Todas las instantáneas que integran esta exposición fueron donadas por el artista a la Fototeca de Cuba. Autor: Sergio Guerra Publicado: 21/09/2017 | 06:36 pm
Una mirada cercana e íntima hacia un grupo humano que ha logrado conservar su cultura y hábitos de vida, a pesar del empuje transculturador del mundo contemporáneo, ofrece la exposición Hereros, Pastores Ancestrales de Angola, que se exhibe en la Fototeca de Cuba. Su autor es el brasileño Sergio Guerra, quien luego de convivir varios años con los hereros, observando sus prácticas, los convirtió en protagonistas de esta muestra, mediante imágenes, a gran formato, en blanco y negro y a color.
Con una extensa experiencia en la fotografía vinculada con temas etnográficos, Guerra realiza un recorrido visual por la vida de los hereros de Angola, los kuvales, específicamente, pueblo integrante del grupo lingüístico bantú, originario de los grandes lagos del África Oriental.
Nacidos todos en el área llamada Calundo Candente, los hereros se separaron y comenzaron a hablar una lengua diferente, pero todos son hereros. Los fotografiados por Guerra, ubicados en el suroeste de Angola, padecieron a inicios de los años de 1940 una dura represión por parte de las autoridades coloniales portuguesas. Mientras que los hereros de la actual Namibia, entonces colonia alemana, sufrieron a manos del ejército imperial germano en 1905. Aun así, estos hombres y mujeres se han mantenido firmes en la defensa de su cultura, tradiciones y rasgos más distintivos.
La fuerza y coraje de aquellos que sobrevivieron, y el talento de este artista del lente nos permiten ahora acercarnos a un modo de vida y a una realidad poco conocidos, incluso por los propios angolanos que viven en otras regiones.
Hay en esta exposición imágenes relativas a ritos como el casamiento, el baño, la extracción de dientes, la economía pastoral, el modo de vida nómada, la práctica de la poligamia, y la organización de la vida entre las mujeres. Los retratos de sus rostros, gestos, miradas y acciones cotidianas, magistralmente tomados por su autor, parecen esculpidos por la luz y los tonos ocres de sus pieles coinciden con el color de la tierra en la que habitan.
Hay mucho de poesía y sensibilidad en esta representación fiel y espontánea realizada por Guerra, quien logra establecer una especie de complicidad con los fotografiados y capta con su lente la intensidad de sus miradas. Seducen estas instantáneas de las que, a pesar de todo, brota la esperanza, y en las que se aprecia la tradición y el respeto a los ancestros propios de ese recóndito lugar del planeta, cuya existencia nos confirma la diversidad cultural que todavía existe.
Si bien su autor parte de la belleza como pretexto para acercar al público a uno de los grupos de pastores más antiguos de África, esta propuesta va mucho más allá e incita a reflexionar acerca del peligro de extinción que corren esas etnias, al tiempo que denuncia ante la opinión pública la trágica historia de esas poblaciones que sobrevivieron siglos de colonización y esclavitud.
Arte comprometido el de este fotógrafo que tuvo su primer contacto con los hereros en 1999, durante su participación en un proyecto de comunicación institucional del Gobierno de Angola. Desde entonces, Sergio Guerra ha vuelto muchas veces a esas tierras donde, según ha asegurado, aprendió a observar y a aceptar otra cultura, y descubrió que, más allá de su atracción por ese pueblo, sería útil compartir con un número mayor de personas todo lo que pudo conocer sobre ellos.
Su muestra fotográfica es un testimonio de lo que vivió en una comunidad solidaria que honra y celebra a sus antepasados, practica la justicia y que es un ejemplo de resistencia de una cultura amenazada por el acelerado proceso de modernización y occidentalización de los países africanos.
«Vi que comparten sus alimentos con los demás, incluso en la escasez. Son solidarios, evitan el egocentrismo y practican una economía familiar de aprovechamiento, para uso colectivo», expresó Guerra. Ellos, dijo, no dependen del dinero, su principal fuente de ingresos es la ganadería. Hay dos hechos importantes dentro de sus tradiciones: el nacimiento de un progenitor, que en ese momento hereda una vaca, y el casamiento que se hace desde pequeños, generalmente entre primos, aunque no se consuma hasta que viven juntos, cuando la mujer empieza su vida fértil.
Hereros…, permite descubrir y valorar a esos seres humanos que, aun cuando ya no son iguales del todo a sus antepasados, desean continuar siendo lo que siempre fueron: Hereros. Hasta el 29 de agosto estará abierta al público esta exposición, que con anterioridad fue presentada en Italia, España, Portugal, Angola y Brasil. Las 60 obras traídas para la muestra, de las cuales solo se exponen 30 por cuestiones de espacio, fueron donadas por el artista a la Fototeca de Cuba.