Yosdanky Enrique Pérez Fabra comparte sus responsabilidades políticas con el trabajo en el consultorio. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 26/03/2024 | 12:20 am
CONSOLACIÓN DEL SUR, Pinar del Río.— Yosdanky Enrique Pérez Fabra es de pocas palabras, al menos para lidiar con la prensa. Otra cosa es con sus pacientes, esos que atiende cada mañana en el consultorio número 49 del policlínico Primero de Enero, de Consolación del Sur.
Se graduó en diciembre de 2022, y ahora, con 27 años, es residente de la especialidad de Medicina General Integral. Su determinación por la profesión no admite cuestionamientos: «Siempre me gustó la Medicina y, sobre todo, ayudar a la gente».
De pequeño vivía cerca de la carretera de Luis Lazo, en las afueras de la capital provincial. De esa época, el joven recuerda con cariño sus maestros del seminternado Conrado Benítez, de la secundaria básica Ceferino Fernández Viñas y del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas Federico Engels.
Después de cumplir su servicio militar ingresó a Ciencias Médicas y en tercer año el amor lo sorprendió: «Entonces me casé y vine a vivir para Consolación del Sur, precisamente para la comunidad donde trabajo.
«Dentro de mi área de Salud hay un barrio en situación de vulnerabilidad, de ahí sus complejidades también en la atención a los pacientes. A la Medicina le dedico todo el tiempo, y el poco que me resta es para estudiar y para la familia. Tengo un niño, Anthony, de cuatro años, que es mi vida», asegura.
Yosdanky destaca el seguimiento que se hace a embarazadas y lactantes, la asistencia diferenciada a quienes presentan patologías, a los adultos mayores y a las mujeres en edad fértil por la baja natalidad que reporta la provincia. «En eso está la esencia de mi trabajo en el consultorio. Estos son los casos que más se ven, por la periodicidad de las consultas. Otros que asisten con mucha frecuencia son las personas con infecciones respiratorias agudas.
«En estos tiempos de limitaciones en la disponibilidad de medicamentos y medios, uno tiene que pensar muy bien lo que indica al paciente, cumplir con los protocolos, hacer un buen uso de la medicina natural y tradicional y, para el diagnóstico, aplicar al máximo la clínica médica».
Para el joven, que ya lleva en este consultorio unos seis meses y antes laboró en la localidad de Herradura, lo más importante es «brindar una asistencia médica de calidad y tener siempre tiempo para escuchar a tus pacientes».
Sus responsabilidades dentro de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) comenzaron cuando en el policlínico pensaron en él para ocupar el cargo de secretario general del comité de base: «Y nada, asumí el reto, que era algo nuevo para mí. He tenido todo el apoyo y la ayuda de mis compañeros de trabajo».
La noticia de ser uno de los tres delegados directos al congreso de la UJC lo tomó por sorpresa, reconoce. «Hacía poco tiempo que había empezado a trabajar en esta área. Para mí ha sido un orgullo y a la vez un deber. Nos hemos estado preparando para el evento y tengo muchas expectativas».
Sobre el papel de los jóvenes de estos tiempos considera: «Tenemos que luchar por los sueños e ideas, sin importar lo que cueste; agradecerles siempre a aquellas personas que hicieron posible que seamos hoy médicos, ingenieros, maestros… y no perder los ideales con que nos educaron y crecimos.
«Creo que el desafío de estos momentos es todo lo que estamos viviendo, con la agravante de lo que se dice en las redes sociales, un espacio en el que nos quieren desacreditar como país. Y para hacer frente a la situación estamos los jóvenes al pie del cañón».
Yosdanky tuvo la oportunidad de integrar la delegación cubana que asistió al Festival Mundial de la Juventud, celebrado recientemente en la ciudad rusa de Sochi: «Fue una experiencia maravillosa, que me permitió compartir con jóvenes de diferentes sectores y de toda Cuba.
«Fue el espacio para agruparnos e intercambiar ideas, tradiciones, cultura y visiones futuras con otros jóvenes del mundo. Lo más lindo fue ver cómo nos apoyaban en la lucha contra el bloqueo. Además, fue muy emocionante y de mucho orgullo llegar a cada lugar y escuchar cómo, al decir que éramos cubanos, vitoreaban: ¡Viva Fidel! ¡Viva el Che! ¡Viva la Revolución!».