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La Lisa Recicla: una alternativa para la comunidad

Con un enfoque de compromiso ambiental muy bien definido, una iniciativa pensada para la población y las instituciones sociales del habanero municipio de La lisa, promete, a partir de buenas prácticas para la separación, clasificación y transformación de desechos sólidos, un pedacito de entorno más sano y verde antes de que culmine 2025

Autor:

Rosmery Pineda Mirabal

La Habana combina su rica herencia histórica y cultural con una vibrante vida urbana. Sin embargo, como muchas ciudades en desarrollo enfrenta el desafío de la acumulación descontrolada de plásticos y desechos que amenazan sus ecosistemas, la salud pública y el patrimonio natural.

En este contexto, que se agudiza ante las propias limitaciones de los sistemas de gestión de residuos y una conducta social poco responsable de sus habitantes, la recogida eficiente de la basura se convierte en un eje prioritario para preservar la belleza de sus entornos y garantizar la sostenibilidad de sus recursos. 

Con este enfoque de compromiso ambiental surgió La Lisa Recicla, una iniciativa pensada para la comunidad de ese municipio del oeste capitalino que, a partir de buenas prácticas para la separación, clasificación y transformación de desechos sólidos, promete un pedacito de entorno más sano y verde antes de que culmine 2025.

A propósito de la importancia que tienen este tipo de experiencias para Cuba, Juventud Rebelde conversó con sus implementadores principales, Roberto Pérez Rivero y Mónica Saura, quienes también se desempeñan como coordinadores del programa Naturaleza y Comunidad de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la naturaleza y el hombre.

—¿Cómo surge la iniciativa La Lisa Recicla?

Roberto: Esta idea la estuvimos pensando luego de nuestra inmersión en el tema de los plásticos y también por el trabajo comunitario que hemos estado haciendo en casi todos los lugares de Cuba, lo mismo en zonas urbanas que en zonas rurales.

«En 2023 se nos concede la oportunidad, con la Asociación Catalana por la Paz, de aplicar a un financiamiento del ayuntamiento de Barcelona para apoyar nuestra propuesta de trabajar los sistemas de clasificación en origen de residuos sólidos para que la fracción recuperable pueda luego regresar a las cadenas de valor de la ciudad y no termine en los botes o en las costas y los ríos».

—¿Por qué el municipio de la Lisa?

Mónica: Durante la etapa de formulación de la iniciativa, el lugar seleccionado incluía dos circunscripciones del consejo popular Coronela Versalles, pero actualmente es el consejo popular N7 Versalles y sus áreas colindantes.

«Este barrio, conocido como “Los avioncitos”, tiene muchos edificios de vivienda, o sea, tiene más edificios que casas; lo cual habla de una densidad poblacional bastante alta. Además, es esta una población trabajadora, comprometida, con valiosos valores cívicos y determinadas características que nos dieron el indicio de ser posibles participantes de nuestras acciones. Lo mismo sucede con sus directivos o las personas líderes del área, que han mostrado un grato acompañamiento.

«Este espacio también cuenta con instituciones sociales que podrían ser de gran ayuda a la hora de la participación. Hay una secundaria básica, un hogar materno, la Empresa de Comunales de La Lisa, varios centros de investigación como el Instituto Carlos J. Finlay, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y el Instituto de Geofísica y Astronomía. Estos son actores cercanos que ya tienen cierto nivel de sensibilización, aunque La Lisa Recicla se propone justamente eso: crear y fortalecer capacidades no solo entre los miembros de las estructuras gubernamentales sino, también, de todos los que participan de ese proceso, ya sea los ciudadanos como colectivo o cada persona de manera individual, la cual desde su casa o centro de trabajo puede apoyarnos».

—¿Qué se propone La Lisa Recicla?

Roberto: Esta iniciativa tiene tres enfoques. El primero, ya comentado, es reforzar las capacidades de la municipalidad del Gobierno local y de los consejos populares en cuanto al conocimiento sobre un mejor manejo de los residuos sólidos urbanos y su reciclaje. El segundo es sensibilizar a la población sobre los beneficios de clasificar en origen la basura y de hacerlo apropiadamente. Y el último es establecer sistemas piloto para hacer esta clasificación.

—¿Qué acciones prevén realizar?

