, que como sabemos son una gran parte de la población cubana».
Para ella «ha sido muy gratificante ver las exposiciones de jóvenes que han podido cumplir su sueño, y que, a pesar de las dificultades impuestas desde el exterior, están vendiendo en el mercado nacional», expresó.
El diseño cubano se ha intensificado, al igual que la formación de profesionales de la rama, señaló. «Somos muchos los que hemos participado en Forma 2019, evento que nos ha dado la oportunidad de presentar nuestros proyectos y nutrirnos de la sabiduría de verdaderos especialistas.
«Hemos podido, por otra parte, constatar los puntos en común que tienen los expertos con la manera de pensar de los jóvenes. Ha sido alentador, además, saber que Cuba no se encuentra ajena a lo que está pasando en el mundo, y que todos los esfuerzos van encaminados en una misma dirección.
«Los jóvenes cubanos aspiramos a realizar un diseño enfocado en el usuario, amigable con el ambiente, en función de que haya mejoras para el mundo, y que no esté basado únicamente en los intereses del mercado. Somos los impulsores del diseño ahora, y también para el futuro», concluyó Gabriela Fernández Galán.
Enseñar y aprender
Joan Mendoza Guilarte, otro de los creadores que asistió al evento, es graduado de Diseño de Comunicación Visual del ISDi, y diseñador en el Grupo de Comunicación del Gobierno provincial de La Habana. También es parte del equipo editor de las marcas por el aniversario 500 de la ciudad.
El proyecto, según explicó, trata de apoyar el cumpleaños de la ciudad mediante una marca que se refleje a modo de cuño en soportes publicitarios o promocionales de todas las instituciones y empresas. «La cultura sobre el diseño ha aumentado muchísimo en los últimos tiempos, y hay ganas por parte de los jóvenes de enseñar y aprender diseño, pues cada día es más imprescindible en la vida diaria.
«El diseño está presente en todos los soportes que nos rodean, y una vida sin él no es posible. Desde el Gobierno apoyo a las empresas que necesitan las condiciones de diseño que conlleva la aplicación de esta marca, en conjunto con todos los soportes comunicacionales», declaró.
Biadice Quiñones Davidson, especialista igualmente en Comunicación Visual y profesora del ISDi, trabaja en el proyecto de edición de la marca «La Habana: real y maravillosa», que complementa a la anterior, y en la campaña publicitaria por el aniversario 500 de la ciudad, bajo el eslogan «Por La Habana, lo más grande», en cuya edición también participa.
Sobre sus experiencias en el Congreso manifestó: «Siempre hemos estado influidos por condiciones externas, pero el país va evolucionando en la exploración de la forma. Es la primera vez que asisto y fue muy interesante para mí, porque se inserta una amplia gama de puntos de vista, pero al final todos aterrizan en el diseño».
De marcas habló Maité Fundora Iglesia, también graduada del ISDi en Comunicación Visual. «En el evento presenté una ponencia sobre las marcas de Gobierno. Hice un estudio de cómo se manifiestan estas en un grupo de países». Explicó Fundora que las marcas de Gobierno son la experiencia del ciudadano con el servicio que recibe por parte de la institución o sus representantes.
«Este proceso de elaboración está fuertemente ligado con el estilo de liderazgo de quien encabeza el Gobierno, y además genera un gran impacto en aspectos como la imagen de la marca ciudad. En nuestro país estamos avanzando en ello progresivamente mediante estos proyectos», acotó la también profesora del ISDi.
Otra de las representantes de las nuevas generaciones en el evento fue Susin Wong Montelongo, de 27 años de edad, graduada de Diseño Industrial, quien desde hace dos años trabaja en la ONDi. Susin Wong desarrolla en este momento una línea de trabajo encaminada a vincular la tecnología con el diseño industrial.
«Tenemos una impresora 3D y hemos ido realizando proyectos para beneficiar la industria con el uso de esta tecnología, que aún no se ha generalizado en el país y es imprescindible que se masifique.
«Las ventajas que tiene una impresora 3D son disímiles. Estas máquinas son capaces de realizar réplicas de diseños en 3D, creando piezas volumétricas a partir de un diseño hecho por ordenador, descargado de internet o recogido a partir de un escáner 3D.
«En nuestro país la impresora 3D se está utilizado en la prefabricación de piezas de repuesto, modelos para vaciado y prótesis médicas. Las que están disponibles en Cuba son de menor escala. Todas las piezas de repuesto para la industria electrónica, las carcasas de las cajas decodificadoras de la señal eléctrica en el Instituto de Neurociencia, donde están los implantes cocleares, se pueden hacer con la impresora 3D».
Estar en un congreso como Forma, al que asiste por segunda vez, es en su opinión un orgullo, porque «te abre la capacidad como joven. Todos salimos de la Universidad con muchas ganas de diseñar, de mejorar».
Desde que egresó del ISDi, Susin Wong ha participado en el proyecto de inversión de la nueva sede de la ONDi, ayudó en el rediseño de varios espacios del Ministerio del Turismo, en el rediseño de la Oficina Nacional de Estadística de la Información, y más recientemente en la organización de la Bienal de Diseño de La Habana, en la cual es evidente la presencia de los jóvenes y se exhiben productos realizados por ellos.
Biadice Quiñones Davidson (derecha), graduada de Diseño y Comunicación Visual y profesora del ISDi y Joan Mendoza Guilarte (izquierda), diseñador del Grupo de Comunicación del Gobierno provincial de La Habana. Foto: Roberto Suárez