Tras concluir el trabajo voluntario, sentado como en medio de una gran familia, el Jefe de Estado habló a los jóvenes sobre lo significativo de una celebración como la del 26 de Julio. Autor: Estudios Revolución Publicado: 26/07/2021 | 10:51 pm
A las generaciones de cubanos que vivimos jornadas de trabajo al pie del surco esas temporadas no se nos olvidarán jamás. Están en el centro de toda nostalgia, al tiempo de recordarnos que hacer con manos propias es una necesidad y un privilegio que Cuba merece tener.
Eso explica que este 26 de Julio, cuando una colega preguntó al Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, si él sentía estar de regreso a un momento que mucho le gusta, él respondiera afirmativamente y dijera que era bueno «estar con la gente, estar con el pueblo y estar en las raíces».
El diálogo se produjo este lunes, muy temprano en la mañana, durante lo que en Cuba conocemos como trabajo voluntario y que tuvo lugar en el barrio habanero de Fontanar, en la unidad empresarial de base (UEB) Granja Boyeros, perteneciente a la Empresa Agropecuaria Metropolitana. Allí el Jefe de Estado laboró al pie de los cultivos, movió abono orgánico con una pala, sintió muy de cerca la tierra, en compañía de un centenar de jóvenes estudiantes y trabajadores, y de otras autoridades del Partido y del Gobierno.
De surco en surco, del modo más natural, los participantes se iban entreverando. Y mientras el sol iba subiendo en lo más alto, se sucedían los intercambios de ideas y sentimientos entre los más jóvenes protagonistas y el dignatario que, como recordó este lunes, también tuvo esas edades de ternura y arrestos.
Fue reconfortante la mañana que tuvo como cierre un encuentro distendido, marcado por la música, las fotografías que muchos jóvenes se tomaron con el Presidente, y una alegría que nace del entendimiento mutuo, de sentir que se ha celebrado, de la mejor manera, un día especial de la historia patria.
Sentado como en medio de una gran familia, haciéndose acompañar del Héroe de la República de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo, coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) —a quien dijo «ven para acá, hermano del alma…»—, el Jefe de Estado habló a los jóvenes sobre lo significativo de una celebración como la del 26 de Julio.
Díaz-Canel se refirió a una fecha de «mucha motivación política, de mucha motivación emocional»; recordó a esos jóvenes que con valentía y arrojo tremendos fueron a contracorriente en aquellos tiempos y decidieron protagonizar aquel asalto que no tuvo como desenlace la victoria militar, pero generó la gran victoria que es la Revolución.
El dignatario hizo un recorrido por hitos de la historia que nos han traído hasta el presente. Evocó a un Fidel que de acusado pasó a convertirse en defensor del pueblo a través de La historia me absolverá; reparó en la maravilla de que los jóvenes de la Generación del Centenario aprovecharan los espacios de la prisión para que esta fuera fecunda, para que todos estudiaran y se preparasen.
Ahí es donde uno entiende la continuidad, dijo el mandatario una vez que recorrió la línea del tiempo de una rebeldía todavía inconclusa. «Nosotros hoy somos continuidad»; e hizo la definición «no como consigna vacía», sino como la certeza de una suerte que sigue siendo la misma: «ellos tuvieron que superar adversidades para que la Revolución triunfara, y en estos momentos estamos superando adversidades».
El Primer Secretario del Comité Central del Partido hizo hincapié en ese excelente modo de celebrar el 26: compartiendo sentimientos, convicciones, también compromisos. «Yo le decía a los muchachos que estaban compartiendo más cerca con uno en el surco que también esto oxigena, esto alivia tensiones, esto nos hermana, y es también una expresión de solidaridad entre todos», destacó el mandatario.
«Sé que ustedes en estos días —apuntó Díaz-Canel Bermúdez— han estado reunidos; han estado hablando con jóvenes; han hecho una reflexión sobre lo que les toca; y están saliendo —me han dicho muchos que están saliendo muy buenas ideas—, muy buenos proyectos y creo que eso es lo que tenemos que hacer: que los jóvenes planteen cómo podemos construir un país mejor en estos momentos, trabajar con todos».
El Presidente compartió entonces una minuciosa reflexión sobre las metas que la Isla tiene por delante. Habló, por ejemplo, sobre la necesidad de apoyar el emprendimiento de los jóvenes, así como seguir propiciando más espacios de diálogo. «Ustedes, sin ningún tipo de barreras, (…) pueden llegar a cualquiera de las instituciones a plantear sus inquietudes, a plantear sus problemas; de hecho lo han estado haciendo, de hecho han estado participando.
«Me he reunido sistemáticamente en todas las provincias», afirmó el Presidente, quien dijo que particularmente en La Habana se produjeron varios diálogos con universitarios de distintos centros, quienes ofrecieron sus testimonios sobre las dificultades que han estado enfrentando en medio de la COVID-19, «y hay que decir que muchos lugares no tuvieran el funcionamiento que han tenido ni las posibilidad de hacer todo lo que han hecho si no hubiera sido por la participación y la convocatoria de los jóvenes».
Una suerte de ruta del país trazó Díaz-Canel para hacer alusión a las principales tareas que Cuba tiene por delante: primeramente, seguir acrecentando el cimiento legal a todo lo que la sociedad emprenda; y seguir adelante en «perfeccionar nuestros conceptos, nuestra cultura de administración pública y administración empresarial».
