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Yo, vintage

Creo que no hay ninguna contrariedad en simplemente decir que vintage significa objeto antiguo, de diseño artístico esmerado y de alta calidad

Autor:

JAPE

Hace varias semanas utilicé un término muy en boga cuando hablaba de la venta de garaje y prometí hacer más extensivo mi análisis y por ende mi posición al respecto. Me refiero a la palabra vintage. Yo, al igual que mi amiga Elizabet, nos declaramos abiertamente como personas vintage… Sé que muchos amigos y amigas también lo han pensado así, aunque realmente es algo más cercano al diseño y las tendencias de la moda; pero nadie puede negar que el hombre y la mujer también son diseños exclusivos que pernoctan sobre la faz de la Tierra.

Aunque asumo que soy un hombre vintage seré sincero al decir que hay cosas que todavía no he logrado respecto al vocablo. Por ejemplo, algunos especialistas aseguran que vintage es una palabra de origen francés, mientras otros aseveran que es inglesa. Yo, a simple vista, se puede asegurar que no soy inglés, y mucho menos francés. No obstante, hay quienes han encontrado solución a este dilema inicial enunciando que: «Vintage es una voz inglesa que proviene del anglo-normando vintage, y este a su vez del francés antiguo vendage». También hablan de sus raíces y composición etimológica, pero ya eso es muy enrevesado y podría alejarnos del tema.

Creo que no hay ninguna contrariedad en simplemente decir que vintage significa objeto antiguo, de diseño artístico esmerado y de alta calidad. Es un estilo elegante y romántico, que se logra mezclando apropiaciones y avíos del pasado con accesorios vanguardistas y modernos. En lo particular pienso, como supongo piense mi amiga Elizabeth, que no es necesario decir antiguo; con solo expresar que es menos moderno es suficiente. ¿De acuerdo?

Lo vintage, y es bueno aclarar, compite con otras proyecciones estéticas que para mi gusto no abarcan toda mi personalidad, ni la de muchos amigos que también pudieran optar por mi línea estética. Lo vintage no es sinónimo del popular «temba que se mantenga», impuesto años atrás por la Charanga Habanera. Para esta variante hay que tener un melón y comerse… mejor dicho, tratar de comerse, un buen mango.

Tampoco está directamente relacionado, aunque posea puntos de contacto, con las exclusivas chicas y chicos Almodóvar, como Penélope Cruz, Carmen Maura, Victoria Abril, Antonio Banderas, Miguel Bosé… No soy tan pretencioso. ¡No hay que exagerar!

Alguien que busca desesperadamente su lugar estético en la sociedad me dijo que él, más allá de lo vintage, se considera un tipo «Matador», o sea, bonito, apuesto, y todo lo demás, por supuesto… Prefiero no ahondar en estas tendencias de marcada apropiación machista y de abierta violencia de género.

Señores, está claro: lo vintage recoge la nostalgia como base de la existencia. Nos lleva a querer volver a épocas anteriores, aunque muchas veces no la hubiésemos vivido. Buscando un parangón musical: es algo así como el tema del Baile del buey cansa’o, de Formell y los Van Van, en manos de Harold López-Nussa y Cimafunk… ¡Imagínense a la orquesta Failde (mi aprecio y saludos para ellos) cantando Bacalao con pan!

Es complicado, pero hermoso a la vez. Si usted ya ronda o sobrepasa las cinco décadas, no lo piense dos veces: ¡Declárese vintage! ¡No se va a arrepentir!

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