Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La llama que nunca se extinguirá

La Marcha de las Antorchas es un acto de resistencia contra el olvido. De recordar a nuestro Héroe Nacional y, sobre todo, la rebeldía de quienes encendieron las antorchas por primera vez

Autor:

Daniela Hernández Alfonso

Las avenidas estaban cerradas, las personas iban llegando a la Escalinata de la Universidad de La Habana y las banderas cubanas adornaban los balcones de la calle San Lázaro. Es 27 de enero y la Marcha de las Antorchas por el aniversario 172 del natalicio de nuestro José Martí, está por comenzar, tradición que sigue encendiendo la ciudad, año tras año.

El rumor de las pisadas, cada vez más fuerte, se mezclaba con las voces de los jóvenes que coreaban «Cuba que linda es Cuba». Las linternas encendidas de los móviles en una danza perfectamente sincronizada acompañaban los gritos de ¡Patria o muerte, venceremos!

«Nunca había venido y me parece increíble». Una frase muy frecuente en aquella multitud a pesar de la música alta. Los rostros emocionados de los estudiantes delatan la euforia hacia lo desconocido que evade el «cuidado, no te quemes» de los profesores.

Para Gabriela Salas, estudiante de 11no. grado del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin es una noche de alegría, de curiosidad propia de las primeras veces, de manos entrelazadas con amigos para no perderse entre el gentío, de risas.

¿Por qué se hace esta marcha? ¿Qué impulsa a estas generaciones a marchar año tras año, con antorchas en mano? La respuesta no es simple, pero se resume, en una palabra: memoria. La Marcha de las Antorchas es un acto de resistencia contra el olvido. De recordar a nuestro Héroe Nacional y, sobre todo, la rebeldía de quienes encendieron las antorchas por primera vez.

Es una forma de reinterpretar la historia, de apropiársela, de darle un nuevo significado. Una manera de decir que el pasado no está muerto y que nos impulsa a construir un futuro más justo, así lo expresa un estudiante palestino cuando recuerda la frase del Apóstol «Patria es humanidad» y en este tiempo de lucha en su pueblo solo lo hace pensar en este sentimiento, en las ansias de la libertad.

Las antorchas comenzaron a apagarse, una luz diferente iluminaba los rostros de los participantes. La certeza de que el pueblo siempre será leal a las ideas del Maestro y de su mejor discípulo: el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. La cuidad se preparaba para seguir su camino, llevando consigo el eco de la Marcha de las Antorchas, una llama que nunca se extinguirá.

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