Sobre esa última arista, abogó porque nuestras instituciones asuman mejor el concepto de que son servidoras públicas, son instituciones para escuchar y dar respuesta a los problemas de la gente.
De rescatar los conceptos del trabajo comunitario que siempre se ha desarrollado en la Revolución; de hacer más eficiente a la Empresa Estatal Socialista; de renovar las maneras de participación de la población; de renovar el papel de las organizaciones de masas «que son las organizaciones de nuestra sociedad civil» también habló el Jefe de Estado, quien hizo referencia seguidamente al valor de «potenciar un grupo de programas sociales».
«Nosotros, enfatizó, tenemos que (…) eliminar las causas que provocan la marginalidad, que provocan el delito, que provocan que haya personas vulnerables, que provoca que haya familias vulnerables».
El Presidente cubano se refirió a trabajar para que los niños no deserten de la escuela; para que los que desertan no se conviertan en delincuentes; para que los jóvenes desvinculados del estudio y del trabajo no se conviertan en delincuentes, «y si alguno llega a delinquir, que tengamos un programa social en prisiones que sea capaz de transformarlo, y que después que salga de prisión la sociedad sea capaz de asimilarlo y ellos se puedan sentir en la sociedad avanzando y no retrocediendo».
En sus palabras el mandatario hizo referencia a los rasgos que nos distinguen y que han hecho posible nuestra larga resistencia: «Sabemos de dónde venimos, sabemos a dónde queremos ir, sabemos lo nefasto que sería para Cuba caer en manos de Estados Unidos», aseveró; e hizo mención de valores claves como la amistad o el sentido profundo de familia.
Hay otros valores —apuntó—: somos valientes, corajudos, firmes; «los cubanos son dignos, no nos dejamos humillar por nada, y todo eso conforma la identidad. Y hay otras virtudes: somos alegres y tenemos un sentido del humor elevadísimo, somos capaces de reírnos de nuestras adversidades, de nuestros problemas, de nuestros absurdos, (…) y nos reímos hasta de las proezas».
«Todo eso se resume en lo que hemos llamado en los últimos tiempos la resistencia creativa, argumentó, que no es una resistencia de apabullamiento», sino todo lo contrario: «estoy resistiendo y estoy tratando de ver cómo avanzo, cómo le arranco un pedacito a cada problema todos los días, cómo me multiplico, cómo crezco, cómo encuentro más rápido la prosperidad para mí y para todos».
De la capacidad crítica, y de la gratitud
El Primer Secretario del Comité Central del Partido hizo hincapié en ese excelente modo de celebrar el 26: compartiendo sentimientos, convicciones, también compromisos.
Una arista medular para los días que corren abordó el Primer Secretario del Comité Central del Partido en la mañana de este lunes: ¿Cuál es nuestro concepto de la informatización de la sociedad?, planteó a los jóvenes, y ese fue el punto de partida para sugerir que las plataformas digitales pueden ser aprovechadas para el desarrollo del país.
Ahí hay un instrumento de búsqueda del conocimiento, de ampliar la cultura, y no un camino para «que se propague el odio ese que hemos visto en estos días en las redes sociales», subrayó.
Como un padre, como un amigo, comentó que «no hay por qué creer que todo lo que nos ponen en las redes sociales de inmediato es la verdad». Si sabemos que nos están manipulando, alertó, «uno tiene que ser capaz de tomar la información y encontrar la verdad por sí mismo»; o sea, defender permanentemente un espíritu crítico.
La resistencia creativa y la unidad son las dos conquistas que quieren fragmentarnos, denunció el Jefe de Estado. «Si nos fragmentan la unidad y potencian el odio, la división, si nos quitan la capacidad de resistir creativamente, entonces nos colonizan porque perdemos la identidad».
Ante los numerosos y enormes desafíos, Díaz-Canel Bermúdez recordó a los jóvenes: «Este es el momento de ustedes también, y nosotros contamos con ustedes, y saben que siempre hemos tenido mucha confianza en la juventud».
En la jornada de este 26 de Julio había muchos periodistas —de los medios nacionales e internacionales—. Por eso en algún momento el Presidente cubano respondió varias preguntas, y esa fue la oportunidad para que Díaz-Canel extendiera, a nombre del pueblo, la gratitud al Gobierno de la Federación de Rusia, y a su Presidente Putin por el apoyo y el aliento brindado a la Isla en estos momentos decisorios.
De igual manera patentizó la gratitud al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, por su «mensaje de apoyo, de hermano, de darnos fuerzas a partir de lo que él ha vivido. Creo que fue el llamado, no del Presidente amigo, yo creo que fue el llamado de un combatiente hermano, hermano que está en la misma trinchera de lucha. Tenemos el mismo enemigo y tenemos los mismos afanes de prosperidad para nuestros pueblos.
«Nosotros, dijo el Jefe de Estado a los periodistas, seguimos llamando al amor, seguimos llamando a la unidad, seguimos llamando a la equidad, seguimos llamando a la inclusión, y seguimos contando con todos los cubanos que en cualquier lugar del mundo estén dispuestos a que su país avance por la vía de la soberanía, de la independencia, del socialismo, con posibilidad para los que están con el proyecto y para los que, aun no estando con el proyecto, encuentren qué pueden aportar a ese proyecto».
La mañana terminó con música, con poesía y sucesivos diálogos. Fue un buen modo de seguir haciendo país, y el mejor homenaje, como dijo el Presidente, de recordar a aquellos jóvenes que dieron lo mejor de sí mucho antes que nosotros.