Ketty de la Iglesia tuvo que laborar intensamente en expresar sin palabras toda la zozobra de una mujer marcada. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:15 pm
La puerta de La guarida del topo quedó abierta. Su realizador Alfredo Ureta permitió la mirada intrusa de nuestro diario para darnos a conocer los detalles de su protagonista, «el topo», un hombre solitario que cobra vida en el rostro del actor Néstor Jiménez y que, a partir de esta semana, compartirá su historia en todas las salas de estreno del país.
«No sé si es coincidencia o si realmente me resultan interesantes este tipo de personajes solitarios o automarginados por su incapacidad de comunicación social», confiesa Ureta, cuya ópera prima, La mirada, comparte con esta la soledad de su personaje principal, igualmente encarnado por Néstor.
Añade que se inspiró en una persona que conoce, «cuya vida casi ermitaña me motivó a pensar qué le podría suceder a alguien así, si un día tuviera que enfrentar un conflicto imprevisto, que lo obligara a romper de un tirón la rutina y la incomunicación. De ese modo comenzó la ficción».
Para Néstor Jiménez, quien ya había trabajado con Alfredo en Quién fue, el videoclip de la cantante Haila, con el cual mereció el Premio Lucas 2008 a la mejor actuación, fue un placer repetir con el joven director, aunque admite que en esta ocasión tuvo que construir el personaje de una manera diferente, casi desde el monólogo interior, para lo cual laboraron todo el tiempo prácticamente solos.
Aun cuando el encierro del «topo» se introdujo subrepticiamente hasta en la rutina productiva, el saldo final para Néstor resultó interesante, «y lo agradezco en primer lugar, porque somos amigos. También por la excelencia del trabajo».
El actor Héctor Hechemendía, quien tiene una modesta participación en la cinta, pudo constatar la atmósfera creativa que reinó durante la filmación del rodaje; un aspecto que resultó igualmente vital para la actriz Ketty de la Iglesia, la cual tuvo que laborar intensamente en expresar sin palabras toda la zozobra de una mujer marcada, en su rostro y en su ser, por el abuso de un esposo violento, que interpreta Rafael Lahera.
En términos de producción, La guarida del topo se hizo realidad gracias a la participación de la Casa Productora del ICRT, que anteriormente participó en el financiamiento de Viva Cuba y Habanastation, y que con la finalidad de promover las propuestas audiovisuales de jóvenes directores se encuentra ahora enfrascada en el largometraje Cuatro esquinas, de Pedrito Rodríguez.
A propósito de esta empresa con la institución, Ureta afirma que «en este momento puede haber una colaboración eficaz entre los productores independientes y las instituciones, y esta cinta ha sido un buen ejemplo de ello».
—¿En qué medida te ayudó el realizar numerosos videoclips para llegar a ser director de largometrajes de ficción?
—Nunca me pensé filmando videoclips, puesto que toda mi preparación fue encaminada a hacer cine, primero como asistente de cámaras, después como camarógrafo, y hasta pude participar con Raúl Pérez Ureta en una película de Daniel Díaz Torres. Cuando se me presentó la oportunidad de realizar videoclips, tomé por ese camino pues era un momento muy difícil para hacer cine. Esto me ha servido mucho porque me ha brindado un entrenamiento constante y es quizá la vía más cercana que encontré para mi autorrealización profesional, haciendo algo parecido al cine.
«En el videoclip me gusta siempre tratar de contar una historia, y hasta utilizo el mismo sistema de producción del cine, pero siempre mantuve la necesidad de expresar mis motivaciones primeras por ese arte. Es por eso que me enfrasqué primero en La mirada y ahora en La guarida…, que gracias al premio Haciendo cine de la Muestra de Nuevos Realizadores se pudo agilizar y ya la tenemos».
—¿Crees que ahora estamos en un mejor momento para que los jóvenes puedan hacer películas?
—Pienso que hay una combinación de dos factores. Indudablemente el videoclip me ayudó a desempeñarme como realizador y a difundir mi trabajo entre la gente, de manera que no resulta tan abrupto que me aparezca con una película. Y además existe ahora un desarrollo de la producción fuera del ICAIC, a la cual el videoclip ha ayudado muchísimo, pues ha impulsado la formación de muchas de las personas que hoy por hoy se han ganado un respeto en la producción del audiovisual, y no solo realizadores, sino también técnicos camarógrafos y sonidistas.
—¿Qué expectativas abrigas en torno a La guarida…?
—Quisiera que cuando se vea la película las personas pudieran salir del cine y llevarse a casa una historia, almacenando bien adentro las complejidades de cada personaje. Tal vez las soledades, los silencios, el tempo un poco más lento nos permitan compenetrarnos más con las situaciones por las que van atravesando. Quise alejarme del cine que se apropia de un cubaneo excesivo, para ahondar más en el interior de los personajes y sus conflictos.