El Memorial José Martí es uno de los sitios emblemáticos de Cuba. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 26/01/2021 | 07:56 pm
A lo lejos, el Memorial José Martí aparece como un símbolo de grandeza. La estatua de 18 metros de altura que representa al Maestro sentado, en actitud reflexiva —como la concibiera el escultor Juan José Sicre—, acrecienta la percepción de lo imponente. Hay quien lo ha pensado inaccesible, distante; y se ha perdido por eso la posibilidad de conocer la vida que late en su interior.
Es uno de los lugares estrechamente vinculados con grandes momentos de la Revolución: la Campaña de Alfabetización, el acto multitudinario con motivo del crimen de Barbados, las concentraciones populares por el Primero de Mayo…; y con el pensamiento de Fidel, quien pronunció buena parte de sus discursos desde la tribuna de la Plaza de la Revolución.
Comienza un camino
Como institución dedicada a la exposición museográfica, el Memorial José Martí cumple 25 años de fundado, pues se inauguró oficialmente el 27 de enero de 1996, con la presencia del líder histórico de la Revolución Cubana. Pero en este 2021 coinciden el aniversario 95 del primer diseño de la plaza cívica y las seis décadas de que se terminara completamente su construcción.
La idea original de la obra data de 1926, cuando el urbanista francés Jean Claude Nicolas Forestier diseñó el Proyecto del Plano Regulador de La Habana y sus alrededores (PPRLH) para su ordenamiento territorial; mas, en aquella oportunidad no fue posible materializar el ambicioso diseño debido a lo costoso de las obras.
La construcción de un centro cívico y un monumento a José Martí en la Loma de los Catalanes —que formaban parte del PPRLH— se retomaría años más tarde, cuando se aprobó, bajo el mandato presidencial de Federico Laredo Bru, la creación de la Comisión Pro-Monumento a Martí, el 2 de junio de 1937.
Luego de no pocas discrepancias sobre el lugar donde debía colocarse la escultura, la comisión se decidió por la sugerencia de Emilio Roig de Leuchsenring, historiador de La Habana en aquella época, quien propuso la Meseta de los Catalanes como el sitio más idóneo, e insistió en que se erigiera un monumento con el concepto de memorial.
Casi dos décadas después, bajo el gobierno de Fulgencio Batista, en 1943, se convocó a un concurso con el fin de escoger el mejor diseño para la obra. Del mismo resultaría la concepción final del complejo monumental como la conocemos hoy, pues la comisión optó por la combinación de la pirámide de cinco vértices (diseño que obtuvo el tercer lugar) con la escultura en posición sedente, de Juan José Sicre (que formaba parte del diseño del Templo Martiano que ganó el primer lugar).
Emilio Roig, miembro de la Comisión Pro-Monumento a Martí, aseguró que el dinero aportado por empleados públicos, instituciones privadas y otras personas para su construcción ascendió a 132 630,08 pesos, y que no hubo contribución alguna por parte de los congresistas.
Memorial y no museo
«Este no es un museo, sino un memorial —aclara Eva María Díaz Torres, una de sus museólogas fundadoras—. Está dedicado a la memoria de una personalidad y este, en particular, posee muy pocos objetos originales, como los títulos de la Universidad de Zaragoza que acreditan a José Martí como Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras, donados a Cuba en 1995; y el quetzal que le obsequiara el presidente de Guatemala Justo Rufino Barrios».
Otro de los elementos atractivos es el mural de cerámica veneciana de 861 metros cuadrados, obra del pintor y ceramista cubano Enrique Caravia Montenegro, considerado uno de los mayores bajo techo en el mundo. Posee 89 frases martianas laminadas en oro de 22 quilates, y lo rodean 25 columnas revestidas también del áureo metal.
