Mercy Correa Piñero, directora del Centro Nacional de Artesanía, del Fondo Cubano de Bienes Culturales. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 04:52 pm
Sin dudas, las ferias de artesanías resultan uno de los lugares más frecuentados por los turistas cuando visitan nuestro país. Todo el que a Cuba viene, sueña siempre con adquirir un souvenir, una obra de arte o cualquier otra pieza realizada a mano y con calidad. Sin embargo, lo que la mayoría no imagina es que el artista cubano tiene que ingeniárselas para desarrollar sus producciones y que el Gobierno debe invertir cuantiosos recursos en la compra de la materia prima a utilizar.
La historia se repite año tras año y es resultado de un bloqueo económico y comercial contra Cuba, que parece no tener fin. Estados Unidos, el país con mayores importaciones de productos de las artes plásticas y aplicadas a nivel mundial, se niega a vender a la Isla los materiales que necesitan nuestros artistas.
La principal afectación se identifica en el encarecimiento de las materias primas. Estamos obligados a contratar en Europa y Asia productos de origen norteamericano a precios mucho menos competitivos, afirmó Mercy Correa Piñero, directora del Centro Nacional de Artesanía, del Fondo Cubano de Bienes Culturales.
En declaraciones a Juventud Rebelde, la funcionaria explicó que si bien nuestros artesanos trabajan mucho con materiales reciclados para desarrollar su obra, también necesitan de vidrios, pigmentos, pegamentos, pieles y textiles, que hay que importar porque no se producen en suelo nacional.
Sin embargo, Estados Unidos, señaló, es el mejor productor de cristales para vitrales y lámparas. «Pero como no podemos comercializar con ese estado, la compra de estos materiales se encarece mucho. Otro factor que repercute es la imposibilidad de vender producciones cubanas en tierra estadounidense.
«El otorgamiento de visas es otro de los problemas que nos afectan. En la Feria Anual de Santa Fe, por ejemplo, participan artesanos de todo el mundo, menos de Cuba. En la de Puerto Rico tampoco podemos estar, y esas son vías de intercambio entre los artistas y una manera de que la obra se comercialice», destacó Correa.
A lo anterior se suma la falta de relaciones entre bancos norteamericanos y cubanos, lo cual impide que los clientes puedan utilizar los servicios de transferencia bancaria desde EE.UU. hacia Cuba.
También denunció la existencia cada vez mayor de galerías y marchantes de arte que aprovechan las limitaciones generadas por el bloqueo para comprar a bajos precios obras de arte cubano y luego colocarlas a precios más altos en el mercado norteamericano, principal consumidor de arte.
A las dificultades que enfrentan los talleres de producción relacionados con las artes aplicadas con que cuenta el país se refirió también Mercy Correa.
«Estudios realizados estiman que la capacidad productiva de estos talleres se encuentra al 50 por ciento de explotación, como consecuencia, entre otros factores, del deterioro técnico y la escasez de materias primas y materiales para enfrentar mayores producciones.
«En la actualidad hay una severa afectación provocada por la caducidad de las máquinas, con más de 15 años de explotación, y la imposibilidad de acceso a nuevas tecnologías que incrementarían las capacidades productivas y humanizarían el trabajo.
«La mayoría de los equipos y maquinarias que requiere los talleres se ha localizado en el mercado panameño al doble del precio que prodría adquirirse en Estados Unidos», concluyó Mercy Correa.
Por causa del bloqueo una actividad tan noble como la artesanía se ve afectada. Aun así, nuestros creadores desarrollan a diario una obra de calidad y el arte cubano se impone entre los mejores del mundo.