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Música contemporánea, un lenguaje sin descifrar…

La Basílica Menor del Convento San Francisco de Asís acogió recientemente uno de los conciertos pertenecientes a la XXVIII edición del Festival de Música Contemporánea

Autor:

Javier Soriano

Bajo el concepto de los nuevos lenguajes de expresión del arte, la Basílica Menor del Convento San Francisco de Asís acogió recientemente uno de los conciertos pertenecientes a la XXVIII edición del Festival de Música Contemporánea. Si bien la tarde habanera abrió sus puertas para presentar obras del repertorio más selecto del ámbito internacional, también reservó un importante espacio para exhibir piezas de la producción de artistas cubanos.

Aunque la unidad temática se vio fragmentada por la convergencia de diferentes estilos, las obras presentadas funcionaron como cuadros de una exposición, situándose entre ellas la experimentación sonora y el efectismo tímbrico, a modo de nexo. Los ejecutantes del patio sirvieron de base para la realización de las creaciones musicales. Auxiliados de novedosas técnicas de interpretación y de implementos que jamás habían tenido uso dentro de la realización musical, dieron vida al material codificado en sus partituras.

Homenaje a Félix Guerrero

Por parte de la pianista Lisandra Porto fueron interpretadas El limpiabotas, La cariñosa, Interrumpida, A la antigua… en mi menor, Cajita de rumba, La simple, Añoranza, Tu presencia, Descarguita y Machacando, breves danzas del catálogo de Félix Guerrero. Dichas piezas, pensadas desde la estructura tradicional de danza, con evidentes muestras de disonancias (propio de la expresión del siglo XX), sirvieron para ofrecer una muestra de la labor composicional del maestro cubano. Sin perder el acostumbrado estilo de ejecución del género, la interpretación logró resaltar a través de las intenciones, los elementos novedosos de la armonía y las marcadas combinaciones rítmicas. También consiguió crear un contraste entre una pieza y otra, sin transgredir la idea general del ciclo, haciendo énfasis en los cambios de tiempo y de carácter.

Esta parte del concierto valió para realizar un homenaje al compositor, celebrando el centenario de su nacimiento.

Buenos Aires se muda a La Habana

La obra de la artista Claudia Montero (Argentina-España) fue una pieza clave dentro de la muestra concertante. La ganadora del Grammy esta vez resaltó de su lista composicional Suite de los Buenos Aires (2010), integrada por Preludio y nanita, Intermedio melancólico, Fughetta y despedida. La interpretación estuvo a cargo de Alberto Rosas (flauta) y Galy Martín (guitarra). La pieza basada en el sistema tonal mostró elementos rítmicos referentes al folklore argentino. En ocasiones la utilización de secuencias armónicas en forma descendente, de líneas fugadas y de motivos cantables, recordaron de manera muy especial el contexto musical barroco.

Otra obra presentada por Montero fue Buenos Aires en tres (2010) magistralmente interpretada en esta ocasión por Alejandro Martínez (cello), Lianne Vega (piano), y Alejandro Vázquez (violín). El percutir sobre el violín y los contrastes de carácter realizados en el cello resaltaron por parte de la ejecución, mientras que por parte de la composición destacaron la utilización de ritmos asociados al tango, el empleo del estilo coloquial y la equitativa distribución de la línea melódica por los tres instrumentos.

Ambas obras no se habían interpretado nunca en Cuba, lo cual sumó mucho más interés a la dinámica del concierto.

De la voz a la electrónica

La cubano-canadiense Evelin Ramón mostró a través de su interpretación, la inmensa gama de posibilidades tímbricas que posee la voz humana. Protagonizó primeramente el estreno mundial de ClaroScuro (2015), obra del compositor experimental canadiense Pierre Michaud. En esta significó específicamente la ubicación de tres bombillos eléctricos en la sala, a los cuales se acercó (la ejecutante) para intentar comunicarse de forma teatral. Recalcó la utilización de técnicas de canto hablado (basadas en inflexiones microtonales) sobre una frecuencia electroacústica que recorría todo el espacio. Interpretó también Sequenza III, del compositor italiano Luciano Berio, destacando rápidos pasajes con sonidos onomatopéyicos. Figuró en gran manera la gestualidad grotesca y la evocación de imágenes de desesperación, en composiciones como Eggun y Olokun (estreno en Cuba), de Louis Aguirre (Cuba-Dinamarca), Niña arranca las rosas, de Jacobo Durán-Loriga (España) y Je suisexclue de la naissance du cercle des humains, de la propia Evelin. Otras que crearon puntos climáticos en el concierto fueron las Recitaciones no. 10 y no. 11 del compositor griego George Aperghis, en las cuales vale la pena realzar el empleo de pablaras en francés enfocadas en el efecto sonoro, más que en el sentido del texto.

Una de las facetas presentada por la protagonista fue la de intérprete electrónica. Esto se evidenció en su obra Iré (estreno mundial) junto a los músicos Alejandro Martínez (cello) y Lianne Vega (Piano). En esta pieza además de mostrar un gran derroche de tecnología electroacústica, se apreciaron elementos de uso no musical para crear efectos en el clavijero del piano (tales como un vaso de vidrio y una tarjeta electromagnética).

45 años de vida artística

En la parte final del concierto, el dúo Amanecer (Efraín Amador, tres, y Doris Oropesa, piano) eligió para estrenar en el concierto Tres para tres, de Jorge Garciaporrúa, obra muy rítmica, de carácter danzable, en la cual se aprecia el uso de tumbaos y de armonías que rememoran el mundo sonoro jazzístico. Los acompañó en esta pieza el joven flautista Alberto Rosas, quien mostró ser un virtuoso de su instrumento.

Los integrantes del dúo interpretaron también creaciones donde se apreciaba el rol solista de su instrumento. Efraín Amador concibió obras de su propia autoría como Cuatro Preludios para laúd solo, demostrando todas las posibilidades técnicas y tímbricas del instrumento. Se evidenció como cualidad de este, la facilidad para ejecutar grandes giros arpegiados y ejemplares trinos; así como la realización de acordes de forma conjunta. En el caso de Doris Oropesa, escogió de la muestra creativa del propio Efraín Suite cubana para guitarra sola, en la cual realizó un trabajo de adaptación al piano.

La pianista Zianya Escobar Amador, también participó tocando Dos piezas coloquiales (estreno mundial), de Adriana Amador. De esta forma celebraron todos los 45 años de vida artística del dúo Amanecer, conmemorando su labor musical a lo largo de este tiempo.

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