Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana es un espacio de unidad, de ideas y de acción

Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la clausura de la VI Asamblea Nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, en la Sala Universal de las FAR, el 15 de marzo de 2025, “Año 67 de la Revolución”

 

Autores:

Miguel Díaz-Canel Bermúdez
Juventud Rebelde

(Versiones Taquigráficas - Presidencia de la República)

Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana;

Queridos Comandantes de la Revolución y del Ejército Rebelde;

Queridas y queridos combatientes:

Sea nuestro primer pensamiento, nuestro más entrañable recuerdo hoy para quienes ya no están físicamente entre nosotros, pero cuyo legado está vivo en la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y en esta Revolución indetenible a la que consagraron sus vidas de manera ejemplar.

En primer lugar el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (Aplausos), Presidente de Honor de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, y el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque (Aplausos), presidente fundador y primer jefe que tuvo esta magnífica tropa de la Asociación formada por curtidos combatientes de ambos sexos y de todas las generaciones, cuyas hojas de servicio a la patria nos enorgullecen profundamente.

El propio Comandante en Jefe Fidel Castro definió a los combatientes revolucionarios como servidores leales, que solo tendrán por divisa servir al pueblo.

Estas palabras reflejan la esencia misma de lo que representa la Asociación como una fuerza moral y patriótica que ha sabido transmitir los valores más puros de la Revolución a través del ejemplo y la acción constante.

Constituye motivo de profunda alegría la presencia hoy aquí del General de Ejército Raúl Castro Ruz, aquí firme entre nosotros y con el pie en el estribo (Aplausos), esa frase suya que dice con otras palabras lo que él está demostrando en la vida, que un combatiente revolucionario jamás se retira (Aplausos).

El General de Ejército Raúl Castro ha subrayado el papel crucial de esta Asociación en momentos difíciles para la patria.  

En su mensaje con motivo del aniversario 25 de la misma destacó: “Con su trabajo constante, ustedes han sabido garantizar el cumplimiento de las disímiles tareas y misiones que de manera cotidiana realizan, en particular la formación de valores en las nuevas generaciones, con la exigencia de su presidente fundador, el querido Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, y el ejemplo y guía del líder histórico de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz”.

Por su parte, el Comandante de la Revolución Juan Almeida, presidente fundador de esta Asociación durante dieciséis años, dejó claro desde sus primeras intervenciones que la Asociación de Combatientes sería un baluarte para consolidar los éxitos revolucionarios.  Almeida siempre enfatizó que cada peldaño alcanzado por la organización debía implicar nuevos retos y metas.  

De esa estirpe heroica se ha nutrido durante más de treinta años esta organización, baluarte de la Revolución que nació en días difíciles e inciertos para Cuba y el mundo, con el propósito de unir en una sola fuerza la experiencia, el honor y el compromiso que brotan espontáneamente de lo mejor de los valores humanos de nuestros combatientes.

Sus fundadores no se plantearon crear una simple asociación de veteranos, con matiz asistencialista.

La Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana es un espacio de unidad, de ideas y de acción, en el que convergen los fundadores de la Revolución y sus continuadores, cerrando filas en el cumplimiento del sagrado deber de defenderla hasta el último aliento.

Su fundación en 1993, uno de los años más duros del Período Especial, multiplica el significado del 7 de diciembre, un día de enorme simbolismo, en tanto marca la caída en combate del lugarteniente Antonio Maceo y el nacimiento de Frank País.  Hay en la elección de esa fecha y del Cacahual, lugar donde queda oficialmente constituida la organización, un mensaje de clara reafirmación patriótica coherente con las virtudes que distinguieron las vidas de ambos héroes, relevantes en la historia de Cuba por su ferviente amor a la patria y su coraje de leyenda.

La Asociación de Combatientes, fundada con el declarado propósito de preservar la memoria histórica y defender las conquistas de la Revolución, tiene hoy la misión de ajustar sus objetivos a los desafíos del complejo contexto actual, con la firmeza y claridad que nos guiaron en otros momentos tan difíciles como los actuales.

De eso hablamos el pasado 7 de diciembre, cuando conmemoramos el aniversario 31 de nuestra Asociación, en el Palacio de la Revolución, en un emotivo encuentro con una nutrida representación de combatientes, entre los más de doscientos noventa mil asociados con que ya cuenta.

