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Retos de la economía cubana ante el bloqueo y la pandemia

Con más producción nacional podremos recuperar la capacidad de compra de los salarios en el país y la inflación que se ha generado, expresó Alejandro Gil Fernández, vice primer ministro y titular de Economía y Planificación

Autores:

Margarita Barrios
Ana María Domínguez Cruz
Yuniel Labacena Romero
Monica Lezcano Lavandera

«Vamos a cerrar 2021 con un PIB en el entorno de 2 por ciento», expresó Alejandro Gil Fernández, vice primer ministro y titular de Economía y Planificación, en su informe al 8vo. Período de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde presentó los resultados de la economía en el actual año y los objetivos y metas para el 2022.

Igualmente, precisó que, desde 2019 la tendencia fue al decrecimiento. «Tuvimos siete trimestres consecutivos en contracción y perdimos el 13 por ciento del PIB. Esto explica mucho de los problemas que tienen hoy nuestra economía. No es posible que un impacto de tal magnitud no se aprecie.

«Sin embargo, desde el segundo trimestre de 2021 se inició una gradual, consecutiva y moderada recuperación económica, pues se han recobrado niveles de actividad perdidos. Cuando en esta fecha el año pasado presentamos el plan de la economía para 2021, se calculó que tendríamos un PIB de 6 por ciento. Estaba calculado a partir de una recuperación gradual del turismo que no tuvimos, pues lo que ocurrió fue un retroceso por el rebrote de la COVID-19».

Es necesario decir que, afirmó Gil Fernández, en medio de estas circunstancias complejas, el recrudecimiento del bloqueo y la pandemia, no solo hemos resistido, sino que hemos avanzado, pues se han incorporado un conjunto importantes de medidas que lo han permitido: fortalecimiento de la empresa estatal socialista, perfeccionamiento de los actores económicos, incremento de las producciones agropecuarias, atención a personas y comunidades en situación de vulnerabilidad, así como la implementación del plan nacional de desarrollo económico y social hasta el año 2030.

«Algunas cosas no han salido bien y serán prioridades para el próximo año. Por ejemplo, más de 500 empresas estatales tienen pérdidas. Será preciso también enfrentar la dolarización parcial de la economía en las relaciones entre las empresas estatales y el sector no estatal. Además, se están trasladando a los precios sus ineficiencias y eso forma parte del proceso inflacionario que tiene el país.

«Antes del ordenamiento había menos empresas con pérdidas, sin embargo, yo lo pongo en duda, porque al tener el cambio uno por uno eran menos las que expresaban las pérdidas con claridad. Ahora podemos saber las causas reales de la ineficiencia y corregirlos

«Defendemos que todos los precios cubran los costos, pero deben ser eficientes. No es trasladar a ellos toda la ineficiencia, las plantillas infladas, los trabajadores indirectos y no imprescindibles. Esto nos ha complicado la economía en 2021 y debemos darle solución en el próximo año. Pero, en este diseño ha habido distorsiones. En lugar de desarrollar encadenamientos productivos, están llevando sus productos al Comercio electrónico, eso hay que corregirlo.

«También hay una tendencia en los últimos meses en las relaciones entre la empresa estatal y la no estatal a dolarizarlas. Lo que pasa en la práctica es que la no estatal no genera divisa, algunos exportan pero la mayoría no, y tiene que adquirir la divisa en el mercado ilegal, a 80 por uno, aproximadamente. Ese tipo de cambio no forma parte del diseño de la economía, y se está expresando en los precios. Eso se encuentra entre las correcciones que debemos asumir en el próximo año», subrayó.

Se planifica una gradualidad de la recuperación económica y social del país, con un crecimiento del PIB en el entorno del 4 por ciento, el cual es todavía inferior a los que tenía el país en 2018 y 2019 pero superior a los de 2020 y 2021, explicó Gil Fernández.

«No podemos recuperarnos a la misma velocidad que cayó la economía. Pero manteniendo un ritmo de crecimiento sostenido podemos llegar al 2026 con lo proyectado. Todo ello depende del control de la pandemia, y no solo en Cuba, sino en el resto del mundo, porque está proyectado a partir del desarrollo del turismo. Tenemos la infraestructura, pero hay que ver cómo se comporta el mercado mundial.

«También está proyectado teniendo en cuenta una mayor participación de la producción nacional para generar divisas y disminuir al mismo tiempo las importaciones. Esas proyecciones se basan en el fortalecimiento de la empresa estatal socialista y su protagonismo», destacó.

La inflación no es solo un fenómeno de Cuba

La inflación que vive el mundo es la peor de los últimos 40 años. Han ocurrido una combinación de factores, ralentización de la economía por el confinamiento, paquetes de estímulo sin respaldo productivo para proteger los trabajadores interruptos, destacó Gil Fernández.

 «El país dedicó más de 2 000 millones de pesos para proteger a los trabajadores del turismo, los de la cultura, entre otros. Ahora empieza una reactivación gradual de la demanda, porque se flexibiliza el confinamiento y las personas empiezan a demandar más. Y además, porque hay una cultura de la cadena logística, y en muchos países, incluyendo Cuba, tenemos mercancías pagadas en el exterior que no las hemos podido traer. Hay restricción del consumo y aumento del precio.

«La tendencia del capitalismo para recuperarse del terreno perdido, grandes deudas con los bancos, es incrementando los precios hasta donde sea posible. Eso está presente y Cuba se ve insertada en ese escenario.

