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Casa Editora Abril, un «virus» que contagia amor

Con sus treinta años acabados de cumplir, esta editorial incursiona en libros y juegos digitales, sin abandonar las publicaciones impresas

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

A la reconocida editora Jacqueline Teillagorry le cuesta creer que hayan transcurrido 30 años desde aquel 1ro. de julio de 1980 cuando quedara oficialmente inaugurada la hoy Casa Editora Abril. «Es increíble que los hijos de mis amigos a cuyas bodas asistí, sean hoy mis compañeros de trabajo. A veces me pregunto cómo pudieron pasar tres décadas; 30 difíciles años, además».

De cualquier modo Jacqueline mantiene fresco en su mente un arranque que resultó «la gran locura». Era muy joven y laboraba en Juventud Técnica. «De pronto llegaron y nos dijeron: Se funda la Editora Abril y ustedes formarán parte de ella. Ni siquiera había local y los futuros directores radicaban en una oficina de Juventud Técnica, donde con frecuencia se “cocinaba” lo que iba a suceder, quizá siguiendo el esquema de las publicaciones para niños y jóvenes de los antiguos países socialistas».

En aquel momento, destaca Jacqueline, «ni soñar con el Departamento del Libro, que apareció mucho después. No obstante, había grandes expectativas porque nacían publicaciones al estilo de Zunzún —llegó el mismo año que Abril—, Somos Jóvenes, El guía..., y se unían otras ya acuñadas como El Caimán Barbudo, Pionero y Alma Mater. Hubo el temor de que estas perdieran su identidad, sus perfiles, cuando se unieran a la Editora, pero por suerte no sucedió así».

Jacqueline jamás olvidará las primeras asambleas de servicio y las reuniones de balance anual. «Me parece estar viendo a los directores peleando por lo que había que pelear: el respeto al lector, y exigiendo porque jamás se descuidara la calidad y el profesionalismo. Allí estaban Guillermo Cabrera, quien se desempeñaba como director de Somos Jóvenes; Jorge Oliver y Anisia Miranda al frente de Zunzún; Homero Alfonso en Juventud Técnica; Ubaldo Ceballos llevando el diseño en el equipo del Libro... gente muy decidida a velar porque la Editorial marchara con paso firme.

«Fueron tiempos de confraternizar con gentes muy profesionales: periodistas, correctores, editores, fotógrafos, ilustradores, económicos..., personas con muchas ganas de hacer y que nos formaron a quienes entonces apenas empezábamos en este mundo».

Quien se declara una martiana fervorosa y ha trabajado en textos como José Martí: Documentos familiares, la edición facsimilar de La Edad de Oro, Con todo el sol sobre el papel..., cuenta que con el Departamento del Libro ocurrió como con la Editora:

«Las publicaciones empezaron a tener iniciativas y sacaron a la luz algunos títulos, pues las favorables condiciones económicas lo permitían. De modo espontáneo El Caimán Barbudo hizo Entre cuerdas y Usted es la culpable; Somos Jóvenes, Por Cuba de campismo; Juventud Técnica los primeros Ideas prácticas, así el Departamento comenzó a materializarse. Con Los muchachos de Regla, cuyos autores eran periodistas de JR, me inicié en la corrección con Patricia Semidey como editora, y con Ernesto Rojas como tutor».

Desde entonces hasta le fecha han pasado muchos títulos por las manos y los atentos ojos de Jacqueline, casi 400. Lo supo cuando tuvo que preparar un currículo a raíz de que se le otorgara el premio Romance de la niña mala.

Si se le pregunta por alguno que la haya marcado, responde: «Mira, cada libro tiene su cosa y ninguno se parece al otro. Todos producen alegrías y sinsabores, pero se quieren como si fueran tus hijos. Es una labor muy agotadora y al mismo tiempo muy incomprendida y anónima. Nuestros libros son humildes, pero tratamos de cuidar al máximo la edición. Y, por supuesto, cada error que se publica es realmente muy doloroso».

—Jacqueline, llevas con Abril, la casa editorial de la Unión de Jóvenes Comunistas, 30 años de estrecha e ininterrumpida relación...

—Te mentiría si te dijera que no peleo mucho, que no digo que me voy a ir y me pondré a vender dulces..., pero en este lugar si te atrapa el «virus» del amor y te contagia, no lo puedes dejar, como me ha sucedido a mí. Puedo decirte que el saldo es positivo, creo que indiscutiblemente recibimos un legado y lo hemos mantenido y transmitido a pesar de las dificultades.

«He disfrutado y he sufrido mucho con mis ediciones, como ocurre con todos los matrimonios, en los cuales se viven momentos de pasión y de odio. Y lo más positivo, al menos para mí, es que no ha existido una tarea de la dirección del país donde la Casa Editora Abril no haya estado presente, sobre todo, en términos editoriales: en los tabloides para que los trabajadores sociales se formaran, en las bibliotecas familiares, el Yo sí puedo...

