El productor Humberto Hernández, quien trabajó en clásicos del cine cubano como Las aventuras de Juan Quinquín, Cecilia y La Bella del Alhambra, fue escogido ayer como el Premio Nacional de Cine 2015.
Hernández, quien nació en La Habana el 25 de mayo de 1932, comenzó a trabajar en el ICAIC en 1963 como productor asistente en dos largometrajes: En días como estos, de Jorge Fraga y La decisión, dirigido por José Massip.
Desde entonces la producción de más de 30 largometrajes de nuestra cinematografía ha descansado en sus manos, incluyendo la fastuosa Cecilia de Humberto Solás, que nos traslada al siglo XVIII habanero, o La bella del Alhambra, de Enrique Pineda Barnet, que con un presupuesto limitado logra reproducir el interior del popular coliseo para hombres solos en el teatro pinareño Milanés.
Al lado de otros destacados directores del cine nacional, Humberto Hernández emprendió Hasta cierto punto, de Tomás Gutiérrez Alea; el complejo largometraje de ficción Páginas del diario de José Martí, de José Massip; Alicia en el pueblo de Maravillas, dirigida por Daniel Díaz Torres, y la primera y única incursión en el largometraje de ficción por el célebre documentalista Santiago Álvarez, Los refugiados de la Cueva del Muerto.
De igual manera, su labor se ha extendido a la producción de varios cortos documentales, entre los que figuran Miriam Makeba, de Juan Carlos Tabío; Un relato sobre el jefe de la Columna 4, dirigido por Sergio Giral; así como Crónica de la victoria, realizado por Jesús Díaz y Fernando Pérez.
Incansable, Humberto no ha dejado de preparar locaciones y afrontar los retos que impone el complejo arte de construir una película. Más cercanas en el tiempo, también le pertenecen la terminal de ómnibus de Lista de espera, de Juan Carlos Tabío; la reconstrucción epocal para Roble de olor, de Rigoberto López; y la reproducción de la geografía de un poblado africano en Sumbe, dirigido por Eduardo Moya en el año 2011.