Cuando los jóvenes llegan al Cedem se les presentan todos los proyectos de investigación. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 08/02/2022 | 11:14 pm
Hacer ciencia ha sido siempre una pasión para Arianna Rodríguez García, por eso se siente plena cuando estudia fenómenos tan interesantes como las migraciones internas en el país. A la joven de 32 años le parece de gran utilidad comprender por qué se desplazan las personas de una provincia a otra, cuáles son sus principales destinos y cómo esto influye en el desarrollo de la nación.
Arianna Rodríguez García. Foto: Abel Rojas Barallobre
«Aquí convergen varias generaciones y es precisamente esa integración la que hace más rico el trabajo. Cada vez que llegan personas nuevas se les presentan los proyectos que se realizan, y se les da la posibilidad de sumarse a los que más les interesan», dice. Las ganas de esta geógrafa villaclareña se han multiplicado desde que llegó en 2015 al Centro de Estudios Demográficos (Cedem) de la Universidad de La Habana, y es que hace ya medio siglo esta institución les da la posibilidad a profesionales de diversas ramas de aportar al desarrollo sostenible.
Arianna hace énfasis en la importancia de las investigaciones de la institución que ayudan a los decisores a comprender mejor los fenómenos y a tomar decisiones correctas. De conjunto con el Centro de Estudios sobre la Juventud escudriñan en las realidades de las nuevas generaciones, y así aportan a los proyectos de vida de los más nuevos.
«En el Cedem nos sentimos empoderados», afirma esta joven, quien comparte su tiempo de investigaciones por una Cuba más inclusiva y próspera, con las travesuras de su pequeño Álvaro, de cuatro añitos. «La pandemia ha sido un reto enorme, pero nunca hemos dejado de investigar ni de mantener la comunicación entre investigadores», comenta.
Con ideas renovadas
Para el Doctor en Ciencias Antonio Aja Díaz, director del Cedem, la presencia de las juventudes en el centro es una de sus principales fortalezas. Contar con un equipo multidisciplinario en el que se incluyen egresados y profesionales jóvenes aporta siempre esa frescura en las ideas, en los modos de trabajar, y en los enfoques a la hora de abordar las investigaciones.
Antonio Aja Díaz. Foto: Abel Rojas Barallobre
«La demografía no es una ciencia que se estudie puramente en ninguna de nuestras universidades, por ello llegan a nuestro centro egresados de distintas carreras como Sicología, Sociología, Matemática, Geografía…, pues nuestro trabajo tiene un enfoque integral orientado al desarrollo social», explica el profesor.
Esta institución cuenta con observatorios demográficos en todas las provincias, y en su gran mayoría están conducidos por jóvenes. «No solo en la producción científica está presente la impronta de las nuevas generaciones, sino también en la vida orgánica del centro, en las tareas sindicalesy políticas».
En estos tiempos de crisis sanitaria se han destacado en su rol como investigadores, y han contribuido a aportar datos necesarios para el manejo de la pandemia, así como otras investigaciones relacionadas con la mortalidad, la natalidad, las migraciones, la producción de alimentos, la familia, el medio ambiente y el desarrollo local.
«En un país como el nuestro con un indicador de envejecimiento tan elevado, es imprescindible seguir sumando jóvenes a las principales tareas, y darles la oportunidad de crear y sentirse útiles», sintetiza.
Como objeto y sujeto del desarrollo
Desde que se fundó el Cedem, el 9 de febrero de 1972, muchas han sido las generaciones que han contribuido a mirar a la población como objeto y sujeto del desarrollo. Con su constante dedicación, se han posicionado como centro académico clave en el país y también en escenarios internacionales.
Así, han contribuido al asesoramiento gubernamental e investigación sobre la dinámica demográfica de Cuba y sus territorios. Una mirada a estas cinco décadas de trabajo permite encontrar a profesores e investigadores en todas las provincias, sin excepción, capacitados o laborando en alianza con el centro.
Entre el claustro también se encuentra Marbelis Orbea López, una villaclareña que hoy asume diversas responsabilidades en el Cedem. «Aquí se me abrieron las puertas a la investigación y a la superación profesional y personal», explica la socióloga de 41 años, para la cual trabajar codo a codo con las personas más jóvenes significa también aprender de ellas. «Siempre tratamos de explicarles la naturaleza de las investigaciones y sobre todo el impacto que tienen en la vida de la nación».
Precisamente, esa dinámica de compartir como colegas con profesores y profesionales de renombre es una de las motivaciones por las cuales Jessica Saínz Rodríguez llegó al Cedem para quedarse. «Al principio fue un reto, porque tuve que vincularme con los números y las estadísticas, pero no fue difícil gracias al apoyo que recibí», explica esta socióloga habanera.
Para ella, los encuentros que realizan con el fin de compartir los avances en las investigaciones permiten enriquecer los resultados, ya que cada profesional mira los fenómenos desde una perspectiva diferente. «El Cedem me permitió cambiar mi opinión sobre el trabajo de los centros de investigación en el país. Me siento orgullosa de ver que nuestras recomendaciones sí tienen un impacto directo en la vida de las personas», agrega la muchacha de 30 años.
Continuidad asegurada
Apenas un mes de trabajo y llevan en sus palabras la satisfacción y el orgullo de pertenecer a un centro como este. Si bien todo es nuevo, aseveran que llegaron al lugar correcto, pues estos cuatro egresados ya asumen importantes procesos. «Tenemos mucho que aprender, es como empezar otra carrera», indica Rachel Lambert Correoso, sicóloga recién graduada.
Eduardo O´Bourke Díaz también acaba de llegar a la familia del Cedem. Este sicólogo espera ansioso investigar en el terreno y conocer las realidades en otras provincias. «Sentimos, sobre todo, respeto por la labor que se realiza, y por todas las personas que aquí trabajan», señala. Por su parte, Patricia Pando Perdomo, igualmente sicóloga, resalta lo rico que es el aprendizaje de los datos y lo cuantitativo, modos de hacer diferentes a los que hasta ahora desarrollaba en su carrera.
Para la socióloga santiaguera Lidiana Guerrero González, es un privilegio empaparse del conocimiento de sus guías, quienes hasta hace muy poco eran autores de textos que estudiaba en la academia. «Nos han abierto las puertas y estamos muy agradecidos de la confianza que han depositado en nosotros», afirma.
Quienes recorren los pasillos del centro, y se adentran en su producción investigativa, se dan cuenta de que todas las personas que ahí trabajan les ponen corazón a sus proyectos para que hoy, medio siglo después de su creación, el Cedem siga ganándose el respeto del pueblo.