Sara González, cantautora cubana. Autor: Kaloian Santos Cabrera Publicado: 21/09/2017 | 05:06 pm
Cuando en abril de 1961 cambió el rojo color del cielo por el blanco color de palomas, la hoy afamada cantautora Sara González, apenas había arribado a la edad de diez años. Pequeña inteligente y vivaz, a pesar de no tener plena conciencia de aquellos sucesos que intentaron arrebatarle la libertad al pueblo cubano, la auténtica representante del Movimiento de la Nueva Trova «percibía, a través de mis familiares que participaban en las tareas revolucionarias del momento, la situación en que nos encontrábamos de agresión, y los peligros. Pero también recuerdo su entereza, tanto que me llevaron con el CDR de mi cuadra a las clases de primeros auxilios, que se impartían en el Canal 2 de la Televisión Cubana, específicamente en los Estudios de San Miguel».
Doce años después, la primera voz femenina, junto a Belinda Romeu, del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, escribía y le ponía música a Girón: la victoria; una composición que «ha sido convertida por Sara en el himno de la primera derrota del imperialismo en América», como apuntan, con absoluta razón, Radamés Giro e Isabel González Sauto en el libro Cincuenta canciones en años de Revolución (Editorial José Martí, 2008).
Fue el maestro Frank Fernández quien los convocó, mientras concebía en 1973 un espectáculo que se desarrollaría en Matanzas, para celebrar un aniversario del 4 de Abril. Ahora, al dialogar en exclusiva con Juventud Rebelde, la autora de ¿Qué dice usted? y Amor de millones enfatiza que cuando habla de Girón: la victoria no le gusta emplear el término de «canción por encargo», y argumenta sus motivos:
«A veces lo he utilizado para explicarme, pero en verdad no me gusta. Digamos que si un amigo tiene un deseo de celebrar un acontecimiento de cualquier índole, te invita a participar en él, tú te involucras o no. Cuando lo haces, deja de ser un mero oficio, para convertirse en verdadera creación. En este caso Frank Fernández nos llamó y surgieron temas como La Batalla, de Eduardo Ramos; Preludio, de Silvio, con esa certeza del triunfo de que “nadie se va a morir menos ahora”; y también nació Girón: la victoria», rememora Sara, quien en este 2011 cumple 60 años de vida, 40 de los cuales los ha dedicado al arte.
«Quizá por mi carácter expansivo y explosivo, Frank me pidió que abordara el tema de la victoria», cuenta esta creativa mujer que tras entregarnos recientemente Cantos de mujer I y Cantos de mujer II, bajo la asesoría valiosa de Marta Valdés y Sigfredo Ariel, pronto nos regalará Cantos de mujer III, para así seguir «revitalizando, gozando y, a través de otros arreglos, cantando canciones de compositoras cubanas del siglo XX».
—Sara, ¿cuándo se estrenó ese tema? ¿Imaginó que Girón: la victoria se convertiría en un himno, en un clásico de la cancionística cubana? Muchos afirman que constituyó su primer gran éxito...
—No me parece que referirme a Girón: la victoria como «un clásico de la cancionística cubana» o como mi «primer gran éxito», le haga justicia a una canción que de hecho ya no me pertenece. La interpretamos por primera vez en el Teatro de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), dentro de un espectáculo que narraba la historia de las luchas revolucionarias, por medio de la música, la danza, las artes escénicas... Canté Girón: la victoria junto al coro de la entonces Escuela Nacional de Arte y de la Escuela Nacional de Instructores de Arte, acompañados por un elenco destacadísimo de músicos. Todos fuimos dirigidos por el maestro Frank Fernández.
«Después, muchos otros momentos la han encumbrado: en el II Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas de 1974, en el teatro Karl Marx, donde, ante las delegadas e invitados, se cantó con un coro gigante de miles. Allí estuvo Fidel. No sé en cuántas ocasiones la ha escuchado frente a mí, pero las veces que he sentido la fuerza de su mirada mientras la interpreto, esa energía sobre mí, es como si él la cantara en mi voz...
