Noveles músicos como Dayramir y Habana Entrance, festejan estos días de jazz en la capital. Foto: Roberto Meriño A ellos les gusta hacer jazz. Disfrutan en escena de cada improvisación salida de sus instrumentos. Esa música les fluye de un modo singular, porque allí le ponen el aderezo nacional. Son noveles músicos, graduados de las escuelas de arte en muchos casos, que emergen por su talento en el panorama sonoro de la Isla.
Tienen un recorrido considerable, pero todos coinciden en que el Concurso Internacional de Jóvenes Jazzistas Jojazz, marcó un punto de cambio en sus carreras. Siempre soñaron con el emblemático Festival Jazz Plaza; y muchos —en su etapa estudiantil— compartieron con los consagrados en algunas de las ediciones anteriores de ese evento.
Ahora el certamen festeja tres décadas desde que fuera creado en 1979 por otro grupo de muchachos inquietos, llenos de creatividad y deseosos de desarrollar la música del país.
Pero los aportes de «aquellos» y de «los nuevos que llegan» siempre han brindado vitalidad y un toque singular al movimiento jazzístico cubano. De ahí que la 25 edición de Jazz Plaza, que inició el pasado jueves en La Habana, tenga una confluencia generacional que la distingue.
El encuentroBobby Carcassés, uno de los fundadores de Jazz Plaza, afirma que ha sido permanente la participación de las nuevas generaciones en los festivales. «En estos 30 años han desfilado jazzistas geniales. Recuerdo, por ejemplo, a Javier Gutiérrez Masó, Orlando Valle (Maraca) y Orlando Sánchez (Cubajazz).
«Llevo casi medio siglo cultivando ese estilo y he visto el desarrollo del género en Cuba. Con esta hornada de jóvenes compruebo lo que siempre he pensado: este es un país donde se dan los músicos con naturalidad».
Carcassés asegura que estos días de encuentro con los más nuevos tienen una palabra de orden: intercambio. «Tocaré con ellos el domingo en el teatro Mella, incluso, actuaré con la Big Band que dirige Joaquín Betancourt, donde todos son jóvenes».
Para el maestro Chucho Valdés este evento es una escuela mutua, donde se establece un vínculo entre músicos de experiencia y los que hoy comienzan. «Ellos aprenden de nosotros y nosotros de ellos. Toman la experiencia positiva de los mayores, y nosotros la fuerza y el espíritu que ellos traen.
«Cuba es cantera de jóvenes músicos que poseen un talento y una formación académica increíbles, y pienso que el Jojazz ha ayudado mucho a que puedan establecerse. Ellos están haciendo un trabajo muy importante», sentencia Valdés, quien preside el Comité Organizador del certamen.
Ellos tienen la palabra«Estoy contento de que haya jóvenes optando por hacer música seria y buscar nuevas sonoridades, algo que es bien difícil en estos tiempos. Por ejemplo, entre los pianistas cada uno tiene su propio estilo.
«Pero pienso que quedan muchas cosas por hacer, y ojalá hubiera más lugares donde tocar y confrontar todos juntos. Sería mayor nuestro movimiento, aunque creo que se nos está dando más valor y oportunidades. Grabamos discos con el sello Colibrí, que está haciendo un gran trabajo. Espero que siga. Talento en esta Isla sobra». (Harold López-Nussa, pianista, quien se presentó este viernes, en el teatro Amadeo Roldán, junto a Roberto Fonseca y Temperamento, y al francés Jacques Bouniard)
«Nuestro movimiento está tan fuerte como el de los “viejos”. Somos una generación que va a suceder a la que está bien sembrada. Hay un montón de proyectos. Están los de Rembert Duharte, Yasek Manzano, Abel Calderón, Dayramir González, Jorge Luis Pacheco...; dentro de los cuales hay grupos bases como el de Yasek y el mío.
«En mi caso, me relaciono con la cultura oriental, con el changüí, el son y lo tradicional, porque soy de Holguín. Todo eso lo he insertado en el ambiente jazzístico, y eso me diferencia, aunque tenga cosas en común con Harold, Aldo López-Gavilán y Rolando Luna». (Alejandro Vargas, pianista, podrá ser visto hoy, a las 8:30 p.m., en el cine-teatro Astral, en compañía de la canadiense Janelle Monique y el grupo colombiano Dos Aguas)
«Jazz Plaza es para nosotros un viaje hacia las raíces. Nos sirve como ejemplo para saber de dónde venimos. El intercambio es recíproco. He participado en casi todos los festivales, desde 1995 hasta la fecha, excepto en 2001 y 2002. Recuerdo que la primera vez que asistí toqué con Bobby Carcassés». (Yasek Manzano, trompetista, actuará esta noche, a las 7:00 p.m., en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes)
Jojazz, espacio para despuntar«Considero que los jóvenes jazzistas son, quizá, una de las bases más fuertes que tenemos en términos de creación contemporánea».
