Desde que comenzaron las labores de recuperación en las provincias azotadas por el huracán Ian, los jóvenes dieron el paso al frente, dispuestos a apoyar con las manos y con el corazón. Autor: Roberto Suárez Publicado: 02/10/2022 | 01:17 am
En las fotos e imágenes que pueden verse en estos días de ayuda para resarcir los daños que dejó a su paso el potente huracán Ian por esta Cuba inmensa, sobre todo por el occidente, hay mucho rostro joven. Ellos están convencidos de que es hora de hacer y de sumar, y que solo la unidad permite vencer fenómenos meteorológicos como este. Por eso, andan con la manga al codo desde las primeras horas de la recuperación para que este país se levante.
En el campo, en las calles, en los parques, en los centros educacionales o de trabajo, en el barrio o en la comunidad, donde más urge la ayuda, pero también una palabra de aliento y de esperanza, están además quienes sufrieron afectaciones en sus viviendas o en las de un familiar cercano, porque tienen muy claro que mientras más brazos se junten, más puede hacerse y más rápido se podrá cambiar el panorama desolador que nos aprieta el corazón.
La recogida de escombros y árboles caídos, ayudar a los pobladores con afectaciones, sacarle ventaja a cultivos de ciclo corto… y también acompañar a las principales autoridades de La Habana escuchando al pueblo, explicándole, dialogando sobre cómo es la recuperación y del difícil momento que vivimos, son algunas de las tareas que por estos días asumen las nuevas generaciones del archipiélago.
Y cuando esta edición circule, jóvenes de las universidades de la capital estarán en Pinar del Río apoyando —y acompañando— a sus compañeros en la rehabilitación de sus centros educacionales, impactados por la severidad del huracán. Otros, lo mismo en Pinar que en otras provincias del occidente, se unirán a la tarea de levantamiento de los daños en cada lugar y así poder entregar en el menor tiempo posible los recursos que llegan a los territorios.
A ellos se suman las brigadas de linieros, eléctricos, de obreros de Etecsa… que, venidos de toda la geografía nacional, llegan con su carga solidaria. Entre ellos también hay muchos rostros jóvenes.
Las nuevas generaciones —como los cubanos todos— que hemos crecido a prueba de tempestades y asumimos el deber de empujar un país hacia el futuro, solo sabemos de apoyar, abrigar, sanar y trabajar juntos en situaciones de desastre como estas. Hay mucho trabajo por hacer…, pero saldremos adelante. Y que no falten las palabras de aliento y de esperanza, porque nadie quedará desamparado. Como dijo el poeta: solo el amor convierte en milagro el barro, solo el amor engendra la maravilla.