Mónica: Los pilotos se tratan de tres ejercicios que serán implementados poco a poco. Uno tiene que ver con la recogida puerta a puerta de todos aquellos materiales que sean reciclables para nuevos productos. Otro sería poner a disposición de los ciudadanos un grupo de cestos diferenciados por categorías y colores para que estos puedan botar los desechos con una previa clasificación en origen. Dicha selección de uno u otro es lo más importante para iniciar cualquier proceso de reúso y reciclaje, pues evita que se mezclen los desechos y a su vez que no se contaminen.

«También habrá un espacio, llamado “centro comunitario”, donde se recogerá diferenciadamente la basura. Estas personas estarán en contacto directo con los habitantes de la comunidad y participarán en la recogida puerta a puerta.

«Entre las acciones a realizar están la capacitación, el diseño, el monitoreo y la preparación de toda la estructura que se va a utilizar, así como el apoyo con los recursos para garantizar esas estructuras. Estamos hablando de traer los tanques, las bolsas, los guantes y los overoles para las personas que se sumen a la iniciativa.

«Además, haremos varias actividades para sensibilizar a la comunidad y mostrarle antes cómo se recicla correctamente, cómo se clasifica en origen y qué importancia tiene este tipo de acciones en aras de que las personas quieran voluntariamente formar parte de La Lisa Recicla.

«El pasado 26 de febrero arrancamos con una actividad lúdica para los adolescentes de la secundaria básica Juventud Heroica, donde se realizaron dos competencias relacionadas con la gestión de residuos sólidos urbanos en general, el impacto de la contaminación, acciones para revertir situaciones de contaminación y para su promoción dentro de la familia».

—¿Solo piensan trabajar con los plásticos?

Roberto: El plástico es uno de los residuos que pensamos trabajar pero, de acuerdo con nuestra experiencia con otros proyectos y acciones y lo que hemos caracterizado de la cadena de valor, pensamos en este como un elemento que marcará la diferencia. Los plásticos flotan, vuelan, componen casi todo lo que nos rodea, incluso, los contenedores de la basura y las bolsas son de plástico, o sea es un material que ha crecido mucho en los últimos años y que nos impone aprender a tratarlo de la mejor manera posible para evitar que al final de su uso llegue a los ríos y a las costas.

—¿Qué importancia le conceden a este tipo de experiencias?

Roberto: Si bien el problema de la basura en la ciudad resulta grave, su gestión es aún más grave. Diariamente se pierden valiosos recursos en ella, sobre todo, aquellos de vidrio, papel, cartón y plástico. Aunque también hay orgánicos que se podrían compostar, lo cual implica otro tipo de trabajo y ya hay experiencia sobre esto en el municipio de La Lisa. La idea es que las personas puedan crear conciencia real de la importancia del reciclaje y reducir así la entrada de basura a los contenedores.

«En cuanto a los ciudadanos que se dedican al reciclaje, pero que desgraciadamente viran los botes de basura o los riegan, la iniciativa prevé que este no sea otro problema ambiental y que no vean en el Gobierno local toda la responsabilidad de su recogida, pues va más allá de eso. Es una cuestión de educación y de cultura.

—¿Y a la iniciativa en sí?

Roberto: Esta iniciativa constituye una especie de ejercicio de prueba, y una pequeña contribución, para crear cultura ambiental. Puede ir más allá de una capacitación e influir en mipymes o pequeños negocios que surjan y les interese aprovechar las bondades de la basura. De esa forma podemos quitarle un poco de presión a los ecosistemas que ahora sufren por la acumulación de plásticos.

«Quisimos empezar con los residuos sólidos urbanos reciclables porque creímos que ayudarán a financiar todos los temas relacionados con el tratamiento y la recogida de residuos sólidos. O sea, recoger la basura no nos generará dinero, sin embargo, recoger lo útil que está en la basura podrá generar financiamientos e incluso empleos que aligerarán la carga de los Gobiernos locales y las empresas de servicios comunales que ya están bastante poco favorecidas».

Para finales de 2025, La Lisa Recicla pretende que su centro colector haya generado una estructura y un funcionamiento económicamente viable y autosustentable para que luego pueda convertirse en un facilitador de materias primas desde la correcta educación ambiental comunitaria. 

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