Noel Nicola fue en esencia un verdadero torvador. Junto a Silvio y Pablo, es de los fundadores. Allí estaba, en los conciertos auspiciados por Casa de las Américas, estimulado por Haydée Santamaría; en los de la Cinemateca de Cuba, con el grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que integró desde los inicios; en peñas y teatros donde la Nueva Trova plantaba esas semillas que serían, con el tiempo, árboles frondosos.
Sin embargo Noel Nicola (1946-2005), hijo de Isaac (uno de los fundadores de la Escuela cubana de guitarra, maestro de Leo Brouwer) no fue de los más favorecidos por la popularidad, si bien es respetado y admirado por muchos en Cuba y fuera de ella. Como trovador en sí, careció del poder de convocatoria que tuvieron ampliamente sus principales colegas. Claro, en casos como estos casi siempre influyen razones extrartísticas (y no entremos ahora, pues no es lugar, en los eternos problemas de la difusión radial-televisiva, las programaciones, las (in)justicias poéticas y de todo tipo).
Ello no puede ocultar el hecho de que se trata de uno de los grandes de la Nueva Trova, de la trova cubana toda. Lo digo así, de un tirón, sin regodeos.
Muchas de las canciones de Noel Nicola figuran entre las más acabadas y sobresalientes, no ya de ese contexto, sino de toda la cancionística cubana. Incluso, algunas de ellas han sido tan populares que las cantan no pocos intérpretes, más incluso de lo que él mismo lo hizo. Por ejemplo, Son oscuro, convertida en hit hace varios años.
Noel siempre cuidó mucho los arreglos, pero en esencia fue un trovador; me gustaba mucho escucharlo con su voz aguda y de raro timbre, lanzando al viento sus elevadas metáforas, sus textos profundos, sus solfas complejas pero pegajosas. Representa otra línea que, pese a sus inevitables puntos de contacto, no tiene que ver con Silvio, Pablo u otras poéticas de la nueva canción cubana.
Radiografía de una apariencia, Comienzo el día, Con las letras, la luz; Para una imaginaria María del Carmen, Es más, te perdono (pequeña joya de la canción erótica entre nosotros), Cuatro cosas bien, Leí su carta ayer, Ya están las semillas, Cueca con tu nombre escondido, son algunas de mis favoritas en la espaciosa «arca de Noel».
Musicalizó, asimismo, un puñado de versos de un poeta que mucho lo ha influido, un lírico de cabecera de varios cantautores que empezaron junto a él: el peruano César Vallejo.
En una simpática pieza, de corte muy posmoderno, que titulara uno de los últimos discos suyos, Noel se confesaba un «trovador sin suerte», acaso aludiendo a algunas de estas razones que he comentado, pero esto es solo la «radiografía de una apariencia», porque el cantautor cuenta con una obra rotunda, llena de momentos gigantes que van desde la irreverencia y la iconoclasia hasta el lirismo y la ternura, y se apoyan en un arsenal armónico tan rico y henchido que en este campo supera a no pocos de sus colegas, por lo cual es una cancionística (que dicho sea de paso, supera los 300 títulos) insertada por derecho propio en la historia de nuestra música.
Para dar fe de todo esto y rendir póstumo homenaje al inolvidable bardo, la Casa de las Américas (esa misma institución que junto a sus compañeros le «acunó» y creyó en él cuando casi nadie lo hacía) ha organizado una exposición y el «lanzamiento» de un CD el próximo lunes 17; la primera, que podrá verse a partir de ese mismo día en la Sala Contemporánea, recoge instantes de su fructífera vida, dedicada en cuerpo y alma a la «canción pensante», ahora cada vez más necesaria.
Respecto al fonograma, los Estudios Ojalá y el sello Autor (SGAE) fueron los auspiciadores de lo que promete ser uno de los grandes discos de los últimos tiempos entre nosotros, el CD 37 canciones de Noel Nicola, donde intérpretes iberoamericanos de su misma línea realizan versiones de otras tantas piezas suyas, algunas muy conocidas, otras no tanto.
Como diría Silvio: «¿A qué más?». Parece que la suerte de Noel Nicola se ensancha, pero sin lugar a dudas, los más afortunados somos nosotros, que crecemos un poco cada vez que disfrutamos sus canciones.
Más sobre el discoSilvio Rodríguez ha sido el gestor de la idea y el director musical de este álbum doble a cuya convocatoria acudieron, de Cuba: Adalberto Álvarez y su Son, Pancho Amat, Manuel Argudín, Augusto Blanca, Leo Brouwer, Robertico Carcassés, Juan Manuel Ceruto, Kiki Corona, Vicente Feliú, Santiago Feliú, Frank Fernández, Juan Formell y los Van Van, Lázaro García, Liuba María Hevia, Polito Ibáñez, Ernán López-Nussa, Anabell López, Carlos Luis, Pablo Milanés, Moncada, Amaury Pérez, Omara Portuondo, Miriam Ramos, Vocal Sampling, Sexto Sentido, Chucho Valdés, Carlos Varela y José María Vitier. De España: Luis Eduardo Aute, Javier Bergía, Víctor Manuel, Luis Pastor, Javier Ruibal, Caco Senante, Ismael Serrano. Latinoamérica está representada en este homenaje por Víctor Heredia, Tania Libertad, Cecilia Todd y Daniel Viglietti.