La melodía más tradicional de la Isla ha viajado, con el septeto Jóvenes Clásicos del Son, a las zonas donde Ike se ensañó. Manatí es un sitio que encierra mil tradiciones. En el corazón del pueblo las casas de madera de la primera mitad del siglo XX se erigen como una pelea ganada contra Ike, el meteoro que les llevó el techo y ya le reponen. El añejo central a un lado del centro de la ciudad y la etérea presencia de Barbarito Diez, rodean a la brigada artística que viene de la capital y visita la provincia de Las Tunas en estos días.
«El pueblo anda en silencio», es la primera idea que se llevan los visitantes. No se siente ni en la escala más tenue, el sonido de los equipos de electricidad. Y en el visible panorama de devastación, muchos se acercan a la guagua que trajo a los artistas.
«Primo, ¿dónde dejaste a Haila?, interpela un joven al humorista Víctor Rojas. «No viene ahora», contesta Víctor. Y todos nos damos cuenta de que es una buena señal. Manatí, como otras localidades del territorio, a pesar de todo, no pierde la capacidad de bromear.
Somos un pueblo “entoleta’o”Con un puesto médico como escenario, el Primo pone humor criollo a las jornadas de recuperación en Cerro de Caisimú. «Soy un guajiro que tiene muchos primos en Las Tunas. Por eso me es muy fácil la comunicación. Conozco las costumbres de esta zona porque nací en Bayamo y tengo familia en Chaparra, Puerto Padre, San Andrés y Velasco (estos dos últimos pertenecen a Holguín)», afirma Víctor Rojas, quien se alisa su guayabera amarilla y acordona sus zapatos «kikos» plásticos, para mostrar su personaje humorístico.
«Este periplo ha sido también de reencuentro con los míos. Me alegró saber que están bien, aunque muchos han perdido sus casas y algunas pertenencias. Sabes, somos un pueblo “entoleta’o” porque conocemos que rico no es el que mucho tiene, sino el que poco necesita para ser feliz».
Para Luis Solás, jefe de la brigada, esa frase del Primo siempre le anima. «La escucho con atención pues la ha dicho en los municipios de Jesús Menéndez, Puerto Padre, Manatí, Colombia, Amancio y en la capital provincial. Es cierta y válida».
Solás describe a la tropa que lo acompaña como incansable. «Como promedio realizamos tres presentaciones diarias, fundamentalmente trabajamos en centros de evacuación, aunque también vamos a zonas más alejadas donde a veces se llega caminando como sucedió en el Cerro de Caisimú».
Esta es la segunda experiencia de Luis Solás, pues hace solo una semana estuvo en Pinar del Río y ahora algunos de los muchachos lo siguieron a Las Tunas.
«Las brigadas que fueron a Pinar del Río siempre regresaban a la capital el mismo día. Por primera vez salen dos grupos por una semana desde La Habana para las provincias de Las Tunas y Holguín.
«A la nuestra la nombramos René de la Cruz en la emisora de Chaparra. Porque René era un actor de esos que hubiera formado parte de la brigada sin pensarlo. Su hijo, que viene con nosotros, se emocionó mucho al saberlo».
Las crónicas de RenéRené de la Cruz (hijo) toma nota de todo. «Estoy haciendo las crónicas de la travesía», explica el actor, quien junto a Jorge Ryan son los que conducen cada espectáculo.
«Jamás nos imaginamos que íbamos a encontrar lugares tan desolados, a gente que llora en nuestro hombro, y otros que nos abrazan y sienten nuestra solidaridad. En esa hora y cuarto que aproximadamente dura la presentación, la gente se ríe y entrega sus aplausos».
De la Cruz siente cómo la Isla, a pesar de todo el daño que han hecho Gustav e Ike, está mucho más unida. Ese deseo de ser amigo y de ayudarnos, no se fue con las ráfagas de los huracanes, dice.
«Yo estoy ronco, pero ya he recibido remedios como la salvia y la nuez moscada para mejorarme, porque lo que no se puede es perder la sonrisa», expresa René, quien se apura porque Ryan ya le habla al público con esa frase familiar: «Aquí estamos», y la música de los Jóvenes Clásicos del Son irrumpe en escena.
