Lo que no lograron los más de 12 000 guionistas de cine y televisión de Estados Unidos, integrantes del Sindicato de Guionistas Americanos (WGA, por sus siglas en inglés) con su huelga indefinida —por primera vez en dos décadas—, hasta lograr que también a ellos les reporten beneficios la venta de los DVD, de las series de televisión y los programas que se ofrecen en Internet y otros tipos de nuevos medios tecnológicos, lo consiguió el reconocido cineasta Brian de Palma con su más reciente entrega, Redacted: poner rojos de ira a los inquilinos de la Casa Blanca.
A fin de cuentas, con ese acto «revoltoso» de los libretistas, quienes saldrán perdiendo a largo plazo (porque la mayoría de los estudios de cine y los programas televisivos tienen almacenados suficientes guiones para mantenerse activos hasta principios del próximo año) son los seguidores de series de pegada como Lost, 24 horas o La ley y el orden. Pero lo de la película protagonizada por la actriz Scarlett Johansson y ganadora del León de Plata al mejor director en la 64 Mostra de Venecia es diferente. Y la razón es que Redacted narra la historia real de un grupo de soldados estadounidenses que violaron y mataron a una adolescente de 14 años en el año 2006, lo cual le ha sentado muy mal a la camarilla de Bush.
El escándalo ha tomado mayores dimensiones, además, por algunas «acotaciones» publicadas por periodistas de medios ultraconservadores como el comentarista «estrella» de la Fox News, Bill O’Reilly, que decía: «Ese villano y su malvada película tendrán un efecto muy claro. Imaginen a jóvenes musulmanes llenos de odio viendo cómo violan a una musulmana a todo color. Si solo uno de ellos entra en la lucha y mata a un americano, será culpa de Brian de Palma»; o como Glenn Bleck, de la cadena CNN, que lo «felicitaba» por su contribución a que «Al Qaeda aumente el número de reclutamientos al final de este año».
Hay otras críticas más exacerbadas como esta: «En la Segunda Guerra Mundial, el presidente Roosevelt, un icono liberal, habría mandado a la cárcel a De Palma», o esta: «Si alguna cadena de cine programa esta película, voy a pedir a cada veterano de guerra que se manifieste delante de las salas».
Del otro bando, desde Hollywood, el director Eli Roth ha defendido a su colega y ha insistido en la necesidad de contrarrestar en el cine «el hecho de que las noticias que llegan a EE.UU. desde Iraq estén demasiado esterilizadas. Realmente no vemos ninguna imagen de los horribles hechos que están sucediendo allí. Ni siquiera vemos fotos de los cuerpos de nuestros soldados», afirma. En tanto Richard Corliss, de Time, asegura que es «un trabajo lleno de fuerza, el testamento político y cinematográfico más duro desde Corazones de hierro, una llamada a nuestra vergüenza nacional, una nueva medalla de honor para De Palma».
El filme narra una historia real, pero los crímenes y abusos de los soldados estadounidenses en Iraq pueden opacar su guión y seguramente llenarían muchos otros. Como era de esperar, las consecuencias por el gran malestar provocado por el realizador de títulos como Carrie, Los intocables, El precio del poder y Vestida para matar, no tardaron, de modo que algunas de las escenas de la película fueron censuradas por Magnolia Pictures, la distribuidora del filme que hizo que desaparecieran los rostros de los iraquíes muertos, mostrados en un montaje fotográfico al final de Redacted. La explicación de tal decisión la ofreció Eamonn Bowles, presidente de Magnolia, durante un foro en el Festival de Cine de Nueva York.
«Siempre nos mostramos dispuestos a dejarle hacer la película que quisiera hacer, pues no muchas distribuidoras hubiesen financiado por completo la cinta, pero Magnolia podría verse envuelta en una situación legal insostenible, si las familias de los iraquíes fallecidos interpusieran una demanda», declaró Bowles. Y aunque De Palma perdió su derecho a realizar el montaje final en un juicio ante el Gremio de Directores de Estados Unidos, señaló: «Luché todo lo que pude para que esas fotografías no fuesen ocultadas, dijo, y aun así perdí».
