Nuestra Alma Mater (+ Fotos)

Virtuosa se divisa a los lejos la figura del Alma Mater, que pone fin a la Escalinata, da inicio al campus universitario y distingue desde su creación, hace 295 años, a la ciudad capitalina.

Considerado el más antiguo centro de altos estudios del país, la Universidad de La Habana (UH) acumula un diverso y vasto patrimonio cultural que la convierte en Monumento Nacional de Cuba.

Fue fundada el 5 de enero de 1728 en el Convento de San Juan de Letrán (al fondo del Palacio de los Capitanes Generales), por frailes dominicos de la Orden de Predicadores, quienes la nombraron entonces Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana. Resultó ser la tercera más antigua del Caribe y una de las primeras 20 latinoamericanas en funcionar. Entre sus muros se condensan, en su expresión material e intangible, numerosos acontecimientos históricos, políticos y culturales de gran valía, no solo de para la nación cubana, sino de alcance internacional.

Como institución académica, su misión es contribuir al desarrollo económico, social, cultural y político del país a través del despliegue de una formación continua de profesionales integrales y la promoción responsable de ciencia, tecnología, innovación y extensión universitaria.

Desde junio de 2022 ocupa el lugar 467 en el QS World University Rankings, posición que supera a las logradas en años anteriores y que enaltece los resultados de sus estudiantes, profesores, trabajadores no docentes, investigadores y graduados.

Y ese no es un simple número: es la expresión del compromiso de la UH con Cuba, con su Revolución, con la historia, como decía recientemente la Doctora Miriam Nicado García, rectora de la institución.

Hace pocas jornadas, la colina universitaria se vistió de gala para celebrar uno de los momentos quizá más estremecedores de su historia: el centenario de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), la organización joven más antigua de Cuba, que allí nació en tiempos tempestuosos y este diciembre celebró su 10mo. congreso.

Hoy, encendida la llama de esta juventud revolucionaria, relevo de Julio Antonio Mella y de grandes discípulos de la universidad cubana, en esos 295 años recoge la historia viva de un pueblo forjador de sus ideas y defensor de las causas más nobles.

Llega con dignidad este nuevo aniversario para demostrar que en esta casa de altos estudios, resiliente a los cambios internos y externos, despuntan siempre como constantes la agilidad y brillantez de sus proyectos e investigaciones, el acompañamiento a las transformaciones sociales y el liderazgo de sus hijos en todos los procesos nacionales de relevancia.

Rememoremos las palabras de nuestro líder histórico, Fidel Castro Ruz, expresadas en el Aula Magna cuando se cumplieron 60 años de su ingreso a la universidad, muestra de la validez de ese pensamiento emancipador del cual la UH ha sido siempre testigo:

«En esta Universidad, donde llegué simplemente con un espíritu rebelde y algunas ideas elementales de la justicia, me hice revolucionario, me hice marxista-leninista y adquirí los sentimientos que a lo largo de los años he tenido el privilegio de no haberme sentido nunca tentado, ni en lo más mínimo, a abandonarlos alguna vez».

El mayor reto de esta institución, que ya casi llega a su tercer siglo, es dar sentido al sacrificio de entrega de sus de miles de estudiantes y honrar el compromiso de devolverlos a la sociedad preparados para comprender al mundo, y mejorarlo.

Sus aulas anchas, su patio de laureles, la madre de brazos abiertos, inmortalizan cada año una secuencia épica de consagración que sobrepasa la idea de crear hombres y mujeres de bien, porque se trata de fortalecer el presente del país y construir el futuro.