En 2018 se creó el Grupo para el Desarrollo de la Robótica en Cuba. Autor: Adán Publicado: 29/04/2023 | 10:11 pm
En ese enjambre diverso en lo físico, espiritual, material, y de criterios que es la tribuna de la calle, anda hace un rato el comentario sobre cómo van a desarrollar la tecnología e introducirla en el país si no hay suficientes recursos para producir alimentos o activar la industria.
Abundan los incrédulos cuando oyen sobre el desarrollo de la robótica y, de paso, sueltan que se trata de mostrar un golpe de efecto alejado de la realidad, basado, pienso, en el desconocimiento.
Ignoran, por ejemplo, que académicos e investigadores cubanos soñaron, con los pies puestos en la tierra, el diseño de robots, cuyo paso inicial fue la creación en 2018, del Grupo para el Desarrollo de la Robótica en Cuba.
De allá para acá se ha progresado, aunque sin galope tendido, y a partir de aquel hecho surgieron los primeros drones criollos. Buen ejemplo aflora en el creado por la Universidad Central Marta Abreu, de Las Villas orientado a la agricultura, que captura imágenes que aportan informaciones mediante observaciones aéreas para mapear y hacer mediciones a distancia, lo cual garantiza un mayor rigor en los análisis y toma de decisiones.
Realmente no hay nada de ficción ni un pretendido golpe de efecto en dominar esa tecnología, asociada especialmente a países de un alto grado de desarrollo. Aunque no vaya rápido, se avanza.
De hecho, las contribuciones tecnológicas para solucionar dificultades vinculadas con sectores estratégicos y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social del país están pensados hasta 2030. Y sí, obvio, se prevé un salto adelante escalonado.
A la sabiduría le corresponde apegarse a lo más importante para ofrecer soluciones idóneas a problemas que mellan el progreso. Puede resultar real que la robótica, y otras tecnologías, sea imposible explotarlas en toda su magnitud por limitaciones económicas, pero tampoco a la ciencia se le nubla la vista para crear e innovar más allá de los recursos. Sencillamente, el conocimiento disponible a mano es un tesoro.
Si una materia prima tenemos abundante, y es imposible de bloquear, es el talento: ese que logra soluciones increíbles con lo que tenemos a mano, y sale bien. Lo saben de memoria esos «Oportudorados», que es mucho decir... ¿Coincidimos? ¡Ojalá!