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Pedro Enrique Peña, un talento de las cuerdas

El joven músico es admirador de la obra del maestro Leo Brouwer. Resultó ganador en julio último del primer premio del Concurso Internacional de Guitarra de México

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

 

Foto: Heriberto González Brito

«La guitarra es un instrumento de una riqueza tímbrica increíble», afirma Pedro Enrique Peña Moroño, quien ha dedicado gran parte de su vida al estudio del instrumento y ya cuenta con resultados alentadores en su carrera artística.

En julio último, el joven fue merecedor del primer premio del Concurso Internacional de Guitarra de México, un certamen riguroso aunque con un significado profesional muy grande, «pues ha sido mi primer concurso fuera de la Isla y dio la posibilidad de representar a los guitarristas del país allí, algo que me hace muy feliz».

Sin embargo, complementa el regocijo de este virtuoso muchacho su reciente graduación con Título de Oro del Instituto Superior de Arte (ISA), centro donde recibió clases con el maestro Martín Pedreira.

Aunque todavía es incipiente el recorrido de Pedro Enrique por el mundo del arte, ha obtenido lauros en los concursos de Guitarra 4 de Abril (Las Tunas, 1997), y los nacionales para Estudiantes de Guitarra Isaac Nicola Camagüey 1999 y Ciudad de La Habana 2005.

Este joven expresa que el resultado de un artista se mide por su intercambio con el público, y de ello ya tiene constancia tanto en su gira nacional de 2002 junto a la orquesta profesional de guitarras Sonantas habaneras, dirigida por el maestro Jesús Ortega; como en el concierto ofrecido como solista ese mismo año, en el Museo de Bellas Artes.

—Háblanos un poco de tu reciente participación en el certamen de México.

—Cuba fue representada en el evento por Yalid González y yo. Al concurso, desarrollado en el estado de Coahuila, participamos diez concursantes. Se hicieron tres vueltas, y en cada etapa debíamos tocar una obra diferente —en la última quedamos tres mexicanos y yo, que finalmente fuimos los premiados del certamen.

«Interpreté obras de varios compositores como El Concierto de Toronto de Leo Brouwer, una sonata del español Antonio José, y otra del mexicano Ernesto García de León. Fue un gran reto. En el jurado no había cubanos que nos apoyara y fue una competencia muy fuerte.

«Pienso que ha sido una gran experiencia conocer a las grandes figuras jóvenes de mi tiempo, que tienen un talento tremendo, grandes agilidades en las manos y tocan muy bien. En ese tipo de espacios se mide el hacer y transmitir mucha música, por lo que fue muy lindo cuando el 2 de julio me dieron el premio y poner el nombre de la nación en otro país».

—¿Qué te llevó a la guitarra? ¿Dónde la estudiaste?

—Recuerdo que me llamó la atención su timbre, sobre todo ese sonido del instrumento en la música popular como los tríos. Era agradable escuchar en la radio aquellos acordes de cuerdas, desde lo clásico hasta lo que más ha gustado al público.

«Es que la guitarra canta muy lindo a la par de un violín o de cualquier instrumento de arco, y a la vez es tan armónico como el piano. En el mundo es muy tocada y se dice que es el instrumento nacional junto a la percusión y el tres.

«Estudié la especialidad en la Escuela Vocacional de Arte de Las Tunas, mi ciudad natal. Después logré el pase de nivel para la Escuela Nacional de Arte (ENA), y luego cursé estudios en el ISA, donde en julio me gradué. Ya sé que se dice fácil, pero ha sido un recorrido largo».

—¿Cuál de los estilos de guitarra prefieres y quiénes son tus paradigmas?

—La guitarra clásica es la que va más conmigo, con mi forma de ser. Es con la que me siento más cómodo. Y en cuanto a mis paradigmas pienso que Leo Brouwer es una de las máximas figuras de la guitarra en la Isla. De otros países también me identifico con Pavel Steidel, John Williams, y otros muchos».

—¿Cómo valoras la inserción de los jóvenes en el panorama musical del país?

—A pesar de que el Festival Internacional de Guitarra de La Habana ya no se hace, se realizan tanto eventos nacionales como provinciales, al igual que se celebran conciertos y se crean orquestas de guitarras y se integran con el requinto, la guitarra baja, y la estándar, que es la que yo toco.

«Ahora mismo noto que en Cuba existe un nivel muy alto en los guitarristas, algo que se evidencia en los jóvenes músicos. El objetivo que se persigue en la nación es el de hacer orquestas de este tipo en todos los territorios para ampliar la presencia de esa línea y vincular a muchos jóvenes a ellas.

«En Las Tunas comencé en una orquesta que me aportó muchísimo, la cual actualmente se llama orquesta de cuerdas Isaac Nicola. Recuerdo que cuando tenía 12 años en una Jornada Cucalambeana ofrecimos al público piezas como Perla marina.

«En La Habana podemos apreciar agrupaciones como la propia Sonantas Habaneras, que es una de las más completas que existen en la Isla y cuenta en su repertorio con obras de autores de diferentes estilos».

—¿Qué expectativas tienes justamente ahora que comienzas?

—Me han invitado, gracias al concurso de México, a visitar en noviembre la capital de ese país. En septiembre comenzaré a impartir clases en la ENA y trabajaré en el Centro Nacional de la Música de Concierto.

«Pienso seguir dando conciertos y dedicarle mucho tiempo a la composición, que me gusta mucho. Y mi otro sueño es hacer un disco, aunque eso todavía puede esperar».

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