La recién finalizada X Bienal de La Habana convirtió a la capital cubana en una grata fiesta del arte universal y del patio. Durante estos 25 años de vida, el evento ha sabido ganarse la reputación y los espacios que se merece. En la actualidad, ninguna ciudad del mundo se da el lujo de mostrar, a la vez, manadas de elefantes metálicos en plazas públicas, enormes cucarachas humanoides trepando por las paredes del Museo Nacional de Bellas Artes, o atrevidos performances rompiendo la quietud de tranquilas galerías de arte.
Pero en La Habana los proyectos y obras exhibidas desde el 27 de marzo al 27 de abril pasado fueron precisamente algunas de las claves necesarias para comprender que el objetivo de confrontación, reflexión, integración y resistencia que unió a más de 200 artistas de unos 40 países es un hecho social y artístico que se deber tomar muy en serio.
La exposición Alas con puntas... Toma 2 es un buen ejemplo de ello. El realizador cubano Roberto Chile ha sabido aunar a un grupo de artistas de la talla de Franklin Álvarez, Kamyl Bullaudy, Luis Enrique Camejo, Nelson Domínguez, José Antonio Hechavarría, Alicia Leal, Cirenaica Moreira y Reinerio Tamayo, para condimentar —como uno de esos deliciosos ajiacos criollos de los que nos habló Fernando Ortiz— una amplia gama de visiones estéticas con un estilo de hacer videos, que ya tiene nombre y apellidos.
Y el resultado ha sido uno de los productos audiovisuales más cohesionados y fluidos que se hayan realizado en la Isla.
Fue casi alucinante disfrutar la maravillosa paleta de sonidos e imágenes que Roberto Chile cinceló en sus videos. La banda sonora, al crédito de Frank Fernández, Alexis Bosch, Emilio Martiní, Miguel Núñez, Mónica O’Reilly y Obsesión, les dio a sus ocho trabajos el gancho necesario para que los espectadores pegaran los ojos a la pantalla, y no quisieran apartar la mirada durante los 20 minutos que duraron en su conjunto. Ese es, en mi opinión, el logro más atractivo de Alas con puntas... Toma 2.
Los videos muestran a cada uno de los artistas en plena creación. La cámara se mueve o se mantiene fija, y el espectador queda atrapado en los pequeños y grandes detalles que vuelan por la pantalla, como cabalgando sobre las alas que el título de la exposición sugiere. Pero primero es necesario ver cada una de las obras que se aderezan, sin edulcorantes ni facilismos estéticos, bajo su propia curaduría, en una de las salas del Memorial, para luego quedar prendido sin remedio de los ocho trabajos audiovisuales que Roberto Chile creó para la ocasión.
Pero el realizador confiesa que nunca lo hubiera logrado solo. Esta vez tuvo la suerte de contar con un proporcionado equipo de expertos, desde Salvador Combarro y Reynier Aquino, hasta Robin Pedraja, Juan Matos y Juan Carlos Romero, algunos de los cuales son ya veteranos en su equipo de realización. Y una vez que comienzan los primeros planos, musicalizados o editados por unos, graficados o tridimensionados por otros, es fácil notar que se trata de un trabajo audiovisual de alto calibre. La cámara vuela alta o baja cuando tiene que hacerlo; la mirada del espectador se posa donde los realizadores quieren; la edición aparece en su justo lugar; la banda sonora parece haber nacido con cada una de las tomas... Y ante la atractiva propuesta es fácil caer presa de tal seductora red de imágenes y sonidos.
No es la primera vez que Roberto Chile entrelaza su trabajo con otros artistas cubanos. Ese acercamiento, aclara el realizador, está justificado por su profunda afinidad con las artes plásticas y sus creadores.
¿Pero por qué Alas con puntas... Toma 2? ¿Existió acaso una primera toma? Pues sí. En enero del pasado año, Chile organizó y fue también el curador de una primera edición de Alas con puntas, como parte de las celebraciones por el aniversario 155 del nacimiento de José Martí. La exposición incluía pinturas, dibujos, esculturas, diseños y fotografías de José Gómez Fresquet (Frémez), Alexis Leyva (Kcho), José Villa, William Pérez, Jesús Lara, Eduardo Roca (Choco), José Fúster, Jorge Luis Santos, Roberto Fabelo, Dausell Valdés, Javier Guerra y Alain Pino. Y para la ocasión realizó 12 videos, cada uno igualmente dedicado a un artista de manera individual.
¿Qué diferencia a Alas con puntas de Alas con puntas... Toma 2? Esta es la continuación de aquel primer proyecto, dijo el realizador a JR, «pero con la diferencia de que esta vez hemos cambiado los nombres de los artistas y también el concepto de la instalación. Y hemos mantenido la misma línea temática, que a fin de cuentas es el principal objetivo de la exposición. A pesar de que Alas con puntas... Toma 2 es más moderna que su predecesora, la esencia de ambos proyectos es básicamente la misma. Cada artista tiene un estilo personal, y nuestra idea es que los elementos audiovisuales lleguen y penetren la mirada de cada uno de ellos.
—¿Entonces habrá un Alas con puntas... Toma 3?
—Todo depende de la respuesta del público. Si aceptan estas alas con puntas, entonces habrá una tercera toma.
Alas con puntas... Toma 2, para los que quieran remontar el seductor vuelo de Roberto Chile, se mantendrá expuesta en el Memorial José Martí hasta el próximo 17 de mayo.