La actividad científica que se desarrolla en la Educación Superior trabaja en función del desarrollo de nuestro país, comentó la directora general de investigación y posgrado del MES. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 18/01/2024 | 10:02 pm
Atrás quedaron aquellos tiempos en que las universidades y sus centros de investigación alcanzaban resultados científicos y se guardaban como tesoros en el ámbito académico. Profesores y estudiantes deseaban que sus trabajos fueran aplicados, sin embargo diversas razones, la mayoría subjetivas, frenaban sus puestas en práctica y mucho más aún su generalización.
Un sistema de gestión de gobierno basado en ciencia e innovación comenzó a abrir puertas, romper esquemas y liberar de prejuicios a quienes deben tomar en cuenta a la academia como gestora de conocimiento. Por supuesto que todo no está logrado, pero se descorre la cortina hacia el desarrollo.
«La actividad científica que se desarrolla en la Educación Superior trabaja en función del desarrollo de nuestro país. Nuestras comunidades universitarias están prestas a atender y enfrentar las demandas que la dinámica económica y social nos impone», afirmó en un encuentro con la prensa la Doctora en Ciencias Ondina León Díaz, directora general de Investigación y posgrado del Ministerio de Educación Superior (MES).
«En estrecha alianza con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, así como con otros organismos del Estado y el Gobierno, se han logrado resultados de impacto para el desarrollo económico y social del país.
«En este sentido, subrayó, debemos destacar la participación de nuestros estudiantes de pregrado en los proyectos de investigación, junto a sus profesores, lo cual coadyuva de manera decisiva en su preparación.
«El MES cuenta con 22 universidades, 102 centros de estudios y 122 centros universitarios municipales (CUM), todos los cuales poseen un elevado potencial científico tecnológico, que se expresa en la gestión del conocimiento y los resultados con relevancia, pertinencia e impacto de la Investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) universitaria y, por consiguiente en el posgrado que impartimos en nuestra organización», precisó.
Como novedosas fórmulas catalogó la doctora Ondina a las siete empresas de Interfaz, una Fundación y dos mipyme (hay otras en proceso de aprobación), así como la categoría de accionista que tiene el MES en dos parques científico-tecnológicos, todo lo cual fortalece el vínculo de la Educación Superior con el sector de la producción de bienes y servicios e incentivan la ciencia, la tecnología y la innovación con impacto en sectores estratégicos para el desarrollo.
«Además tenemos como fortaleza tres Entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación (ECTI) adscriptas al Órgano Central, y otras 25 enclavadas en diversas universidades, que desarrollan investigaciones en diferentes líneas y que impactan en áreas priorizadas como la seguridad alimentaria y nutricional, la energía, la protección del medio ambiente, la biomedicina, el desarrollo local, las políticas públicas, la transformación digital, la construcción y los recursos hídricos», puntualizó.
Proyectis que son realidades
La ejecución de más de 1 300 proyectos distribuidos en los diferentes programas nacionales, sectoriales, territoriales y empresariales expresan la actividad científica de la educación superior cubana. De ellos unos 400 tributan al desarrollo local.
También destaca la participación del MES en siete programas nacionales —de los 17 que tiene el país— mientras dirige y gestiona el programa sectorial Educación Superior y desarrollo sostenible.
La doctora Ondina destacó que los claustros del MES han recibido más del 50 por ciento de los premios nacionales de la Academia de Ciencias de Cuba, «en la última entrega se obtuvo el 60,6 por ciento, y se alcanzó el 30,8 por ciento de los premios nacionales de innovación.
«Además el MES posee más de 90 revistas científicas en diferentes áreas del conocimiento y una importante producción de libros y software, mientras que el 30,7 por ciento de todos los artículos publicados por el país en corriente principal son de nuestra organización.
«Para divulgar la ciencia que hacemos tenemos que utilizar diferentes formas de comunicación, como por ejemplo nuestra prensa, sobre todo para que la población se acerque a nuestro trabajo, pero también son importantes las revistas científicas de amplia visibilidad mundial», añadió.
La directiva caracterizó como un logro del año que recién termina haber efectuado la descentralización de todas las instituciones autorizadas para la formación de doctores, y se alcanzó la cifra de 650 títulos otorgados, «en medio de las dificultades materiales que tenemos haber alcanzado ese resultado tiene una importancia muy relevante.
«También se incrementaron los graduados de maestrías y diplomados y estamos utilizando la modalidad a distancia para esos estudios del cuarto nivel de enseñanza. Es todavía un reto, porque esos estudios se realizan con una alta presencialidad en nuestro país, y es algo que debemos continuar revirtiendo para alcanzar mayores cifras de profesionales que realicen esos estudios de posgrado», recalcó.
Y aunque los pasos son de gigantes, todavía son insuficientes las conexiones entre las universidades y las entidades de ciencia, tecnología e innovación con los sectores productivos de bienes y servicios y los territorios, lo cual limita el impacto del conocimiento, la ciencia y la innovación en el cumplimiento de los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030. El camino está abierto, organización y empeño llevarán a feliz término.
Resultados de mayor impacto
—Aporte al conocimiento experto demandado por el sistema de gobierno, a través de la participación en grupos temporales, consejos técnicos asesores, el Consejo Nacional de Innovación y otros órganos directivos del país.
—Participación de las instituciones de Educación Superior en la implementación de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional desde todos los objetivos estratégicos, mediante representantes de los Centros Universitarios Municipales en cada uno de los territorios.
—Diseño, desarrollo y sostenibilidad del Observatorio SAEN+C, que fortalece el sistema de gestión de la información y el conocimiento para la toma de decisiones en la agricultura.
—Empleo, desarrollo y obtención de bioproductos, sanidad agropecuaria, variedades y semillas, sistemas de multiplicación por micro-propagación biotecnológica, agroecología, granos y alimento animal.
—Avances tecnológicos aplicados en el uso de fuentes renovables de energía con impacto a nivel local y la eficiencia energética.
—Trabajo de desarrollo e innovaciones exitosas en diferentes plataformas informáticas de amplio uso en varios sectores del país y de la población.
—Colaboración con las ramas de la agroindustria azucarera estableciendo, de conjunto con Azcuba y otros organismos, un modelo de desarrollo del sector de la caña de azúcar, así como el aporte en otras industrias como la metalmecánica, siderúrgica, química, electrónica y minera con peso en proyectos de innovación.
—Contribuyen en el desarrollo de la automática, robótica e inteligencia artificial y otras áreas que tributan al desarrollo de la Industria 4,0.
—La actividad ambiental priorizó el manejo y la gestión sostenible de los recursos naturales, el enfrentamiento a la contaminación, la mitigación y adaptación al cambio climático (Tarea Vida) y la educación ambiental.
—Identificación de la presencia y posicionamiento del tema identidad cultural cubana en el entorno digital.
—Observatorios Demográficos para la Implementación de la Política de Atención a la Dinámica Demográfica en Cuba.
—Colaboración con instituciones como BioCubaFarma en el desarrollo de nuevos medicamentos, el estudio de sus principios activos y modelos de acción, entre otros.
—Se incrementó el impacto en las ciencias de la educación y de la cultura física y el deporte con aportes importantes en el perfeccionamiento de la enseñanza para la preparación integral de profesores y entrenadores.