«Además, en el caso particular nuestro, tenemos el bloqueo recrudecido, que busca la manera de asfixiarnos y destruir la Revolución. Hay más de 3 000 millones de dólares de ingreso que hemos dejado de recibir en los últimos 18 meses, y no me refiero solo al bloqueo, los gastos adicionales por traer las mercancías desde puertos lejanos y la afectación por el déficit de divisas por la disminución del turismo y las remesas.

«Está también el gasto de más de 300 millones de dólares en el enfrentamiento a la COVID-19. Más de 100 millones de dólares en PCR, más los centros de aislamiento, la atención médica, la ayuda a los interruptos. Ese dinero se dejó de poner en sectores productivos, por ejemplo en comprar fertilizantes lo cual disminuyó la producción agrícola.

«Esos gastos ni siquiera los pensamos. Era necesario hacerlo para proteger a la población. Pero no es justo que por escases de oferta se venda a precios irracionales, porque ese mismo productor está vacunado de gratis.

 «Tenemos casi 10 000 contenedores que no hemos podido traer. A veces los dejan en otros puertos porque no quieren venir al nuestro por las leyes del bloqueo. Entre ellos hay leche en polvo para los niños, que no hemos podido traer», precisó.

Entre otros datos, Gil Fernández dijo que los precios en el mercado internacional han subido y pueden seguirse aumentando. Ahora el arroz está a 152 dólares la tonelada, la de leche en 409 dólares, el trigo para el pan a 85 dólares y más. La solución es producir más, aunque los insumos nos cuestan el doble de antes, más el costo de los fletes, que se ha multiplicado varias veces. Esas condiciones propician técnicamente la inflación.

El Ministro significó que todos esos argumentos no tienen nada que ver con el ordenamiento monetario realizado en el país. «Aunque tiene problemas de diseño y de implementación que hemos estado corrigiendo, no es cierto que la inflación tenga su base en ese proceso. Sin ordenamiento, la escases, el incremento de los precios a nivel internacional, el déficit productivo y las medidas de bloqueo estarían igualmente.

«La inflación es el aumento sostenido y generalizado de los precios en un periodo determinado de tiempo. Y en Cuba, sin negar que la haya, no es generalizado, porque hay un conjunto de bienes y servicios en los cuales es cero. Y eso no pasa en el resto del mundo», puntualizó.

Más adelante detalló que, por ejemplo, la tarifa de electricidad en diciembre de 2021 es la misma que en enero de este año. El precio de los combustibles de CUPET es el mismo, y en enero un barril tenía un precio de 52 dólares y hoy supera los 70, incluso ha estado por encima de 80.

«Las comunicaciones en Cuba lejos de subir han bajado, el gas mantiene el mismo precio. Todos los productos normados de la canasta básica familiar, que son insuficientes pero resuelven, no han aumentado sus precios. Todos los precios de las ofertas de las tiendas son los mismos no desde enero, sino desde antes. Sin hablar de la salud y la educación que es cero desde hace 62 años», subrayó.

Sin embargo, hay precios irracionales. De enero a noviembre la inflación subió de 44 por ciento a 60 por ciento. Eso se comió parte de la capacidad de compra del salario que se diseñó, destacó.

¿Cómo vamos a resolverlo?, preguntó Gil Fernández. «Subir los salarios para que tenga la misma capacidad de compra no puede ser, porque eso nos lleva a más inflación y vuelve a expresarse en los precios, aclaró.

«Tampoco el camino es topar todos los precios, hay algunos que lo están, pero si no tenemos la garantía de que se va a cumplir no debemos hacerlo. La única vía es el incremento de la oferta, pero cómo lo hacemos, importar más, no tenemos la divisa, tiene que ser con más producción.

«Al margen de que hay que corregir distorsiones en la economía, lograr más producción nacional, más encadenamiento productivo, corregir desviaciones que se han estado produciendo las que pueden mitigar la inflación.

«Continuar con el perfeccionamiento del Comercio Interior, con más eficacia, sin pérdidas y desvíos de recursos. La oferta estatal es la que tiene que marcar el precio del mercado.

«Nadie planificó la COVID-19 y sus graves consecuencias en la economía mundial, aunque ratifico que el bloqueo y las más de 240 medidas que lo endurecen son el principal obstáculo para nuestro desarrollo. Estamos conscientes de los problemas a resolver, pero estamos orgullosos de haber avanzado en un número importante de pasos de la economía.

«Tenemos retadores objetivos, incluyendo el crecimiento del 4 por ciento del PIB, pero estamos convencidos que, con el trabajo conjunto y el aporte de los actores económicos, así como con el apoyo de nuestro heroico pueblo, que no solo vive y resiste, sino que avanza y vence, lo lograremos», concluyó.

Objetivos priorizados para 2022

-Avanzar hacia un proceso de estabilización macroeconomía en la recuperación del papel del peso cubano como centro del sistema financiero y en la racionalidad de los precios.

-Estabilizar el sistema electro energético nacional y destinar recursos para mantener su estabilidad en lo posible.

-Atender priorizadamente a personas, hogares y comunidades en situación de vulnerabilidad. (Hay medidas antiinflacionarias que son asistencialistas, pero no siempre es acompañarlos, sino también buscar soluciones cuando sea posible a través de propiciarles empleo).

-Transformar el sistema empresarial estatal para que sea el sujeto principal del modelo económico.

-Mantener la planificación centralizada, pero descentralizar la asignación de los recursos a los territorios.

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