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Autoconfirmación en Viajando: ¿solo realidad virtual?

El proceso para rectificar pasajes de forma online por la aplicación Viajando en las rutas de Ómnibus Nacionales con origen en La Habana posee ventajas incuestionables. Sin embargo, en no pocas ocasiones los viajeros se topan con obstáculos burocráticos en la terminal capitalina 

Autores:

Raciel Guanche Ledesma
Héctor Castañeda Navarro

El reloj marca las 8 y 45 de la noche. Apenas 45 minutos separan a Yadamy Sánchez de abordar junto a su sobrina la guagua en la terminal de ómnibus de La Habana con destino a Pinar del Río. El tiempo la apremia a unos pocos metros de llegar a la estación, la obliga a moverse rápido, pero aún en la frialdad de la noche está confiada porque —supone— como ha confirmado su pasaje por la aplicación Viajando no debe tener obstáculos para subir en hora al ómnibus.

Sin embargo, para sorpresa suya, ciertas realidades sobrepasaron las expectativas cuando al entrar a la terminal comenzaron a aflorar ilógicas tras ilógicas.

Aun con el pasaje confirmado en su móvil, donde se lee «el pase a bordo» claro y legible, le exigieron a esta pinareña que debía pasar primero por el local donde se rectifica el pasaje en físico, para que le dieran el papelito de confirmación.

«Cómo es posible eso —respondió ella—, si yo tengo el boleto confirmado en el móvil. Usted lo está viendo y, además, me asiste el derecho según han explicado desde la página del Ministro del Transporte».

La riposta del hombre fue tajante: «Es la orientación que tengo, y sin el papel no puede subir el ómnibus». Buscando una respuesta acertada para no seguir topándose con obstáculos como en La muerte de un burócrata, Yadamy se dirigió a la jefa de turno de la empresa Viajero esa noche. La directiva le explicó que en las UEB de Ómnibus Nacionales de algunas provincias les exigen a los choferes que deben llevar como constancia la dichosa muestra.

«Eso lo realizamos siempre. Además, ¿qué trabajo le cuesta a usted pasar para que le den el papel?», le insiste la jefa de turno que termina haciéndole la «constancia». Lo increíble del caso es que, al final, su sobrina sí pudo abordar la guagua sin el burocrático papelito, mientras que a ella se lo exigieron como requisito «indispensable».

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Algo similar le sucedió a la estudiante universitaria Beatriz Jerez, quien la primera vez que utilizó esta opción de la apk fue víctima de las absurdas condicionantes. «Me pidieron el papel como obligación para entrar a la sala de espera y, como solo tenía el pasaje confirmado en el móvil, me indicaron que fuera a rectificarlo en físico».

Parece increíble que ese pequeño papel con el número de asiento y ruta del pasajero sea hoy motivo de discordias frecuentes al interior de la estación central de ómnibus de La Habana.

«Ahora llego y hago las colas, como antes, para poder rectificar. Yo me he llegado a cuestionar qué sentido tiene o para qué sirve esa opción de la apk desarrollada en beneficio de la gente, si en la práctica dentro de la terminal otros hacen lo que estimen conveniente», comenta.

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Para Yanet Acosta Hernández y Reinaldo Cabrera se trata de acciones obsoletas que guardan relación con la desidia. Parece un tema sencillo, menor, pero no lo es. Según cuentan, aunque se ha dicho que quienes posean boletos digitales pueden abordar el ómnibus
directamente sin hacer cola en taquilla, en la concreta, a veces, no sucede así, pues siempre falla un
eslabón en la cadena que se origina en la puerta de la propia estación, pasando por jefes de turnos y chequeadores hasta los conductores del ómnibus.

«Nosotros viajamos hace algunas semanas en el carro de las 2 y 20 de la tarde, con destino a Pinar del Río, y debimos aguardar en una extensa hilera de personas para rectificar el mismo pasaje que ya habíamos confirmado en la aplicación.

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Pero quien piense que este dilema solo incumbe a las rutas hacia el extremo occidental del país se equivoca. Alejandro Navarro relata que vivió una experiencia nada agradable, hace varios meses, con uno de los chóferes del ómnibus que enlaza a la capital del país con Santa Clara en el horario 2:30 pm, vía Carretera Central.

Asegura que, con el ómnibus en pleno movimiento, el conductor, en tono muy descompuesto, lo amenazó con hacerlo descender de la guagua si no le mostraba el famoso «papelito» que entregan a los pasajeros en la mesa de confirmación.

