Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Saeta de su propia flecha

Para Edgar González, «Edgaro», integrante de Doble Filo, el aporte de la Asociación Hermanos Saíz ha sido vital para la consolidación del rap cubano

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

No tuvo otro «remedio» que convertirse en un melómano perdido como su papá, quien no paraba de escuchar, ni un segundo, la mejor música cubana y universal. Pero siguiendo también los pasos de su progenitor, Edgar González, «Edgaro», se hizo electrónico, aunque con el tiempo uniría ambas obsesiones, desde que integrara, hace 12 años, Doble Filo.

«Mi padre se la pasaba abriendo bafles para que se oyeran mejor, amplificándolos para reducir el ruido. Y eso me acercó a interesarme por los equipos, por la producción musical en el rap, que tanto tiene que ver con la tecnología, porque se trata de sampliar, de tomar fragmentos de cosas...», cuenta Edgaro, al tiempo que reconoce: «haber vivido en Alamar, la ciudad del hip hop, terminó por trazar mi camino».

—¿Qué te motivó a formar parte de Doble Filo?

—Entré a Doble Filo con 16 años, cuando ya existía como agrupación. Para ese entonces Yrak Saenz Orta, fundador del movimiento rapero en la capital, había obtenido primer lugar en el I Festival del Hip Hop y el Gran Premio en el segundo. Es decir, que Doble Filo contaba con cierto reconocimiento, a pesar de su corta edad. Por ese tiempo yo había creado Mental Compilación, pero decidí unirme a Yrak, hace 12 años, y así hemos permanecido, como una familia, hasta el día de hoy.

—¿Se puede hablar de una madurez en Doble Filo?

—Empecé con Doble Filo con 16 años y ahora tengo 27, ya no soy el mismo Edgardo de entonces. He crecido como persona, músico, como productor, como compositor. La vida se va transformando y tú junto a ella, pero también tus textos, tus propuestas. Musicalmente, llegamos a este momento con un disco como Despierta, que nos permite presentar una canción sólida.

«Nos demoramos mucho en hacer un disco porque nunca quisimos llamar de ese modo a una maqueta, a algo a medio terminar. Eso lo hemos podido superar con Despierta, donde se ve una evolución, una madurez increíble.

«En Despierta convocamos a artistas jóvenes muy reconocidos. Así, en una pieza como Amor internacional contamos con la colaboración de Dayramir González; en Déjate llevar por la luz, con Alejandro Vargas, en Despierta, con Nacional Electrónica y Ernesto Blanco; en Lo mismo con lo mismo, con Osdalgia, mientras Julito Padrón aparece en una versión de Lo necesario...

«Son muchos nuestros invitados, entre los que también está Maikel Elizalde, el tresero de Trovarroco. Eran muchos los temas que esperaban por un disco. En total son 18 temas que abarcan muy bien nuestra trayectoria. Gracias a Despierta, nació asimismo nuestra banda, algo que no habíamos asumido pues si era difícil a veces mover un DJ..., pero la verdad es que la necesitábamos. Carlitos «Qva Libre» (Carlos Díaz, guitarrita y líder de esa banda) nos ayudó mucho en esa empresa».

—¿Qué momento vive el rap en la Isla?

—El rap cubano vive un momento de esplendor. Antes de que existiera la Agencia Cubana de Rap (ACR),  teníamos un movimiento que marchaba al unísono. Pero se produjo una ruptura.

«Ahora existen varias agrupaciones con reconocimiento y con producciones importantes, al tiempo que crece la cantidad de videoclips. Soy de la opinión de que el rap cubano es el soundtrack de nuestra juventud. Es difícil encontrar un aparato MP3 donde al menos no suene un tema de rap.

«La diferencia es que si antes todos íbamos en una misma dirección, éramos cuerpo de una flecha en la que nos turnábamos para ser la saeta, ahora cada una de las agrupaciones es saeta de su propia flecha. Ese es un paso lógico e importante para la cultura cubana. Cada una es reconocida por su trabajo individual y un público que la sigue, como sucede con Anónimo Consejo, por ejemplo.

«Estoy convencido de que si la promoción fuera mayor, el rap cubano estaría en un momento superior. El texto, lo que dice el rap cubano, tiene una conexión única con la juventud de la Federación Estudiantil Universitaria, con la de Cayo Hueso y con la de la esquina del barrio. Si se perdiera ese temor a lo diferente, seguramente llegaría a una cantidad mayor de personas».

—¿Cómo anda el Edgardo productor musical?

—Empecé con Doble Filo y el CD La Fabri K, donde nos grabamos junto a Obsesión. Ese fue mi primer crédito importante y el álbum quedó como finalista en una competencia de la revista Billboard. Ahora soy el productor musical de Despierta, mientras participo en Havana Cultura, que agrupa a músicos, artistas de la Plástica con un trabajo interesante, alternativo, novedoso.

«Hace dos años publicaron Havana Cultura New Cuba Sound un disco y ahora están empeñados en un segundo, donde aparezco gracias a que fui escogido por Gilles Peterson, muy reconocido en la música a nivel internacional; él es una especie de creador de tendencias por el mundo. En la primera entrega se me dio la oportunidad de estar junto a artistas como Carl Cox, «Little» Louie Vega, Solal, MJ Cole, muy destacados en la escena alternativa, electrónica. Estar ahí, para un productor cubano, es algo sin precedentes.

—¿Qué ha significado la Asociación Hermanos Saíz (AHS) para Doble Filo?

—Mira, cuando el rap comenzaba en Cuba y nadie sabía qué era aquello, la AHS fue la primera que acogió al movimiento como institución, que le interesó que se integrara a sus filas. Lo vio como vanguardia musical. Ya ese gesto dice mucho. Pero también la Asociación fue la primera que luchó para que los raperos (ninguno había pasado por una academia) se hicieran profesionales, porque creía que poseían valores para llegar a ese punto. Ese fue un paso sin precedentes.

«Luego volvió a emprender otra batalla para que se creara la Agencia Cubana de Rap y, tiempo después, para conseguir que se sumaran a esta nuevas agrupaciones, como Hermanos de Causa, Explosión Suprema..., que llevaban tanto tiempo haciendo rap como Doble Filo. Todo eso me dice que no veo cómo podrían sobrevivir los movimientos alternativos sin la AHS.

«Y es que siempre ha estado al lado del arte, pero ofreciendo el consejo y el apoyo desde la perspectiva de un artista. No ha existido una institución cubana que haya entendido y entienda al rap cubano como esa organización.

«La Asociación Hermanos Saíz ha sido vital para nosotros todo este tiempo: apoyando a los grupos, exhortándolos a que no se detengan, a que crezcan artísticamente. Ella nos ha dado vida».

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