Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cienfuegos en-canto

A propósito del Encuentro de trova Al sur de mi mochila 2019

 

Autor:

Lisbeth Moya González

Cienfuegos puso la casa de sus artistas (Asociación Hermanos Saíz) al lado del mar. Un caserón con ventanales que miran al azul, como para cantar Medio lento, a lo Ariel Barreiros, acompasando las olas en un brazo de guitarra. Cada año la ciudad organiza una fiesta a la que llama Al sur de mi mochila, como canta su hijo Lázaro García.

Dicho festival comenzó en 1998, a partir de que en tierra existía un movimiento importante de la canción de autor. Inicialmente se hacía una jornada, una serie de conciertos a lo largo de un día con los trovadores del patio, pero luego fue creciendo en la medida en que comenzaron a invitar a cantautores de otras provincias y a insertar nuevos artistas de casa como Sadier Madrazo, Nelson Valdés y Rolo Rivera, por mencionar algunos de los recientes en el tiempo.

Por los pasillos, de un lado a otro, anda Frank Armando Pérez Aguayo, el actor y presidente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) aquí, quien junto a muchos otros ha hecho posible la permanencia del festival. Frank recibe a todos con una sonrisa y un café al lado del mar, e insiste en tejer este encuentro como se tejen las obras de teatro: sin traspiés y con una trama coherente.

«Actualmente el evento constituye una plataforma importante para la promoción, sobre todo de los trovadores más jóvenes, pero siempre ha incluido a otros con una obra más consolidada para brindar referentes a los creadores. Es el momento en el que surgen proyectos y espacios en que los creadores cienfuegueros pueden crecer profesionalmente, establecer un vínculo con la música que se hace en otras provincias e intercambiar», enfatiza.

Uno de los que llegó hasta aquí fue «el diablo ilustrado», Fidel Díaz Castro, quien presentó la última edición del disco Los amores del diablo ilustrado, porque, insiste, Al sur de mi mochila constituye un cortafuegos de resistencia cultural.

«Hay un mundo musical al margen del mercado que la gente necesita descubrir para crecer en espiritualidad, y es hermoso que en nuestro país, desde el siglo XIX y hasta hoy, existan seres que se hayan dedicado a decir lo que piensan y lo que sueñan, sin importarles el dinero. Aquí estamos a la orilla del mar, viviendo las canciones; el reto entonces sería que la gente asista masivamente a escuchar, que se eduque el oído y la espiritualidad, para que su vida sea mejor. La trova es un alma y un arma que tenemos en el subsuelo de la historia cubana, un espíritu que el pueblo necesita. Cienfuegos se presta para cantar, solo hay que mirar alrededor…».

Coincide Frank Delgado, tras ser coreado y aplaudido por los cienfuegueros en la belleza de la ciudad: «Me encanta participar en este evento que me permite escuchar las nuevas voces de la trova. Aquí vi a Buena Fe por primera vez, al dúo Postrova y a muchos otros. Yo tengo una larga relación con esta ciudad, me encanta... Este tipo de encuentro es importante para que la gente pueda salir de la rutina musical».

Al sur de mi mochila forma parte de un ciclo de festivales que realiza la Asociación Hermanos Saíz en conjunto con otras instituciones para divulgar la obra de jóvenes trovadores e involucrar al público en el quehacer de la organización. Al igual que el Longina de Santa Clara, el Trovando de Ciego de Ávila, la Canción Política de Guantánamo u otros, este tiene su particularidad, porque cada provincia es un paisaje distinto.

Según nuestro anfitrión Frank Armando Pérez, la trova cubana es rica porque cada cantautor pone a su obra un pedacito del paisaje donde vive y de su devenir diario. Cienfuegos que está al sur en la zona central de Cuba, y rodeada de mar, que es, precisamente, la principal inspiración de sus trovadores.

Algunos textos hablan sobre la migración, la fuga o la cercanía, e incluso sobre la vida de diferentes seres en el mundo, pero el mar está allí también para mirar al otro lado. Sentarse en un muelle o a la orilla de la playa puede traer consigo canciones increíbles. Es lo que regala la llamada Perla del Sur a los creadores: la posibilidad de inspirarse.

Miguel Ángel Castiñeira es un estudiante universitario que afirma ser un seguidor de la canción de autor de esta parte de la Isla. «Este festival da la oportunidad de salir de la banda sonora vulgar que lamentablemente persigue a los cubanos hoy. Aquí se hace muy buena música que, sin embargo, no goza de popularidad ni llena plazas. De todos modos nos da esperanza ver cómo poco a poco cantautores como Nelson Valdés logran impactar a cualquier tipo de público con sus propuestas. Por eso le agradezco a los organizadores del evento, en nombre de los jóvenes que sí queremos escuchar otras cosas».

La Perla del Sur abrió su manto de añil para que las voces de sus hijos y sus  invitados enamorasen al vecindario. Para celebrar su bicentenario, invitó a amigos que llegaron desde toda Cuba: Frank Delgado, Tony Ávila, Motivos Personales, Polito Ibáñez, Iraida Williams, Luis Alberto Barbería, Ariel Barreiros, Enrique Téllez, Yatsel Rodríguez y Café Pilongo, Fidel Díaz Castro, Óscar Sánchez, Roly Berrío, Raúl Marchena, Jorge Kamankola y Yaily Orozco.

Un grupo de lujo que vino a decirle que es una ciudad que encanta, no solo por la belleza de sus edificaciones y la pulcritud de sus calles, sino porque en la casa del Benny, Lázaro García, los Hermanos Novo, Nelson Valdés, Rolo Rivero, Ariel Barreiros y muchos otros, sí que se canta.

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