Casi un mes después volvió a pasar por el inconveniente en la propia ruta La Habana-Santa Clara, lo que esta vez sucedió antes de salir de la terminal. «El jefe de turno de la empresa Viajero y un inspector de la Empresa de Ómnibus Nacionales (EON) presentes en el andén, para su sorpresa, le dieron la razón al chofer ante las amenazas de que no arrancaría el ómnibus si no le mostraban la “prueba” física del pasaje», relata.

«¿Qué te cuesta hacer la cola y rectificar?» —clamó el jefe de turno de la empresa Viajero, mientras que uno de los inspectores de la EON, en un juego de palabras, intentaba hacerle entender a Alejandro la necesidad de portar un pase a bordo que no fuese digital.

Le explicaron que en la UEB Ómnibus Nacionales de Villa Clara —adonde pertenece el chofer— le reclaman al conductor la evidencia para la liquidación al finalizar el viaje. «Debo aclarar —dice— que he observado varios casos dentro de la terminal: en ocasiones piden el dichoso papel, mientras que en otras no».

¿Por qué no se cumple?

Como parte del proceso de informatización de la sociedad, el servicio de autoconfirmación se habilitó en la aplicación Viajando desde su versión 6.0.19, hace ya, exactamente, un año.

La opción puede usarse solo en rutas con origen en La Habana dentro de la transportación por ómnibus hasta tanto, según se ha informado, pueda ajustarse el proceso en el resto de las terminales del país.

La autoconfirmación puede realizarse desde la comodidad del hogar a partir de las seis horas previas y como mínimo 40 minutos antes de la salida de la guagua. El servicio fue recibido con beneplácito por los viajeros que a diario parten desde la estación de ómnibus ubicada en la capital. Y es cierto que las interminables filas para confirmar pasaje se han visto reducidas en horarios de gran cantidad de salidas.

Al respecto, el ingeniero Walter Luis Duverguel, director adjunto del Grupo Empresarial de Servicios de Transporte Automotor (OSDE-GEA), quien hasta hace unos días fungía como director general de la empresa
Viajeros, en entrevista compartida por el Ministro de Transporte en su perfil de Facebook, aseguraba: «La población puede confirmar desde la comodidad de la casa si no tiene que despachar equipaje. Incluso, tiene más tiempo para acceder a los servicios de la propia terminal y evita así las largas filas para rectificar».

Pero resulta que, contradiciendo la voluntad de autoridades, normas y disposiciones, la experiencia de algunos viajeros asiduos en la terminal habanera —como Beatriz, Alejandro o Yadamy— muestra una realidad distinta a la descrita por Walter.

Con los incidentes sobre la mesa, varias preguntas quedan en el tintero. ¿Cómo es posible que a un año de la implementación continúen ocurriendo irregularidades con este nuevo servicio que se concibió para el beneficio tanto de pasajeros como del resto del personal implicado en la transportación?

¿Por qué algunas UEB de Ómnibus Nacionales acatan lo establecido y otras no, en franca muestra de resistencia e insubordinación a los procesos que nacen para hacerles la vida más cómoda a las personas?

¿Por qué a una medida que llegó para dinamizar el proceso de confirmación de pasajes se le ponen obstáculos por parte de trabajadores de ambas empresas (Viajero y Ómnibus Nacionales), y obligan a los pasajeros a realizar doble una actividad de manera totalmente innecesaria?

¿Cómo se entiende que el proceso de transformación digital e informatización en el sector del transporte no vaya acompañado de una alfabetización digital a quienes, en su objeto social, tienen la misión de comercializar pasajes o transportar personal?

La informatización de la sociedad, en varias ocasiones, ha sido definida por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, como uno de los tres pilares de la gestión gubernamental. En el sector del transporte contribuye a un incremento en la calidad y en la eficiencia de los procesos y servicios, pero en la EON y la empresa Viajero algunos insisten, como violación de lo establecido, en ponerle zancadillas a su plena implementación.

Los «papelitos» innecesarios no solo continúan estorbando actividades como estas, en perjuicio de la gente, sino que toman relevancia en otros sectores e instituciones donde se supone que los procesos digitales llegaron para apartar del trillo la maleza burocrática. 

Contrario a lo que responden algunos jefes de turno en la terminal habanera, realizar doble un proceso sencillo, digitalizado, sí les cuesta a las personas. Les consume tiempo al pasajero, les incomoda y hace pasar trabajo (doblemente). En medio de tantos avatares que sufrimos, deberíamos no gastar tanta tinta para anotar sobre el papel lo que se confirma con claridad a través de la pantalla de un móvil.

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