La películaMientras que algunos piensan que las tantas películas que en su tiempo sacaron a la luz el desastre de Vietnam debían haber servido para no volver a repetir el mismo horror de hace 40 años, el cineasta no está de acuerdo con posturas como: «¿De qué sirve denunciar las mentiras y desgracias de una guerra que ya no tiene solución y que ya no le importa a nadie?». Por el contrario, él sostiene que «espera indignar al público lo suficiente como para motivar a sus legisladores a votar contra esta guerra.
«Recuerdo que en Vietnam veíamos muchas imágenes de soldados volviendo a casa heridos o muertos. Cogías la revista Life y contemplabas unas fotos de guerra que horrorizaban. No ha sido así en Iraq. Por eso he querido enseñar lo que se ve en internet, pero no en los medios de comunicación, regidos, como se sabe, por grandes corporaciones.
«Quizá la película provoque una reacción. Cuando vimos este tipo de imágenes en Vietnam los ciudadanos protestaron y resultaron decisivas para poner fin a una guerra sin sentido. Esperemos que suceda lo mismo y el Congreso apruebe el retorno de las tropas», concluyó.
Considerado ahora por sus detractores como un antipatriota y un incitador de la violencia terrorista contra EE.UU., Brian de Palma, quien por mucho tiempo ha sido catalogado como el «imitador» del estilo de Hitchcock, regresó con Redacted al cine de contenido político, como en los inicios de su carrera, cuando rodó cintas como Greetings o Hi, Mom!, solo que si entonces no tenía el oficio para encauzar de la mejor manera la experimentación visual que se había propuesto, en estos momentos le sobra, pues conoce perfectamente el lenguaje cinematográfico.
Esta vez el realizador de Scarface recurrió a videos caseros de los soldados, blogs, diarios, material publicado en Youtube..., con lo cual «contruyó» un reportaje a partir del célebre caso de abuso a una familia iraquí, para reflejar otra arista del conflicto.
Consciente de que la primera baja de la guerra es la verdad, De Palma alternó los puntos de vista de militares, de miembros de los medios de comunicación y de los civiles iraquíes. Consciente de que la primera baja de la guerra es la verdad, en el filme De Palma alterna diferentes puntos de vista: el de los militares, el de los miembros de los medios de comunicación y el de la población, resaltando las consecuencias del conflicto bélico en cada uno de los grupos y así como las reacciones de los encuentros de unos con otros.
Para algunos, en lo artístico, el principal problema de Redacted radica en dedicar hora y media a presentar una única situación que no pocos conocen, de modo que «la película se torna excesivamente pequeña y mecánica». Sin embargo, destacan entre sus aciertos la inclusión en medio de la trama principal, del cortometraje documental Barrage, realizado aparentemente por Marc y François Climent, nombres tras los cuales se esconde el propio autor, «una maravillosa pieza cinematográfica, aseguran, que permite ver imágenes reales habilidosamente montadas por su habitual colaborador, Bill Pankow».
No obstante, al parecer la balanza se inclina a su favor, a pesar de que no son pocos los especialistas que siguen apreciando en las propuestas de este talentoso director, sobre todo, un problema de estilo: películas que en ocasiones se desinflan porque su puesta en escena va al margen de lo que exige la historia, o porque esta última no es suficientemente consistente.
Así y todo, aunque la polémica siempre ayudará a que el interés por Redacted se anime, no habrá quien le quite a la película un lanzamiento de corto alcance, porque no estamos hablando de las taquilleras Spiderman 3 o Piratas del Caribe, ni tampoco de otros largometrajes que marchan raudos en pos de la próxima entrega de los Oscar, y por tanto todos hablan de ella, como American gangster, de Ridley Scott; No country for old men, de Joel y Ethan Coen; Youth without youth, de Francis Ford Coppola; o Charlie Wilson’s war, de Mike Nichols. Al final, quizá a Redacted no la salve en Norteamérica ni la honorable firma de Brian de Palma.