Diego sueña con grabar un disco con poemas musicalizados de poetas villaclareños. Autor: Iván Soca Publicado: 27/08/2018 | 08:08 pm
«Soy un cantautor, quiera o no. Y esa es la mejor definición que puedo hacer de mí mismo». Le creo, porque Diego Gutiérrez es apasionado cuando se trata de defender la música, cuando es evidente que fue el mejor camino que pudo elegir en su vida, aun cuando la Ingeniería Mecánica lo puso a prueba y la carrera de Lengua y Literatura Inglesa le proporcionó un título universitario.
Diego siempre quiso dedicarse a cantar y tocar la guitarra, y sus hermanos bien lo saben, porque lo tuvieron cerca, queriéndoles absorber ese talento innato que emanaba de sus manos y gargantas, como muchos en el pueblo avileño de Majagua, cultores de la música campesina.
Hoy, luego de diez años de vida artística —o tal vez un poco más— se le reconoce como uno de los imprescindibles exponentes de la cancionística contemporánea cubana, fundador además de ese fecundo movimiento generado en el centro del país nombrado La Trovuntivitis.
Melodía y armonía priman en sus composiciones, la guitarra luce cómoda en sus manos, aunque no hubo academia detrás de su ejecución, y su voz, al decir de expertos conocedores, es clara, aguda y de un dominio amplio de varios registros.
Si el son, las tonadas, la canción trovadoresca y la guaracha fueron sus influencias iniciales, luego hay que mencionar el reggae, el rock, el folk, el pop y hasta el mambo, género del que se apropia para presentar un álbum que, ante los oídos perplejos de no pocos, trae una sonoridad sorprendente.
«Mucho tuvo que ver el productor Tony Rodríguez con el sonido que trae ¡Palante el mambo!, y a quienes vienen siguiéndome en los últimos tiempos no les parecerá extraño encontrarme a gusto en temas más bailables, más movidos.
«Cantautor al fin, hago los temas con mi guitarra, muy personales, y huyo de algunos clichés. Me interesan significados, mensajes, textos coherentes… No importa de qué vengan arropadas mis canciones porque al final quiero que crezcan en el público que las escucha».
Le acompañaron en la grabación Oliver Valdés en el drums, Adel González en las tumbadoras, Yandy Martínez en el bajo y la cuerda de metales de Habana de Primera.
Antecede a este fonograma De cero (2006), bajo el sello Unicornio de Producciones Abdala, que le traería los premios Cubadisco del año 2007 a Mejor disco de Trova-Pop-Rock y Mejor videoclip, con la canción En la Luna de Valencia, posicionado por un jurado especializado en el lugar 50 entre los mejores cien de la historia de ese tipo de audiovisuales en la Isla.
Luego vendría Demasiado Diego, tomado de un concierto que realizó en el Centro Pablo de la Torriente, y que le valió varias nominaciones para la feria internacional Cubadisco de 2008.
«Ahora este tercer disco es optimista, fresco, alegre y también sarcástico e irónico. El mambo fue el género que me inspiró estos atrevimientos, porque me llamó la atención la posibilidad de tocarlo con la guitarra, y me vino bien para contar episodios de mi vida en los que estaba, como dice la canción, inventando y malviviendo.
«El diseñador es Mayito Cárdenas, con quien hice el videoclip de las canciones El cinematógrafo y Cambiar el mundo. Tiene muy clara la imagen, conoce muy bien mi música, y luego de las sesiones de fotos con Iván Soca, compartimos criterios muy similares y ahí está el resultado.
«Agradezco además a la ingeniera de sonido Merlin Lorenzo y a los grabadores Daelsis Pena y José Raúl Varona, quienes lograron que ¡Palante el mambo! sonara de este modo. En proceso de edición está el making off, en manos de la realizadora Katy Díaz».
Qué buena vida, Felicidad, Mira la TV, Filosofía de bar, Solo otra canción, Piénsatelo, Sucu suco sentimental, Fin de la historia y Contra la pared son los temas que completan el disco, en el que figura como invitado, en el último título mencionado, Francis del Río.
La manera de componer sigue siendo un reflejo de lo que se disfruta también en la obra de algunos trovadores y cantautores, «y eso se lo debo a mi vínculo entrañable con ese movimiento artístico que encontré en la Universidad Central de las Villas. Recuerdo cuando vi por primera vez al trío Enserie, integrado por Levis Aliaga, Raúl Cabrera y Roly Berrío, cantando sus canciones y seduciendo con performances. Quedé impactado, quise probarme en un trabajo similar porque sentí que ellos fecundaron mi sensibilidad, y aquí estoy».
Recuerda Diego aquella época «en la que tuvo «grandes oportunidades con Pucho López, un músico extraordinario, y con Jorge Almarales, un guitarrista excelente». «Desde entonces, dice, también estaba interesado en la literatura y en llevarla a la música, y aún espero por materializar mi sueño de grabar un disco con poemas musicalizados de poetas villaclareños como Samuel Feijóo, Carlos Galindo, Yamil Díaz y Sigfredo Ariel. Los tengo seleccionados, es un proyecto que tengo listo y que solo espera el apoyo necesario de una disquera».
Después de esta «sorpresa sonora» vendrán otros proyectos de Diego, que nos lo devolverán a su imagen primera. «Con Emilio Martiní como productor y traeré a la luz canciones que devuelven la mirada a lo que fui y que seguiré siendo como cantautor, aunque incursione en otras maneras de hacer. Pero por ahora, pa’ lante… y con el mambo».