Dibujos del libro Havanauto de fe. Autor: Nuez Publicado: 21/09/2017 | 05:36 pm
No lo dudo: René de la Nuez es un hombre de fe. Por casi 20 años mantuvo inéditos más de un centenar de dibujos sobre el período especial. Y aunque en este tiempo varias editoriales extranjeras se interesaron en ellos, les entregó otros proyectos porque Havanauto de fe era y es un producto exclusivo para los cubanos de adentro.
Así lo explicó al dedeté: «Este es un libro revolucionario, pensado para entenderlo y disfrutarlo en la Isla».
El volumen, diseñado exquisitamente por Fabián Muñoz y producido por Artecubano Ediciones, recopila 124 dibujos realizados en 1994, junto a un texto del autor firmado el 5 de julio de ese año, que explica la razón del libro.
Lo hizo, afirma, «no a manera de burla de nuestras cotidianas necesidades, sino como un homenaje y respeto a la supervivencia de un pueblo que no pierde su alegría y se aferra a ella como parte de su identidad, de su cultura».
Mientras Havanauto… aguardaba su turno, otras creaciones salieron del ingenio del caricaturista. Algunos de estos son Cuba Bici, El libro del yo, y el dedicado al Quijote por el vigésimo aniversario del Centro de Información para la Prensa.
Con chispeante humor, Nuez recrea las maneras que el cubano encontró para subsistir en aquellos años difíciles.
Para ello resucitó a los clásicos personajes del viejo teatro bufo, y contextualizó entonces al gallego, la mulata y al negrito.
El gallego bodeguero pasó a ser el empresario, gerente, turista. «La mulata es “jinetera”, y el negrito es el “bisnero”, el hombre de negocios de la calle, del chanchullo inimaginable para buscar el “fula” de nuestros días», explica.
Creó con la misma sinceridad y agudeza que lo caracterizó desde sus inicios en la prensa. Y trabajó con tanta libertad que, con el tiempo, se dio cuenta de que estos dibujos nacidos en momentos de resistencia marcaron un cambio de estilo en su obra.
Disfrutó al dibujar. Se sintió seguro, soltó la mano, no hizo bocetos. Primero fueron gruesas pinceladas y luego con plumillas dio detalles de los tejidos, las texturas, los peinados de moda.
Es este el estilo que marcaría sus exposiciones futuras, como ya hizo con La pícara Habana, expuesta en el 2008 en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Consecuente con su obra y su capacidad para captar la esencia del momento, Nuez protegió este centenar de dibujos a los que llega con la experiencia de un cronista por excelencia.
La agudeza en el «decir» y el humor popular marcaron sus inicios. Recordemos que su debut en la prensa nacional (Zig Zag) fue en diciembre de 1956, cuando solo tenía 19 años y era estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Para febrero del año siguiente creó su primer y más conocido personaje: El Loquito y al que ya habían precedido Napoleón y Don Cizaño. Mogollón, Negativo Compañero, Blandengo, Tato Gato también salieron de su pluma.
Para suerte nuestra, Nuez no solo sobrevivió al período especial, a los «burócratas obsoletos y funcionarios que por su retórica aburrida caen pesados»; a la desidia y a la ansiedad, sino también guardó para futuras generaciones estos dibujos que dan fe de quién es y quiénes somos los cubanos.