Así valora a JR la musicóloga Nerys González, quien organiza el V Coloquio Internacional de Jazz dentro del festival, un espacio teórico que reúne a artistas y especialistas para reflexionar sobre la temática.
«Soy de las que comparte el criterio de que en la producción jazzística está la vanguardia de la música cubana actual. Este es un momento en el cual, afortunadamente, está creciendo una hornada de pianistas increíbles. Cada uno tiene muy bien definido qué es lo que quiere hacer y cuál es su camino. Eso es digno de elogiar y reconocer.
«No ha sucedido con el jazz como en otros rubros de la música cubana, en los que se tiende a la mimesis, que es cuando el otro que va surgiendo copia al establecido. En este caso no es así, y son los jóvenes cultores del género los que marcan pautas para la creación y por dónde se conducirá el futuro del jazz cubano».
La investigadora opina que lo anterior tiene que valorarse no solo desde el plano de la teoría, sino de la difusión, promoción y en la discografía, donde destaca el trabajo de Producciones Colibrí, que acoge al joven espíritu del jazz nacional.
González subraya, además, la importancia del Concurso Jojazz, presidido por Alexis Vázquez. Allí, a la vez que se compite, se debate en el coloquio sobre el impacto de las nuevas generaciones en el género.
Para muchos de los ganadores, el encuentro juvenil —que se desarrolla anualmente en la capital— ha marcado el inicio de sus carreras profesionales, y hasta el debut fonográfico.
El pianista Dayramir González encontró en Jojazz ambas oportunidades. «Es para los músicos jóvenes la posibilidad real de llegar al público. Tuve la suerte de ser premiado en 2004 en interpretación, y en 2005 en composición. El concurso me abrió muchas puertas, como la de poder grabar este álbum maravilloso llamado Dayramir y Habana Entrance, que tuvo tres nominaciones al Cubadisco 2008».
¿Jazz joven en la discografía?Es el disco uno de los soportes que también nos acerca a la obra que hoy hace esta nueva generación de músicos. En el catálogo de Producciones Colibrí figuran muchos de ellos.
Gloria Ochoa, su directora, indica que estos jóvenes están dentro del sello Cinquillo, que trata de abarcar lo mejor de la creación musical popular, desde la canción, el bolero, la música bailable, hasta el jazz.
«Tenemos ocho títulos editados, de ellos seis están al alcance del público. Nos enteramos que acaba de llegar a Cuba el séptimo, que es el de Ariel Bringues, y en unos días estará acá el de Yasek Manzano (un CD-DVD).
«Por salir de fábrica están los álbumes de Tamara Castañeda y de Rembert Duharte. Tenemos en proceso tres títulos más. Está grabando Rolando Luna y luego haremos un disco vocal con Janet Hernández, la cantante del grupo de Yasek Manzano. Hay otro proyecto muy interesante para este año, que es vocal e instrumental. También existen otros dos, que están en fase de entrar a producción».
—¿Qué impacto tienen estos discos en eventos fonográficos como el Cubadisco?
—Los discos han tenido tremenda aceptación. Tienen su estética de presentación, logo que los identifica, y constituyen una gran propuesta musical. Esto ha propiciado que todos hayan sido nominados a Cubadisco, y tres de ellos resultaran premiados en sus distintas categorías, como sucedió con los CD de Dayramir, López-Nussa y Vargas.
«Ahora presentaremos en esa feria discográfica la producción de Ernesto Camilo Vega, que es excelente, la del saxofonista Ariel Bringues, así como la muy esperada de Yasek Manzano. Tenemos muchas posibilidades por donde competir este año».
—¿Solo los jóvenes jazzistas integran el catálogo de Colibrí?
—Apostamos por el género. Pensamos que es de alto rigor de interpretación y creación, y que tiene un elevado nivel en Cuba. Nuestros jazzistas pueden trabajar cualquier línea y tienen su propia identificación, que se diferencia del resto del mundo, porque sí hay un jazz cubano.
«Nosotros trabajamos con importantes figuras del país. Tenemos discos de Germán Velasco, Mayra Caridad y Chucho Valdés, junto al cuarteto de este último; y terminamos el DVD de Ernán López-Nussa».
El legado de los conocidos artistas se palpa en la obra de estos muchachos. Lo cierto es que también entre «los nuevos que legan al jazz» hay una apuesta creativa y novedosa, con un lenguaje armónico sumamente contemporáneo. Ellos son los continuadores de ese estilo musical. Y enhorabuena, que así sea.