Vilma continúa siendo un ejemplo que irradia a todas las mujeres cubanas. Autor: Archivos Publicado: 22/08/2024 | 11:19 pm
Siempre llamó la atención su forma sencilla, elegante, discreta, pero sobre todo su valentía, su arrojo, su entereza. Vilma era dulce y fuerte, con su voz suave enamoró multitudes, no solo por parecer que susurraba al oído, sino por el valor y el peso de sus palabras, su claridad meridiana, su pensamiento de avanzada sobre el desenvolvimiento pleno de la mujer en la sociedad.
Tras el seudónimo, siempre vilma
Se llamó Alicia, Mónica, Déborah y Mariela, daba igual el nombre que escogiera en sus años en la clandestinidad, apoyando a Frank País, y luego en la Sierra. La joven ingeniera apartó la Química de sus prioridades para poner en el centro de su labor los caminos que enrutarían el desarrollo de las mujeres en la Revolución. Su lucha fue la de muchas. Y habló dentro y fuera de Cuba por aquellas que querían crecer, y también por otras tantas que ni siquiera sabían que tenían derecho a hacerlo. Por eso, el 23 de agosto de 1960, cuando nació la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la escogieron a ella para que las representara, quizá porque era la que mejor entendía las necesidades de las féminas, sus aspiraciones y posibilidades reales de transformar sus espacios de actuación. Su postura no fue jamás asistencialista, entendía que la mujer, más que ayuda, necesitaba superación, asesoramiento, puertas y oídos abiertos a sus demandas y opiniones, herramientas para el aprendizaje, facilidades para ganarse a golpe de esfuerzo y sacrificio un nombre en Cuba, desde la participación y la determinación en la vida económica y social del país que nacía. Hace 17 años que Vilma no está, pero fue tan fuerte su huella que no hay paso que se dé en este camino diario de la emancipación de la mujer en todas sus forma que no lleve su impronta, su visión, su lucidez.
Mas fue tanta su grandeza y sencillez que, tras recibir el premio Utilidad de la Virtud, dijo: «Si algún mérito personal me corresponde es haber sido fiel a estos ideales, de ser martiana de raíz, de sentir en mi mejilla la injusticia; de amar, como amo desde que nací, a mi pueblo».
Pam que es para todos
Su ideario, vigente en cada paso que ha dado este país en pos del empoderamiento de las féminas y de lograr una mayor justicia social, se concreta en un texto, ejemplo vivo de la voluntad del Gobierno de tener siempre a la mujer en el lugar que merece. El Programa Nacional para el de Adelanto de las Mujeres (PAM), con la huella de Vilma y Fidel, constituye la agenda del Estado cubano para estos fines, e integra en un solo documento las
acciones y esfuerzos institucionales, gubernamentales y los compromisos internacionales sobre la igualdad de género.
En él, van también las esencias de la Guerrillera de la Sierra y el Llano. Es, ante todo, un programa que reconoce los desafíos actuales sobre la igualdad de género y la necesidad de ser sistemáticos en el trabajo con las mujeres en cada uno de sus escenarios, para evitar cualquier tipo de retroceso, según explicara Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la FMC, poco tiempo después de ser aprobado por el Consejo de Ministros.
En el texto queda claro que el trabajo no se enfoca solamente en las mujeres, sino en todas las familias, en toda la sociedad, porque no es ella un ente aislado, sino una parte activa y decisiva en la Cuba de estos tiempos.
A este 23 de agosto se llega con el júbilo de que el PAM, el programa más acabado en materia de igualdad de género que Cuba ha tenido, se va arraigando en diferentes frentes y esferas del país, aun cuando el camino apenas comienza.
Los desafíos principales que enfrenta la FMC cuando cumple 64 años de fundada radican no solo en los derechos de empleo y de estudio, muy bien resguardados constitucionalmente, sino en las más diversas expresiones de violencia de género, desde las más conocidas como la física, sexual y sicológica hasta la mediática, simbólica, institucional y estructural.
Los mecanismos para identificarlas y combatirlas se tejen día a día desde la sensibilización, la información, lejos de todo tipo de imaginarios construidos y estereotipos asentados, con las mujeres como protagonistas.
El camino es de todos, no es solo de la FMC, que sigue adelante también con otras tareas a las que encontró en su fundación. Hoy sus batallas son otras, quizá tan complejas y justas como las de entonces.