Por casi dos horas sostuvimos aquel día un diálogo muy franco, emotivo y aleccionador.  Ese día nos impresionó la heterogeneidad del grupo, integrado por combatientes del Granma, de la Sierra Maestra, la clandestinidad, la lucha contra bandidos, las misiones internacionalistas, así como quienes hoy protagonizan importantes tareas en las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior.

Como les expresé entonces, la vida de cada combatiente de la Revolución encierra una lección de historia, pero su mayor valor es de futuro, por toda la savia que nos aporta, en cuanto a sabiduría y fuerza espiritual, y revolucionaria.

La Revolución se fortalece con ustedes en las comunidades, que es su principal radio de acción, por el prestigio que tienen y por la legitimidad que ganaron en combates reales por la independencia y la soberanía de la patria y de otras naciones hermanas.  Desde los combatientes históricos y los internacionalistas, hasta los más bisoños oficiales de las FAR y el Minint, todos gozan del reconocimiento de nuestros compatriotas por sus batallas cotidianas, no exentas de heroísmo, en la defensa de la patria y la salvaguarda de la seguridad del Estado y el orden interior.

El pueblo siente seguridad y confianza cuando ve a un viejo combatiente o a un joven uniformado al frente de una tarea o formando parte de ella.

Destaco, igualmente, la contribución que ustedes vienen haciendo en la educación patriótica de las más jóvenes generaciones, en especial, nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

En un escenario ideológico muy complejo, cada vez más amenazado por la subversión y los procesos de colonización cultural en marcha, que tanto hemos denunciado y que apuntan a borrar la memoria de los pueblos, así como al desarme ideológico de una sociedad socialista como la que construimos, resulta vital la inyección de valores que sus experiencias y sus historias de vida aportan, fomentando el antimperialismo, el patriotismo, la responsabilidad social y el internacionalismo.  No hay mejor antídoto que ese contra la enajenación.

Como expresó el general Arnaldo Tamayo Méndez en una ocasión, los conversatorios entre veteranos y estudiantes son una herramienta poderosa para formar conciencia revolucionaria desde edades tempranas.

No lo duden nunca, ni decaigan en ese empeño.  Como dijo el Comandante en Jefe: ¡el futuro de la patria está en las manos de los jóvenes, pero el ejemplo está en las manos de los combatientes! (Aplausos.)

La fuerza del ejemplo que irradian los miembros de esta Asociación es invaluable. Y no podemos descansar en el empeño de lograr que los jóvenes vean cada vez más en los combatientes un referente de dignidad.

Compañeras y compañeros:

Este encuentro nos ha permitido reflexionar sobre los desafíos actuales y trazar estrategias para fortalecer su papel en la defensa de los valores revolucionarios y socialistas.

Lo hacemos precisamente hoy 15 de marzo, cuando conmemoramos el aniversario 147 de un hecho heroico que trascendió su contexto histórico y que nos legó como vigencia la intransigencia revolucionaria y la convicción de que no se claudica nunca cuando se trata de la sagrada soberanía de la nación cubana. 

En Baraguá Maceo defendió principios que hoy asumimos como convicciones revolucionarias: la unidad, la soberanía y la justicia social.  Protestó porque el Pacto del Zanjón era consecuencia de la desunión en las filas mambisas y porque no garantizaba ni la soberanía ni la abolición de la esclavitud.

Hoy ante las amenazas que enfrentamos, cuando se quiere asfixiar económicamente al pueblo para doblegarnos, humillarnos y destruir la Revolución Cubana, defendemos la unidad ante el llamado del General de Ejército a cuidarla como la niña de nuestros ojos.

Con la heroica resistencia del pueblo cubano defendemos la soberanía y apostamos al perfeccionamiento de la enorme obra de justicia social que ha erigido la construcción socialista en Cuba.

Precedida por más de doce mil ochocientas asambleas de base y con una asistencia de sus afiliados superior al 85 %, esta VI Asamblea Nacional que hoy concluye se ha caracterizado por su carácter ampliamente participativo, garantía de que aquí se ha expresado el sentir directo de los combatientes respecto a su organización y también sobre características del contexto nacional que nos toca defender.