Somos CubaLa melodía más tradicional de la Isla ha viajado a las zonas donde Ike se ensañó. Varios músicos dejan sus temas más optimistas en el público de estas regiones, como lo hace Ernesto Reyes Palma, director de los Jóvenes Clásicos del Son.
«Buscamos las canciones que hablan del amor, para que los presentes se entusiasmen y sean parte de lo que hacemos».
El septeto, junto a la cantante María Victoria, elige del repertorio nacional títulos populares como El punto cubano, de Celina González, o Maridos majaderos, de Pedro Luis Ferrer.
No es una presentación fácil, de esas a las que se llega solo para promocionar la música. Para María Victoria se trata de cantar mirando a los ojos de la gente, «les veo el alma, y allí les encuentro el rayito de luz. Ellos saben que no están solos, saben que Cuba está preocupada por ellos.
«Ayer en Puerto Padre la periodista que nos entrevistó, lloró al terminar sus preguntas, porque llegamos a su pueblo cuando no lucía su mejor cara, y a mí se me aguaron los ojos. Pero le dije: Tienes que tener fuerza para levantarlo como antes y la próxima vez que vuelva, lo disfrutaré de esa forma».
El trovador tunero Norge Batista se ha unido al recorrido. El cantautor expresa que ha visto llorar a este grupo que vino a levantar el espíritu de las personas, pero la respuesta de la gente cambia el tono y es algo mágico, porque se crea una empatía muy grande con el público.
«Por eso les interpreto mis temas más ligados a mi tierra como Búscame adentro, para que comprueben que somos parte de ellos mismos», señala Batista.
Brigada adentroLa brigada es una de esas escuelas que da lecciones para la vida y el arte. En el escenario los actores perciben lo que pasa con los espectadores. Se busca, al decir de Jorge Ryan, brindar lo que mejor sabemos hacer. Observan cada sitio y hablan con los pobladores.
«Es una enseñanza humana», afirma el trovador Fernando Bécquer, quien no ha escapado a las historias narradas por los tuneros con el ciclón Ike. «Me las han contado con una valentía y unas ganas de seguir pa’lante tremendas».
Para el actor Osvaldo Manuel Pérez experiencias como la de la comunidad del Cerro de Caisimú son únicas, por eso admira a la gente que lo recibe con tanto calor humano. «De esta experiencia tengo dos visiones: la del creador y la de la gente que me recibe», apunta Osvaldo Manuel Pérez, director de Teatro de la Palabra, quien interpreta al Cantaclaro del programa televisivo Rincón de fantasía, del Canal Educativo.
«Cuando salgo a actuar, mis primeras risas son con miedo y, al final, estoy deseoso de que sean carcajadas contagiosas para todos».
Tiempos mejores siempre vendrán, dice Jorge Ryan, porque «al final de la jornada esto no es el Katrina en los Estados Unidos. Es Cuba, y con los pocos recursos con que contamos, hay una esperanza verdadera y objetiva de que no estamos desamparados».
Arte y solidaridad«Uno de los antecedentes de estas brigadas artísticas fue el ciclón que azotó a Cabo Cruz, Pilón y Niquero, en Granma. Se han retomado luego de una visita que realizara Abel Prieto, ministro de Cultura, a Pinar del Río, poco después del paso del huracán Gustav», declara a JR Rubén del Valle, vicetitular del sector.
El funcionario precisó que un total de siete brigadas actuaron en los municipios pinareños y el sábado último se presentaron en dos localidades más: Minas de Matahambre y Bahía Honda.
«Simultáneamente surgió la idea, tras el paso de Ike, de viajar por un tiempo mayor a Holguín y Las Tunas. Estos grupos vienen con los recursos necesarios para no afectar la situación tan compleja que existe en esas provincias».
Del Valle destacó que desde el punto de vista logístico este ha sido un esfuerzo del Instituto Cubano de la Música, el cual tiene la responsabilidad de convocar y organizar cada grupo, junto al Consejo Nacional de las Artes Escénicas.
«Con estas iniciativas se pone de manifiesto el espíritu solidario y la fibra revolucionaria de los artistas cubanos. Las llamadas son muchas, porque la mayoría quiere ofrecerse, participar. Es una muestra del altruismo de nuestros creadores».