Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Lecciones entre pupitres

En las cotidianas historias de jóvenes de tres provincias son tangibles los frutos de las aulas

 

Autores:

Roberto Díaz Martorell
Odalis Riquenes Cutiño
Laura Brunet Portela

A punto de abandonar las aulas o de un cambio de enseñanza; marcados por las lecciones de los tiempos estudiantiles o por experiencias hondas que superan sus años, andan, sueñan, se empinan, transforman.

Saben de metas, nostalgias, aportes y nuevos comienzos. Son jóvenes, y junto al apego a las tecnologías y redes digitales, a la alegría, llevan el afán de hacer por su tiempo que descubrieron entre pupitres.

En sus historias, van las de muchos, tan noveles como ellos, que junto a su país, calladamente, retan cada día los escollos y avanzan hacia el futuro. Son los frutos de las aulas.

Periodista antes de graduarse

A punto de defender el ejercicio de culminación de estudios que avalará su graduación como Licenciado en Periodismo de la Universidad de Oriente, el joven santiaguero José José Ramírez advierte que siempre evocará esta etapa de su vida estudiantil como el tiempo en que junto a sus compañeros y profesores pudo imponerse a una pandemia y se realizó profesionalmente antes de graduarse.

«Comencé la carrera en septiembre de 2019 y en febrero de 2020 irrumpió en nuestras vidas la COVID-19, y con ella el aislamiento y el paso a la docencia virtual desde nuestras casas. Gracias a la unidad de mi grupo y el empeño de los profesores, esta etapa difícil no constituyó un freno en nuestra formación, todo lo contrario.

«Cuando los alumnos de otras especialidades se fueron a la zona roja en centros de aislamiento y hospitales, nosotros pasamos la zona roja en los medios de comunicación, apoyando en las coberturas y, sobre, todo aprendiendo. Realizamos prácticas interdisciplinarias en los diferentes medios, entre ellos la televisión, que nos abrió sus puertas aún sin haber recibido toda la teoría».

Confiesa que fueron momentos muy duros, que les arrancaron la alegría y la confraternización de los primeros años, pero que les enseñaron a crecer. «Cuando volvimos a vernos ya estábamos en 3er. año y cada uno dedicado a su tesis, dispuesto a aprender; forzosamente nos saltamos la parte de las fiestas, pero siempre nos mantuvimos unidos y logramos imponernos, a pesar de la adversidad».

A punto de ver coronado con el éxito sus esfuerzos, recalca su atracción desde el comienzo por el periodismo de ciencia en su vertiente medioambiental. «Descubrí que el periodismo es como la Medicina, que tiene ramas: cultura, deportes, ciencia, y me convencí de que es una necesidad para nuestros medios de comunicación tradicionales y digitales el periodismo ambiental como especialización, por lo que decidí hacer mi ejercicio de tesis enfocado en eso».

En colaboración con la estación de anillamiento Juan Cristóbal Gundlach, perteneciente al Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad, y como fruto de sus estudios, José José ha creado el programa audiovisual El minuto del ave (Bird Minute, en inglés), una serie pensada para la páginas en Facebook e Instagram de la Estación, que aspira a contribuir a la educación ambiental sobre cuestiones de Ornitología a través de estrategias periodísticas de educación mediática para redes sociales digitales.

«Esta es una de las experiencias más bonitas que he tenido en mi vida, pues he podido sentirme realizado profesionalmente, aún antes de mi graduación, que será en diciembre. Siempre voy a recordar mis años de universidad como ese tiempo hermoso en el que crecí y me formé como el periodista que pienso ser».

Sacudirse los temores

Son pocos los que hacen sin temores el tránsito de la secundaria al preuniversitario. Ese cambio literalmente te eriza la piel. Pero la mayoría lo asume como un baño de agua fría, basta con el primer golpe del líquido sobre el cuerpo y todo habrá pasado.

Así vivió Beatriz Díaz Pedraza la entrada a una nueva enseñanza que ya casi culmina en el cienfueguero instituto preuniversitario Eduardo García Delgado. «Al comenzar en el “pre” mis expectativas eran enfrentarme a los nuevos cambios, contenidos, profesores y compañeros, ya que socializar y hacer nuevos amigos nunca se me hizo fácil».

Sacudirse la timidez fue el primero de los retos y uno de los mejores aprendizajes que comparte con todo aquel que llega cabizbajo al centro. «Aquella niña penosa al hablar con los demás ya no existe y la timidez se fue. Ahora tengo amistades que nunca pensé en llegar a tener, una relación muy bonita con mis profesores y descubrí mi pasión por asignaturas y temas que nunca pensé que me llegarían a gustar tanto», enfatizó.

Gracias a ese descubrimiento de otros saberes y ciencias Díaz Pedraza se imbricó en un proyecto que perdurará, y que, a la vez, será su legado para las generaciones siguientes: Una propuesta dinámica y fresca para impartir la historia.

«Es un proyecto que tenemos desde el décimo grado, de conjunto con mi profesor de Historia, con el fin de que las clases no sean solo escritas en la pizarra, ni dictadas por el profesor. No es un secreto que eso a veces resulta muy tedioso», explicó Díaz Pedraza.

La idea es dinamizar la enseñanza, conectar más «al ver a estudiantes como ellos explicando los capítulos y contenidos. Yo me encargo de editar los videos y en ellos incluimos dibujos animados, bailes relacionados con aquellos tiempos, todo lo que pueda resultar útil para el tema», precisó.

Díaz Pedraza soltó de tal forma las amarras de su timidez, que cuando egrese de la enseñanza media habrá vivido la experiencia de ser dirigente juvenil, desde el grupo, hasta la provincia. Además, habrá dejado para otros materiales de enseñanza de su propia factura, en una multimedia fresca y novedosa, acorde con las exigencias actuales del sistema de educación en Cuba.

La vocación manda

Sandra Susana Sanamé Puig es una estudiante comprometida con su formación como maestra en la escuela pedagógica Martha Machado Cuní, en Isla de la Juventud. En pocos meses dejará el pupitre para asumir, con la responsabilidad que amerita, el rol de enseñar a niños de 1er. grado. A pesar de los desafíos que enfrentó durante la pandemia, como la falta de recursos y la desmotivación de algunos compañeros, se mantuvo enfocada en su objetivo de convertirse en una maestra dedicada y apasionada.

«En estos años de estudiante —aunque seguiré siéndolo en la Universidad— he aprendido la importancia de la motivación y el amor por la enseñanza. Un primer impacto fue la partida de la profesora Yaneisy, eso me bajó la motivación, pero en la medida que pasaba el tiempo y los contenidos se hacían más interesantes, comprendí que podía marcar la diferencia, a pesar de que muchos en el aula no estaban a gusto con la carrera.

«En los días de la pandemia, cuando las clases eran virtuales, yo no tenía teléfono, usaba el de mi mamá; eso, y el no poder preguntar dudas en el momento, me generó un estado de ansiedad inmenso. Entonces la profe Yaneisy nos llamaba, orientaba, aclaraba dudas…, fueron tiempos difíciles que no podré olvidar, porque también pusieron a prueba mi vocación por el magisterio», expresó.

Sandra está hoy segura de que a pesar de los obstáculos que puedan surgir, los inconvenientes, la falta de recursos, cuando existe vocación por la carrera que se elige, las alternativas aparecen y el sueño es posible.

José José Ramírez perfila las herramientas del periodismo ambiental. Foto: Cortesía del entrevistado.

La pinera Sandra Susana Sanamé reafirmó su vocación en días difíciles. Foto: Roberto Díaz.

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.