No tengo que decirles que la Asociación tiene aún mucho más por hacer y aportar a la Revolución como parte de su funcionamiento, porque eso ustedes lo han estado analizando durante varios meses desde que arrancó el proceso asambleario de base.

Todos coincidimos en que necesitamos una Asociación que se parezca cada vez más a la sociedad y a los tiempos que vivimos, y en ese camino avanzamos.  Y será esa una de las tareas fundamentales de la actual Dirección Nacional, aquí hoy elegida, a quien le expresamos nuestra confianza y todo nuestro apoyo.

Lo primero que es transversal a todos los objetivos y misiones de la organización es la defensa de la Revolución, que hoy se traduce en la contribución que todos debemos hacer a la preservación de las conquistas sociales y políticas alcanzadas desde 1959.

En función de ese objetivo toca a los asociados mantener una participación siempre activa en la vida económica, política y social del país que, además de comprometida y de vanguardia, resulte movilizativa.

No hay actividades esenciales de la producción y la defensa, frentes estratégicos hoy de la Revolución, en las que no estén presentes algunos de los casi trescientos mil combatientes, porque ¡la Asociación es un poderoso ejército moral con el que contamos! (Aplausos.)

Hay en esa cifra un potencial inmenso para reforzar la vigilancia revolucionaria de cada palmo de suelo cubano, ya sea desde los barrios, las montañas o las costas, en un escenario en el que se acrecientan los planes enemigos de todo tipo, enfocados en la subversión interna en cualquiera de esos espacios físicos.

Convocados todos, de manera permanente, a trabajar por corregir tendencias negativas de la sociedad como el delito, la corrupción y las indisciplinas sociales, toca a los combatientes la tarea más ardua y decisiva en todos los frentes.

Desde sus actividades patrióticas hasta los intercambios educativos en escuelas, comunidades y universidades, la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana ha demostrado ser una organización profundamente vinculada a la sociedad. 

Como señaló el general de división José Antonio Carrillo Gómez, presidente nacional de la organización: mantener en alto el espíritu revolucionario y la unidad nacional es una tarea prioritaria para todos los combatientes.

Este compromiso se refleja en su influencia en barrios y familias, donde los testimonios de los veteranos inspiran a los jóvenes a asumir con orgullo su responsabilidad histórica.

Todos estos retos y desafíos los asumimos en un escenario interno y externo muy complejo, pero no imposible de superar.

Las amenazas externas sobre la Revolución Cubana se refuerzan aún más con la nueva administración norteamericana, y de manera particular por la forma en que un reducto de mafiosos de origen cubano, con representación en el actual Gobierno, mantienen secuestrado y manipulado el tema Cuba, respondiendo a una agenda fracasada en la cual persisten.

El recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero, como arma de presión social para predisponer al pueblo contra la dirección de la Revolución, se mantiene de manera invariable, y en la actualidad, como en otros momentos, constituye, nadie lo dude, el principal obstáculo para nuestro desarrollo.

A esto se suman las dificultades internas, la necesidad de perfeccionar el Modelo Económico y Social, y la urgencia de preservar la unidad nacional como bastión inexpugnable de la Revolución.

No en balde el enemigo ha intentado a lo largo de la historia fraccionarnos al interior de nuestras filas, y en el escenario actual no es una excepción.

Los intentos por minar la confianza de los revolucionarios en la dirección del Partido, el Estado y el Gobierno, se muestran en estos momentos como una de las líneas principales en la estrategia de implosionarnos, de inducir a la apatía y a la desconfianza.

Desde esta tribuna combatiente quiero compartir, como una convicción propia, la idea expresada por el General de Ejército en el Aniversario 65 del Triunfo de la Revolución Cubana: “A nosotros, los revolucionarios cubanos, las dificultades no nos quitan el sueño, nuestro único camino es proseguir la lucha con optimismo e inclaudicable fe en la victoria” (Aplausos).

Los tiempos duros no nos quitan el sueño, entre otras grandes razones, por todo lo que los combatientes de la Revolución Cubana nos enseñaron y enseñan todos los días.  ¡Gracias  a ustedes por ese ejemplo! (Aplausos.)

¡Gloria eterna a los héroes y mártires de la Revolución!  (Exclamaciones de: “¡Gloria!”)

¡Viva la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva eternamente Fidel! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva Raúl! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(Ovación)

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