«Pensamos que en los años 90 Abril iba a desaparecer, como muchas otras publicaciones. Pero felizmente salimos de terapia intensiva. No tenemos la misma salud que en los 80, pero seguiremos vivos por largo tiempo».

Juego entre niños grandes

En 1989, Adela Moro Díaz entró a la Casa Editora Abril para integrarse a su grupo de investigaciones, luego se convirtió en asesora de la Dirección, hasta que un buen día, hace cuatro años, la convocaron para que condujera los pasos de Zunzún, «a la cual la unían lazos amorosos, porque trabajé diez años en la Presidencia de la Organización de Pioneros José Martí, lo que me vinculaba muy estrechamente con la revista».

Adela Moro no lo niega. Se siente muy feliz junto a su animada pandilla. «Trabajar en Zunzún —próxima a celebrar también su cumpleaños 30 el 10 de octubre—, es como practicar un juego entre niños grandes, es compartir ideas, sueños, proyectos con profesionales con un alto sentido de pertenencia».

Para Adela el mayor reto es poder entregar «un Zunzún entretenido, interesante, que sorprenda a los niños por la información que les ofrecemos; una revista que conserve ese carácter enciclopédico que le facilite a los pequeños un aprendizaje diverso, al tiempo que los entretenga y les permita adquirir habilidades manuales y jugar de una manera inteligente».

—¿Con qué sueña el colectivo que usted dirige?

—Quisiéramos que Zunzún, que ahora tiene solo 16 paginitas, aumentara su paginado y que se vendiera en los estanquillos, porque hoy llega a las aulas pero a veces el maestro se las queda y se las da al niño un ratico, cuando nuestra revista es para que la tomen, la disfruten por un momento, vuelvan a ella cuando quieran releer una historia o una historieta, para que puedan recortar y hacer las manualidades. Porque en un aula, entre tantos alumnos, ¿a quién le tocará? Perdimos por esa razón un amplio movimiento que existía de coleccionistas de Zunzún, y esas cosas se nos quedan en el camino.

Zunzún se distingue por ser una publicación donde la historieta tiene un espacio permanente. Elpidio Valdés nació en Pionero pero continuó su vida allí por muchos años, Matías Pérez habitó sus páginas y el Capitán Plin se pasea aún por ellas... Hoy los maestros se han jubilado o están en otros proyectos, sin embargo, la revista ha encontrado el relevo que ha arribado con sus nuevos personajes y nuevas tendencias gráficas.

Maikel García, de 32 años, se halla entre los últimos. Lleva más de una década cerca de Abril, pues comenzó como colaborador de Pionero (es el autor de Tito) para finalmente integrarse a esta familia desde el pasado año.

Dialogando con JR, García rememora aquel día cuando en la primaria visitó Abril, ocasión en que compartió con Orestes Suárez, Luis Lorenzo, Jorge Oliver... «Oliver estaba preparando una portada del Capitán Plin y yo le dije: Esa pose ya la sacaste. No, niño, eso no puede ser, me dijo, pero luego buscó en sus archivos y comprobó que yo tenía razón. Siempre fue así, siempre sentí mucho gusto por leer la revista y conocer cómo se preparaba. A partir de ahí me llegaba con frecuencia, lo que me permitió conocer a casi todos los ilustradores que hoy nos enorgullecen. Eso me preparó.

Como Joel Pernas, Sonmy —la única historietista del país—, y Ángel Velazco, Maikel sabe que tiene ante sí una gran responsabilidad: conseguir que la historieta siga viva, algo que se va logrando con facilidad «cuando se trabaja en un colectivo como el de Zunzún, entusiasta e incansable. Ahora estamos concibiendo un número especial que será una gran historieta que irá desde la portada hasta la contraportada, como un homenaje a todos los personajes, buenos y villanos, que han pasado por acá; algo así como un road comics, que seguramente les encantará a los pequeños».

Futuro cierto

Diana Lío, subdirectora de la Casa Editora Abril, considera que «los principales desafíos en lo adelante estarán encaminados a utilizar otros soportes que se adecuen a los gustos y a los nuevos tiempos, pensando en nuestros destinatarios, esencialmente los niños y jóvenes, quienes están muy en contacto con las computadoras, con el mundo audiovisual».

Ello explica que, sin abandonar el libro ni las revistas impresas, ahora esté incursionando en libros y juegos digitales, «que próximamente se convertirán en atractivas propuestas para nuestro público.

«Así, pronto estará colocada en nuestra página web la versión digital de Chamaquili en La Habana, la cual creo resultará muy interesante. Ya se trabaja en una biblioteca digital que abrirá con la presencia de Zunzún y Juventud Técnica, que están cumpliendo aniversarios cerrados (45 esta última ). Luego sumaremos Pionero,  que en el 2011 arribará a su cumpleaños 50».

Permanece como una insatisfacción el actual sistema de distribución que tienen las publicaciones, dice Diana. «Lo ideal es que todas nuestras revistas vuelvan a los estanquillos, para que los niños y los jóvenes las puedan atesorar. Cuando por fin lo consigamos, tanto ellos como nosotros seremos más felices».

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