Fotograma de A propósito de Elly. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:09 pm
Siete largometrajes de ficción producidos entre 1990 y 2009 en Irán conforman la muestra que hasta el 25 de mayo acogerá el capitalino Multicine Infanta.
Una de las películas más sobresalientes de la Jornada de Cine Iraní, mediante la cual los cinéfilos cubanos podrán acercarse a la realidad de esa nación asiática, se nombra A propósito de Elly, cuya presentación correrá a cargo de su director, Asghar Farhadi.
Asghar Farhadi tiene una manera muy peculiar de concebir los guiones de sus películas, y con A propósito de Elly, que le valió el Oso de Plata como director en Berlín, no ocurrió diferente. «Una escena se apodera de mí y me provoca una historia que no adquiere sentido hasta más tarde».
En A propósito de Elly el punto de partida fue «la imagen de un hombre solo, al atardecer, con la ropa empapada, esperando a que saquen del mar el cadáver de una mujer. Fue como encontrar un botón, y empezar a buscar la camisa y el traje correspondiente. A medida que escribía, iban surgiendo los temas de la película: la mentira, el juicio y la relatividad de la moral».
El montaje dinámico cercano al estilo occidental, el reparto excepcional, encabezado por Golshifteh Farahani (Sepideh) y Taraneh Alidoosti (Elly) y los rasgos de thriller que acompañan al drama, son algunos de los aspectos que ha destacado la crítica especializada de esta película, a la cual se suman, en esta jornada, La fiesta de fuego, también de Farhadi, así como El globo blanco, de Jafar Panahi; El color del paraíso, de Majid Majidi, y Bashu, el pequeño extranjero, de Bahran Beizai.
Completan el ciclo otros dos largometrajes realizados por Abbas Kiarostami, para muchos el cineasta iraní más representativo de los últimos años: El viento nos llevará y El sabor de las cerezas.
Hasta un pueblo denominado Siah Dareh llega el protagonista de El viento nos llevará, un ingeniero que anda en busca de un tesoro. Al igual que El sabor de las cerezas y A través de los olivos, otra película anterior, El viento... muestra la peculiar estética de Kiarostami, que algunos definen como cine-espejo, porque cada fotograma de su cinematografía es una perturbadora introspección.