Vasos comunicantes, identidades confluyentes, puertas abiertas. Tales fueron los denominadores comunes de la presencia de las letras cubanas como protagonistas principales de la VI Feria del Zócalo de la capital mexicana y la II Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN 2006), durante las últimas semanas.
El libro, la literatura y los autores de la Isla sostuvieron un diálogo enriquecedor con los lectores mexicanos entre el 6 y el 15 de octubre, en un evento que tuvo como invitadas a las ciudades de La Habana y Los Ángeles. Los 400 metros cuadrados de la muestra comercial cubana fueron virtualmente asediados por ávidos lectores.
Uno de los participantes, el poeta Edel Morales, comentó: «La presencia cubana fue notable y superó las expectativas de los organizadores, por el alto nivel de la delegación, la calidad del programa literario y la buena acogida que tuvieron la muestra de libros, las exposiciones de artes plásticas, los conciertos musicales, las proyecciones de películas y las presentaciones de teatro. Una especie de extensión al Distrito Federal del intenso programa interdisciplinario que caracteriza a la Feria Internacional del Libro que, como sede principal, La Habana acoge siempre en febrero».
El diario El Universal reconoció: «Cuba mandó una delegación importante. Una gran cantidad de escritores tanto de historia (algunos especializados en Benito Juárez) como de literatura y filosofía. Entre ellos la más joven, la poetisa Susana Haug, y el veterano, novelista y periodista, Jaime Sarusky». Pablo A. Fernández, César López y Reynaldo González, premios nacionales de literatura; Eduardo Torres Cuevas, premio nacional de Ciencias Sociales y los poetas Waldo Leyva, Norberto Codina, Sigfredo Ariel y Aymara Aymerich, entre otros, sazonaron la Feria con sus textos y vivencias.
La prensa local ponderó, de modo particular, las contribuciones de Rafael Carralero, Sergio Guerra, Caridad Atencio y Ana Cairo al abordar los vínculos entre Cuba y México, a través de Heredia y Martí.
En FILVEN 2006, del 9 al 19 de noviembre en su etapa caraqueña, irrumpieron los premios nacionales de Literatura, Roberto Fernández Retamar, Lisandro Otero, Antón Arrufat, Reynaldo González, Pablo Armando Fernández, Nancy Morejón, Jaime Sarusky y Miguel Barnet, quien celebró allí el cuadragésimo aniversario de su Biografía de un cimarrón, con uno de los más exitosos paneles del evento, en el que estuvo presente el ministro de Cultura, Abel Prieto. Barnet vivió un momento emocionante al recitar su antológico poema al Che en la jornada inaugural y recibir el saludo del presidente Hugo Chávez, quien dijo: «Es un poema de mi época».
Un contacto vivo con escritores cubanos fue algo que agradeció el público caraqueño. Desde Santiago de Cuba viajó a la capital venezolana la poetisa y editora Teresa Melo, quien trajo en su voz las convicciones raigales de su lírica, y junto a ella los testimonios de la gira con que escritores y trovadores jóvenes celebraron el bicentenario de José María Heredia en el 2003, reunidos en el tomo La estrella de Cuba, que contó con la edición cubana y una espléndida venezolana a cargo de Monte Ávila Editores. Desde Ciego de Ávila vino Vasily Mendoza, un joven y laureado narrador cuyos libros, en el ámbito de su territorio, se agotan rápidamente; y de Santiago, también, la narradora y editora Aida Bahr. Bladimir Zamora, Fidel Díaz Castro y Gerardo Alfonso combinaron trova y poesía en veladas de mucho aliento y cálida acogida.
La ensayística contemporánea de la Isla estuvo representada por Luis Suárez, investigador de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina; el historiador Raúl Rodríguez La O, estudioso de nuestras gestas independentistas; Luis Álvarez, conocedor de Martí, Guillén y las expresiones literarias de nuestra identidad; la socióloga Zuleica Romay y Carlos Tablada, autor de una apasionante monografía sobre el pensamiento económico del Che Guevara.
Hablando del Che, fue un acontecimiento el encuentro de los lectores con Harry Villegas, Pombo en la guerrilla boliviana, portador de la dimensión épica y humana del Che. Y sobresalió en la agenda final el reclamo por la liberación de los cinco cubanos luchadores antiterroristas injustamente encarcelados en Estados Unidos.
Hubo, por demás, un acercamiento a la literatura para niños y jóvenes en la Isla, mediante la participación de la escritora Ana María Valenzuela.
De tal manera se reconoce fuera de nuestras fronteras el vigor de las letras y la edición cubanas, al día. Y se recibe el influjo de una América en la que encuentra sentido nuestra expresión.