Experiencias únicas
Eva María tenía seis años cuando terminó la construcción del mayor monumento dedicado a Martí. Tres décadas y media después, sería una de las museólogas que participaría en el trabajo de investigación y organización de las fotografías que se incluirían en la muestra inicial. Del día en que Fidel lo visitó para inaugurarlo, ella recuerda «lo impresionada que estaba con su presencia, y las muchas preguntas que hizo sobre cómo se había realizado la investigación, por qué se habían seleccionado esas fotos y cómo iba a funcionar el Memorial».
Los retos no se harían esperar para el colectivo de la naciente institución, pues no solo tendrían que atender a grandes personalidades de diferentes países como embajadores, presidentes, miembros de la realeza…, sino que deberían hacerlo, en no pocas ocasiones, en inglés. Eso les demanda —incluso hoy— no solo preparación histórica, sino conocimientos del idioma extranjero. Eva María tuvo la responsabilidad de contarle al expresidente estadounidense Barack Obama, durante su visita al Memorial, sobre la vida de José Martí y su relación con el pueblo norteamericano; y de igual modo, atendió al príncipe Carlos, de Inglaterra.
Aunque esta museóloga no niega la tensión que le causan ese tipo de visitas, asegura que las más difíciles son las de los niños, porque «algunos vienen con un conocimiento increíble, con preguntas que evidencian la información de la que disponen».
Jóvenes y nuevos tiempos
La primera vez que Javier Alejandro Sanzo Díaz entró al Memorial, tras graduarse de Licenciado en Historia en la Universidad de La Habana, estaba escéptico y portaba los documentos de su ubicación laboral. Le preocupaba poder desarrollar sus inquietudes investigativas, porque era el primer recién graduado que se incorporaba a un colectivo fundador y con amplia experiencia.
Pero sus dudas se fueron diluyendo cuando, a pocos días de comenzar a trabajar, le designaron para atender la visita del presidente de Costa de Marfil. «Esa fue una prueba de fuego —rememora quien hoy es jefe del departamento de Museología—. Después, junto a la especialista en Relaciones Públicas, evaluamos varias ideas para renovar la institución».
Entre las iniciativas que ya son una realidad destaca la presencia del Memorial en redes sociales como Facebook y Twitter,
con detalles curiosos sobre la vida y obra del Maestro y la institución que le rinde tributo.
«Vimos que del Memorial José Martí se hablaba mucho en internet, pero nosotros no teníamos una página desde donde comunicar. Eso supuso un reto, y lo que hemos logrado ha valido la pena. Eso me enamora, porque esta institución tiene potencial para mucho más», asegura.
Gracias a su amplio trabajo extensionista, el Memorial se ha convertido en un espacio cultural para todas las edades. Ana María Troya Ávila, especialista en Relaciones Públicas, asegura que, entre esos espacios, el proyecto La Habana de noche, que se realiza desde 2017 durante el verano, ha tenido una gran acogida, porque «brinda la posibilidad de visitar el Memorial y de manera especial el mirador, hasta las diez de la noche, además de disfrutar de conciertos de diferentes artistas».
La especialista enfatiza en que cuando se retomen las actividades habituales luego de la COVID-19, esta opción no podrá faltar, porque en el trabajo del Memorial siempre ha de estar presente la defensa de los mejores valores culturales y el legado de José Martí.
Después de la inauguración del Memorial José Martí, Fidel recorrió las diferentes salas e hizo preguntas relacionadas con las fotografías y las muestras museográficas de la institución. Foto: Cortesía del Memorial.
La museóloga Eva María Díaz Torres ha asumido grandes retos como parte de su trabajo, entre los que destaca las visitas de presidentes y otras personalidades. Foto: Liudmila Peña.
Javier Alejandro Sanzo Díaz asegura que ser joven y recién llegado al Memorial no fue impedimento para su desarrollo profesional. Foto: Liudmila Peña.
Vista de La Habana desde el mirador del Memorial. Foto: Liudmila Peña.
Ana María Troya Ávila, especialista en Relaciones Públicas, asegura que el Memorial se ha convertido en un espacio cultural para todas las edades. Foto: Liudmila Peña.
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