«Girón: la victoria ha combatido como internacionalista en Angola y Nicaragua, ha viajado al Festival L’Unitá en Italia, con Manguaré, Augusto Blanca y Pancho Amat, y con ella he podido escuchar a miles coreando: ¡Cuba sí, yanquis no!, ¡Cuba!, ¡Cuba, Che Guevara!, ¡Viva Fidel Castro!, ¡El pueblo unido jamás será vencido!... ¿Puedo decir entonces ¡mi gran éxito!?
«Esta canción se ha cantado en muchos lugares durante tantísimos aniversarios y fechas, junto a muchos compañeros y amigos... Esa canción es de los cubanos todos».
—¿Recuerda algún acontecimiento especial relacionado con ese tema?
—En Varsovia, Polonia, en 1975; en México, en 1976; Santo Domingo, en 1978; en Caracas, Venezuela, en 1979; en Québec, Canadá, y en Boston, Estados Unidos, en 1981; en Australia, en 1982; en las arenas de Playa Girón, en la Escalinata universitaria, en la Plaza de la Revolución, en la Marcha de las Antorchas, en la Tribuna Antiimperialista José Martí... En cuantos lugares la he interpretado, que ahora no me da la memoria, ha estado siempre presente la primera derrota del imperialismo en Cuba, en América Latina. Si algún valor me adjudico con Girón: la victoria es el de defenderla contra cualquier interés comercial o publicitario.
«Durante muchos años esta canción fue el símbolo que cada mañana despertaba a los brigadistas que nos ofrecían su solidaridad en el campamento Julio A. Mella, del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), donde se daban cita compañeros de diferentes nacionalidades y latitudes: nórdicos, europeos, americanos y norteamericanos, que luego encontré en muchos de sus países, durante mis giras de solidaridad. Todos ellos me emocionaban al querer escucharla y recordarla, con tanto amor aún por Cuba y su Revolución».
—Se dice que usted comenzó a ser popular interpretando el tema de Los comandos del silencio, sin que todavía el público conociera su imagen...
—Es verdad que la canción interpretada por mí que primero se divulgó masivamente fue Los comandos del silencio, tema que compuso Silvio para una teleserie del espacio Aventuras de la Televisión Cubana, inspirada en los tupamaros. Nadie me podía identificar pues el arreglo estaba concebido para el tono de voz de Silvio. Cuando él me invitó a grabarla ya no teníamos tiempo de hacer el cambio, pero me ajusté al momento, y ahí quedó. Ahora, por fortuna para mí, me acompaña un gran músico como Pucho López, quien me ha actualizado un arreglo extraordinario también, y que disfruto mucho interpretándolo.
—Sara, ¿cómo conseguir una comunicación inmediata con el público a partir de temas que algunos consideran «difíciles», relacionados con hechos históricos o épicos de nuestro país? ¿Cuál es la fórmula?
—No creo que existan temas «difíciles» relacionados con hechos históricos o épicos, ni tampoco «críticos», «amorosos»... Todos los temas tienen que tener el componente de la honestidad, de la espiritualidad, de la emoción, la afectividad... Cuando un creador enfrenta la obra con sinceridad, francamente, «con el corazón en la mano», como solemos decir, el resultado debe ser encomiable. Mucha mala cosa se escucha amparada en el oportunismo, el critiqueo y la adulonería. Nos venden croqueta por comida: culpa de quienes seleccionan los componentes de las croquetas, ¿no?
Girón: la victoria
Letra y música: Sara González
Cuando cambia el rojo color del cielo
por el blanco color de palomas
se oyen las campanas de los hombres
que levantan sus sonrisas de las lomas.
Después que entre pecho y pecho
haya tenido el deseo de quemar,
de matar, de vengar y de vencer.
Cuando no se olvida que no hay
libertad regalada, sino tallada
sobre el mármol y la piedra
de monumentos llenos de flores y de tierra,
y por los héroes muertos en las guerras
se tiene que luchar y ganar,
se tiene que vivir y amar,
se tiene que reír y cantar,
se tiene que morir y crear.
Canto y llanto de la tierra,
canto y llanto de la gloria,
y entre canto y llanto de la guerra,
nuestra primera victoria.
De luces se llenó el cielo
de esta tierra insurrecta,
y entre luces se batió seguro
buscando la victoria nuestra.
Hoy se camina confiado
por los surcos de la historia,
donde pelearon los héroes
para alcanzar la victoria.